Capítulo XIII

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Jimin con superioridad veía como el cuerpo de su hombre se movía a SU voluntad, mientras que Kookie lo observaba estupefacto y sorprendió.

- Dame tu mano izquierda. - rugió lo más suave que pudo, cuando su hombre se detuvo justo en medio de sus piernas.

- ¿Cómo para? - cuestiona curioso y asustado.

- Dame tu mano. - ordenó y de nuevo el cuerpo de Kookie se movió respondiendo al decreto del felino.

- ¿Qué clase de brujería le hiciste a mi cuerpo?

- ¿Me estas llamando brujo, ahora? - demanda, mientras toma la mano de su hombre y en vuelve sus piernas alrededor de la cintura ajena.

- No, no. Nada de eso, lo que quise decir es, ¿cómo le haces para que mi cuerpo se mueva solo, cada vez que me hablas en ese idioma que no entiendo? - contesta nervioso.

- Eso te lo responderé después, cuando este sereno. Además, tengo algo más importante que hacer justo ahora. - se deleita acariciando con delicadeza la mano de su hombre, luego la acercó a sus labios y beso el dorso con suavidad.

- Uy, vas a hacer que me sonroje. - se estremece con una sonrisa nerviosa.

Jimin sabía que su Kookie estaba asustado, podía olerlo, pero le conmovía el corazón ver como este sonreía tratando de calmarse a sí mismo.

Fue entonces cuando JM supo que había encontrado a la persona correcta para él, su futura pareja, alguien que, a pesar de conocer su lado más oscuro, no le tenía miedo.

- Tenía que haberte dado esto ayer durante nuestro encuentro, pero por la emoción del momento se me pasó por alto. - empezó. - Además de que tendría que dártelo como un regalo, pero tomando en cuenta nuestra situación actual, y el hecho de que aún estoy molesto contigo, por varias cosas, se me ocurrió la brillante idea de dártelo como un castigo.

- ¿No se supone que era yo el que te iba a castigar por desobedecerme? - cuestiona ignorando todo lo que dijo Jimin, a excepción del final.

- ¿Siquiera me estás prestando atención? - rechista aún molesto.

- Por supuesto que sí, y ¿Qué es lo que me vas a dar? - consulta intrigado.

- Mi marca. Osea una mordida, justo aquí. - contesta, acariciando con su pulgar, el suave músculo ubicado en la palma de la mano de su Kookie, abajo del pulgar ajeno.

- ¿Una marca? ¿Me vas a marcar? ¿Cómo eso de marca territorio? Es broma, ¿verdad, Jimin? - interrogó.

- No, no es broma. Y me alegra saber que comprendiste muy rápido. Además, tú también me marcaste, y comparado con tus marcas la mía solo es una.

- Ah, pero las que te hice se borraran en unos días, ¿Qué me asegura que la tuya también lo haga?

- Jajajj, ¿Y quién está diciendo que lo hará? Respira profundo, esto tal vez te duela un poco.

- Espera, ¿Qué? - cuestiona sorprendido. - No, no, no y no. Así a secas, a sueltas, sin cariñito y sin un besito tan siquiera, que frío te volviste, Jiminie.

- Eres muy dramático. - murmura. - De acuerdo, haré todo lo posible para que no te duela tanto, ¿ok?

- Es mi primera vez, así que se gentil conmig. . . ¡¡AHHH, TU MADRE!!

JM marco a Kookie, mientras éste estaba distraído parloteando. Rápidamente Jimin desencajó sus colmillos de la mano de su hombre, y procedió a lamer la marca sangrante hasta que cesó el flujo.

Los Hijos de la Diosa Bastet: KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora