Capítulo XV

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- Espera un segundo. -habla a su teléfono y luego se dirige a Jeon.- A ver Kukencio, parece que no entiendes cómo funciona esto.

>>Te explico, soy alguien importante, con una imagen pública, pulcra e inmaculada, no puedo permitir que, al soltar a tu amiguita, esta vaya a la prensa y les diga que tuve algo que ver con su secuestro.

>>Por supuesto que no le creerán, pero a la gente le encanta el chisme, y si gracias a ella se crea un rumor, habrá muchos que querrán desmentirlo y otros confirmarlo, y no es bueno para mi tener a tanta gente metiendo las narices donde no les importa. ¿comprendes, Kukencio?

- ¿Y entonces por qué quieres asesinar a Adele? -curioseó ignorando todo lo que le dijo Taemin.

- Asqueroso, Kukencio. ¿Tan siquiera me estás escuchando? -interpela molesto.- Pongamos lo más fácil, para que entiendas mejor.

>>Mato a tu amiga o la dejo libre, es tu decisión. Pero si la dejo libre será bajo tu responsabilidad, y si ella abre la boca, los mato a los dos, ¿te quedo claro?

- De acuerdo. Entonces sueltala, me encargaré de que no diga nada, ok.

- Muy bien, ya nos estamos entendiendo. -se pone de pie y acomoda su traje. - Te entregaré a tu amiga, cuando me entregues todas las joyas que deseo.

>>¡Soobin! ¡Jay! ¿Encontraron algo?

- No, Señor. No hay nadie. -dijo el más joven.

A quien Kook identifico como Jay, el cual estaba un poco pálido, al igual que Soobin. Pero Taemin no se dio cuenta de eso, porque estaba de espaldas a ellos, saliendo de la cabaña.

- Lo que provocó el fuerte ruido, fue el plasma que se cayó de la pared por mala instalación, Señor. -secundo Soobin con la mirada un poco ida.

- Jimin, ¿Le hiciste algo a ese par de idiotas? ¿Por qué se ven más pendejos que antes de que subieran? -interrogó con curiosidad.

- Cuando se vayan, tu y yo hablaremos. -rechisto telepaticamente.

- Oye, Kukencio. Piensa bien lo que te dije. -comentó Lee dirigiéndose a uno de los vehículos que estaban estacionados enfrente de la cabaña.- Mañana vendrá Soobin en busca de tu respuesta.

- ¿Y yo por qué? Que venga, Jake. -Murmuró Sb, pero aún así Jeon lo alcanzó a escuchar, lo cual se le hizo raro considerando la distancia que había entre ellos.

- ¿Cómo? Repite eso más fuerte, que no te logre escuchar. -ordenó enervado.

- ¿Que si Jay puede acompañarme? -consultó, evadiendo la mirada de Taemin.

- ¿He? Pero si no quiero volver a venir nun. . . -callo de inmediato al ver la furiosa y confundida expresión de Lee.- De acuerdo.

- En serio, Jimin. ¿Qué les hiciste a esos dos? Se comportan como si quisieran huir de aquí y nunca más volver.

- Ya te dije que nosotros hablaremos luego.

- Bueno, Kukencio. Nos retiramos, mañana al medio día vendrán Soobin y Jay, yo de ti empezaría a empacar desde ya, si es que no prefieres ir de una vez cavando tu propia tumba.

- De acuerdo, acepto. Pero aún así no iré ahora, quiero que vengan a buscarme mañana a las doce.

- Esa es la voz que motiva al pueblo, Kukencio. -exclama contento, mientras abría la puerta de uno de los carros, ya listo para subirse.- Bueno chicos, nuestro trabajo aquí termino, vámonos. ¡Hasta mañana, Kukencio!

- Hasta mañana. -contestó entre dientes, estaba muy enojado y al parecer no era el único.

Jeon se quedó de pie en la entrada, asegurándose de que ninguno de los hombres de Taemin, vayan a quedarse de sapo en su propiedad.

Los Hijos de la Diosa Bastet: KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora