5. Cafetería

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Amor a primera vista / James y Regulus

Au: no mágico / 70s -obviamente- 

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El día se veia prometedor.

El sol de verano iluminaba toda la cuidad, y todavía quedaba un mes más hasta que por fin entraran a su último año de la universidad, mientras James se dedicaría a disfrutar cada día con sus chicos.

Esos tres eran lo mejor que la prepa le había dejado, aunque tenía que decir que tenía cierta debilidad por Sirius, ese chico extravagante y coqueto que se había ganado su corazón con cada travesura y aventura que habían realizado juntos, el cómo el tímido de Remus y el atolondrado de Peter habían llegado después aun no lo tenía muy claro, pero estaba seguro que se complementaba.

Juntos, Londres era de ellos.

Justo ese momento iban por las calles en el nuevo Dodge Challenger de Canuto, directo a su cafetería favorita, porque no podías empezar el día sin un buen desayuno.

—Lo juro — Menciono el chico por tercera vez, mientras miraba a ambos lados de la calle antes de seguir —Los convenceré de que la próxima vez, me compren una moto.

—Claro —Dijo de inmediato James, riendo.

El semáforo se puso en rojo, y el auto se quedó quieto, justo en el momento perfecto, unas chicas bonitas pasaban frente a ellos.

—¡Adelante chicas! Cuando quieran las llevo a su destino — Grito Sirius con la sonrisa especial para las conquistas, el mismo hubiera podido tirar unos cuantos piropos, pero ese momento era para estar con sus amigos, no para irse con alguna chica por ahí.

El semáforo volvió al verde, y solo se encontraban ya a unas cuadras del Rosie's Diner, sentía la brisa fresca correr por su cara, respiro profundo. Dont go breaking my heart sonando de fondo, últimamente era lo único que sonaba en la radio en esos dias, pero él no se quejaba para nada.

—La próxima vez será moony el que venga conmigo en el asiento copiloto — Soltó su amigo cuando se estaban estacionado, miro por el espejo retrovisor para ver la expresión de Remus, pero este no pareció inmutarse, más estando enfrascado en ese libro de pasta dura que no soltaba últimamente.

—Oh no, yo estoy bien aquí atrás — Fue lo único que dijo antes de bajar con los demás.

James se había estado dando cuenta de esa extraña interacción entre esos dos, el solo esperaba que si sus sospechas eran ciertas Sirius tomara o la decisión de dejar su temporada de galán para siempre, o dejar de jugar en una fina línea.

Se sentaron en el lugar de siempre, ya eran más que conocidos por la dueña, y no era por presumir claro, pero estaba seguro de que eran sus favoritos.

—Iré al baño — Dijo quitándose la chaqueta — Pidan por mí.

Todo parecia ir igual, el mismo señor con barba clara que tomaba un té negro en los asientos individuales, las chicas de la cafetería platicando mientras terminaban de acomodar las órdenes y empezar a llenar las bebidas, incluso seguía en el piso la mancha de café de la semana pasada.

Pero ese día la rutina cambio, cuando en uno de los gabinetes diviso a un chico pelinegro con unos bonitos rulos apenas tapando un poco su frente, parecia ser de dinero, su ropa lucia impecable y sus movimientos eran finos y suaves, parecia completamente ajeno a todo con un Walkman en una mano, y la otra parecia estar anotando lo que podrían ser unas partituras, el definitivamente era ajeno al mini paro cardiaco que James estaba sintiendo en ese momento, porque jamás había visto un chico tan lindo.

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