Capítulo V

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[Narra Jungkook]

No podía creer lo que estaba viendo, estaba en shock, mi boca se abrió tanto que la pequeña linterna que sostenía se callo directo al piso, y no pudo controlar el abrumador sentimiento que lo invadió en ese instante y grite.

- ¡¡Ahhh, gatito eres increíble, te amo, me salvaste la vida!! - de la emoción casi exprimo al pequeño felino en mis brazos e incluso lo besé varias veces.

Estaba muy emocionado, un pequeño gatito me había salvado la vida, ahora si admito que hace unos minutos el miedo me carcomía. Lo que había encontrado en la caja fuerte solo era la mitad de lo que le debía a Taemin, pero el maletín que el gatito encontró de bajo de la cama tenía el dinero completo y hasta más.

Estaba tan feliz que quería seguir gritando de la emoción, pero recordé que después algún vecino me podría escuchar y llamar a la policía, rápidamente me puse a contar lo que le debía al idiota de Taemin, el resto lo recogí y lo metí en mi mochila a mas no poder.

- Oye gatito, me trajiste mucha suerte, gracias a ti seguiré vivo, me salvaste el pe... - cuando mire hacia la cama y el pequeño gato ya no estaba, recogió la linterna del suelo, revise a mi alrededor y no lo veía por ningún lado. - ¡Por mi madre! ¿Acaso era mi ángel de la guarda?

Sin pensarlo dos veces, tome el maletín, mi mochila y la linterna para iluminar mi camino hacia la salida. Al estar dentro de la mansión seria mucho mas fácil salir por la puerta trasera, que por la bendita ventana, la cual me costo un poco subir.

Rápidamente salí de la mansión, me dirigí a mi motocicleta y me fui en dirección al motel en el que me estaba alojándose. Velozmente subí hasta mi cuarto, abrí la puerta, tire mi mochila sobre la cama, cerré la puerta con seguro y por las mismas salí en dirección al bar en donde sabia que encontraría a Taemin.

Al llegar al lugar aun estaba un poco oscuro, eran como las cuatro y media de la madrugada, pero ya no quería sentir que la parca me seguía a todas partes.

Estacione mi motocicleta, la apague, baje de esta y sujete bien fuerte el maletín, ya que este era un lugar peligroso y no quería que me robaran el dinero que tanto me costo robar, luego de guardar mis llaves en el bolsillo de mi chaqueta.

Me dirigí hacía la entrada del bar, para ir a dejarle el maletín a Taemin, pero de inmediato me detuvo el guardia del lugar prohibiendome el ingreso al establecimiento, con una cara de pocos amigos.

- ¿A dónde crees que vas, galán? - preguntó el tipo que por default era más grande que mi persona, parándose enfrente mio, mirándome hacía abajo, levantando el mentón y cruzándose de brazos.

- Vengo a entregarle esto a Taemin. - le respondí  mientras levantaba un poco el maletín, para que él lo viera. - ¿me dejas pasar?

- El señor, no me dijo que esperaba a alguien a estas horas de la madrugada... Así que largate por donde viniste. - me dijo el hombre levantando la mirada e ignorando completamente mi presencia.

Tenia ganas de partirle la cara al sujeto frente a mi, pero estaba muy cansado, sin contar que aun me dolía un poco los golpes que me dieron Taemin y su mocoso.

Así que me ahorre la fatiga, le di la espalda al grandulon, saque mi celular del bolsillo de mi chaqueta de cuero y de inmediato le llame al idiota de Taemin.

- ...¿Ya tienes mi dinero? - preguntó apenas contesto la llamada.

- Si, lo tengo, pero tu guardia me mando a cagar bola. - le respondí mientras miraba el maletín y pensaba a donde irme con todo el dinero que tenia en el cuarto del motel.

Debería volver a Busan o mejor irme a vivir a otra zona de Seoul, lejos de este lugar de mala muerte. - pensé.

- Pon la llamada en alta voz y acerca le el celular al guardia, Kukencio. - haciéndole un par de muecas al teléfono y volteando me hacia el sujeto malhumorado, hice lo que me dijo la cosa fea de Taemin.

- Listo, habla. - le dije para que sepa que ya había hecho lo que me pidió.

- Oye Soobin, deja ingresar al Conejito de Pascua, que viene a entregarme mis huevos jajajaja... - bromeó el idiota de Taemin, luego se rió a carcajadas y colgó la llamada.

- Ya lo escuchaste, ¿ahora si me dejaras pasar? - le pregunté molesto al sujeto frente a mi mientras guardaba el celular en el bolsillo de mi chaqueta.

- Ahora si puedes pasar... Señor Conejo. - respondió el guardia y me dejo pasar.

Muchas personas me habían dicho conejo antes, pero por primera ves se sintió muy feo, la forma tan seria con la que lo dijo aquel sujeto me provoco escalofríos.

- Como una persona puede llegar a decir el nombre de un animal tan inofensivo de una manera increíblemente tenebrosa? - pensé.

Si no fuera porque quería salir pronto de aquel lugar, a pesar de recién estar ingresando, me pondría a rezar para proteger mi vida de todo mal y primordialmente del que estaba parado en la entrada del bar, pero suerte la mía pos no sabía rezar. Así que solo me queda la opción de jamas volver aquí para no toparme con ese tipo.

Avance al interior del bar, y tal como lo había pensado el lugar estaba más encendido que en las tardes. Había muchas personas, era una gran multitud y siquiera la mitad estaba en la pista, bailando al ritmo de una música muy alegre y movida. Lo más rápido que pude empecé atravesar la multitud dirigiéndome hacía la zona VIP, en donde sabía que encontraría a Taemin.

Estuve a punto de sucumbir ante las tentaciones que pasaban por enfrente de mis ojos, pero las resistí, fui fuerte y llegue a mi destino, sin doblegar en el camino.

- ¡Hey, Conejito! - gritó el ridículo de Taemin cuando me alcanzo a ver, estaba a cinco pasos del muy puto, se levanto y me abrazo como si fuéramos viejos amigos.

Apreciaba mi vida, así que le seguí el juego, de la mano junto a mi mejor amiga, la hipocresía.

- Hola, Taemin. Te traje esto, disculpa la tardanza. - le dije mientras le entregaba el maletín con todo su dinero dentro.

- No hay problema, Kukencio, pero la próxima no vuelvas a hacer lo mismo. - dijo Taemin.

Que tema tiene esta gente de decir todo una manera tan escalofriante (seme-macho-alfa sin miedo mierda), ni pendejo vuelvo a involucrarme con estos locos, o sino la siguiente vez no vivo para contarlo.

- Mi angelito de la guarda, protegeme de mis estupideces, por favor. - pensé.
















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nos vemos en el siguiente capítulo
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Los Hijos de la Diosa Bastet: KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora