1. Caricias

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Mudándose Juntos / Albus y Scorpius 

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—¡Son las ultimas cajas! — Grito Albus desde el corredor.

Scorpius no podía decir que no confiaba en su novio, era solo que él necesitaba volver a contarlas de nuevo, no podía permitirse llegar a perder algunos de los libros que habían permanecido a la familia Malfoy por más de un siglo.

La decisión había llegado a finales de abril, cuando el azabache pensó que podría especializarse en las pociones al terminar sus estudios, y él, en un arranque de emotividad, le revelo sus ganas por estudiar una carrera muggle.

La verdad tenía sus razones, bibliotecología y archivología no eran carreras comunes, pero tienen su belleza si sabes apreciarlas, se dio cuenta de que su vida siempre había orbitado en la literatura, pero especialmente en la lectura, le apasionaba, lo disfrutaba.

Él no podría desperdiciar sus años en un trabajo que no lo hiciera feliz, en negocios de la familia que él sabía, no podría existir mejor persona que su padre para llevarlos a flote.

Y bueno, el cómo es que llegaron hasta la conclusión de que se mudarían a Bélgica... era una historia un poco más larga y confusa.

Unos brazos cálidos lo rodearon por detrás disolviendo su hilo de pensamientos, y una nariz se refugió en la altura de su cuello, aspirando su aroma, sonrió por inercia.

—Realmente es lindo — Comentó minutos después, el departamento era relativamente pequeño, pero no era como si necesitaran espacio de más siendo solo ellos dos, y la vista era maravillosa, muy en el fondo, era la razón con más peso del porque se habían decidido por ese al final.

Se separó -aun cuando se encontraba demasiado cómodo, porque si, era como que una especie de esfuerzo hacerlo- de Al y comenzó a abrir las ventanas, checar que la chimenea estuviera bien conectada a los de sus familiares y amigos, y lanzar algunos hechizos de limpieza antes de empezar a desempacar.

Vio de reojo a su novio tirándose al mueble mientras se abrazaba a uno de los cojines, él ya tenía una idea vaga de lo que vendría.

—No tenemos que desempacar todo hoy, amor — Exclamo con un puchero —. Tomemos una siesta.

Sonrió, porque él sabía que si le prestaba demasiada atención a esos ojitos que fingían inocencia, caería, y luego era por eso que tenía que andar a las prisas. Así que fingiendo que Merlín le estaba hablando y empezó su andar, pronto decidió que comenzaría con las habitaciones, entre más lejos de la tentación, mejor.

En realidad, no era algo agotador, podía ser incluso relajante, se tomó el tiempo de ver la forma en la que mejor quedaría el orden de la ropa y los productos del tocador. Coloco los cepillos de dientes de los dos en el mismo vasito -lo cual lo hizo sonreír un poco más, era algo como tan simple y significativo que le dejaba un sentimiento cálido en el pecho- , justo como lo había leído en novelas muggles, y paso más de tres horas solo en acomodar su primer librero, estaba muy orgulloso de él.

Se giro para ver el montón de cajas de la izquierda, que se encontraban unas sobre otras formando una pequeña torre; justo la de hasta arriba, la reconoció porque tenía un delgado hilo verde rodeándola. Una sensación pesada se le instalo en el estómago mientras se acercaba para abrirla.

Lo primero que se venía era un retrato, con una fotografía que se había tomado con sus padres en su primer día para ir a Hogwarts. En realidad, la mitad de las cosas probablemente eran fotos, la mayoría de ellas con su papá, así como regalos de navidad y cumpleaños que le había dado, y la que para él era su tesoro más preciado, la primera pluma que le regalo.

No quería llorar, y le estaba costando mucho trabajo en ese momento.

Llego hasta la sala, donde un adormilado Albus ahora estaba boca abajo, no se la pensó dos veces para dejarse caer encima de él.

El quejido llego casi de inmediato, pero aun así el pelinegro se giró para poder ver al rubio, que ahora tenía la nariz un poco roja por contener el llanto.

—Hey Scorp, ¿qué paso babe?

No quería decirlo en voz alta, aun cuando su novio sabía que siempre había sido un niño de papá y que sería completamente normal que lo extrañara. Así que solo se refugió en el pecho cubierto por un suéter. Unas manos lo rodearon de inmediato, dedos suaves formando círculos en su espalda de forma lenta, justo debajo de las costillas, donde el chico sabía que era más sensible, y solo así podía relajarse más rápido, suspiró sintiendo su cuerpo más ligero.

—¿Qué te parece si lo llamamos después de cenar?

Scorpius no podía haber escogido a un mejor novio, y Albus no necesitaba ver su rostro para saber que estaba sonriendo. 

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Se que esto saldra mal desde el momento en que hice llorar a Scorp bb, ayudaaa

Pero siento que no hay nada mas tierno que tu pareja sepa por que te sientes triste y como hacerte sentir mejor. 

Si bueno, creo que los Sly tenemos diferentes conceptos de Fluff, igual espero que les gusten 

Que raro decir esto, pero hasta mañana xx

FlufftoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora