Capítulo XIV

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Jeon sonrió contra los labios de Jimin, cuando éste rodeo su cuello con sus brazos y lo acercó más a él.

Mientras que poco a poco, su cariñoso y suave beso ibas subiendo de tono, volviéndose en uno fogoso y necesitado.

Pero aquel beso fue interrumpido cuando su pequeño gatito se separó de golpe.

Jungkook le iba a preguntar qué sucedía, cuando vio que JM giraba su cabeza de un lado al otro al igual que sus orejitas de gato, y le tapó la boca a Kook con su mano para que no hiciera ningún ruido.

- Acaban de llegar dos autos. - escuchó JK la voz de su angelito en su cabeza.

Que Jimin le hablara telepáticamente o saber que hay extraños afuera de su casa, Jung aún no se decidía que era lo que lo tenía más sorprendido.

- Jimin, a excepción de nosotros Sosa y de los que formaron parte de los trámites de compra y venta, absolutamente nadie más sabe que vivo aquí. - pensó Jungkook, rogando porque JM si lo haya escuchado.

- Eso ya lo sé, pero aquí hay algo raro. - dijo Jimin mientras se alejaba un poco de Jeon y cerraba sus ojos, las orejitas de éste se movían constantemente, como si estuvieran escuchando múltiples sonidos, cosa que Jungkook no lograba hacer. - 1. . . 2. . . 3. . . 4. . .

Kook veía con confusión a su pequeño, el cual de repente empezó a contar mentalmente.

JK no sabía que era lo que pasaba, y lo ponía ansioso ver como JM, a cada número que añadía a su conteo, se ponía más tenso y en estado de alerta.

No había algo raro, algo andaba mal, Jeon también estaba completamente tenso para cuando su angelito termino de contar.

- . . .9, Kookie hay nueve personas enfrente de nuestra cabaña. - pensó Jimin con notable preocupación. - y cuatro de ellos se dirigen a la puerta principal.

- Esto no me está gustando. - susurró Jungkook, mientras observaba al por ahora rubio y pensaba en quienes podrían estar afuera.

¿Quién sería tan loco como para buscarlo y localizarlo en una semana de haber llegado a Busan?

- ¡Taemin. . .! Para que mierda me buscaría ahora ese infeliz, si ya no le debo nada. - molesto habló en voz baja.

Kook no entendía que era lo que le pasaba por la cabeza a ese hombre, cuando le debía dinero y vivían en la misma ciudad, se tardó dos meses en encontrarlo, pero ahora que vive en otra parte, en medio del bosque y no le debe nada, ¿lo localiza en tan solo una semana?

- ¿Y ese quién es? - pensó Jimin para sí mismo.

- ¿Entonces que hacemos, Kookie? - cuestionó en un pequeño susurró.

- ¿Hacemos? - preguntó en un susurro y luego sonrió, para así de rápido como apareció esa sonrisa, está desaparezca y sea reemplazada por una expresión completamente seria mientras miraba a Jimin fijamente.

- Escúchame bien precioso, si mal no recuerdo me dijiste que absolutamente nadie, a excepción de tu familia y de mi persona, podría ver y/o saber de tu existencia, así que no seas arroz con pollo. Váyase arriba, se transforma en ese hermoso gatito que es, y se esconde bien encima del clóset. ¿Ok? ok. - respondió telepáticamente JK.

- ¡¿Qué?! Pero. . . pero. . . Ahhh! - gritó Jimin en forma de susurro, y gruñendo se fue a la planta alta muy molesto.

Arroz con pollo, mis costillas. . . Abrase visto éste. . . pero ya vas a ver. . . ya vas a ver. . . - refunfuñó mentalmente mientras subía las escaleras velozmente.

Los Hijos de la Diosa Bastet: KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora