28. Playa

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Nuestras verbales de afecto / Teddy y James

Continuación de 15. Altar

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—Eres hermoso Jamie.

Ted no estaba teniendo piedad con él, susurrándole todas esas cosas sobre su oreja, dejando que su aliento enviara corrientes eléctricas a través de todo su cuerpo, haciéndole estremecerse.

O era solo que tal vez no estaba consciente de lo que estaba provocándole, con sus brazos rodeándolo sin ninguna salida, tomando todo de él, fundiéndose con su cuerpo, con sus desordenados rulos pegándosele a la frente por la ligera capa de sudor que cubría todo su cuerpo.

La habitación estaba llena de pequeños jadeos y gemidos que deleitaban sus oídos, pero eran todas esas proclamaciones que su esposo no había dejado de decirle desde que había despertado en la habitación del hotel las que estaban aumentando ese remolido de placer en su vientre, llevándolo al límite.

—Joder, te ves... — Había soltado en un suspiro Ted cuando el desesperado orgasmo los había alcanzado, la miel de sus ojos estaba oscurecida por el deseo y casi perdido en sus pupilas dilatadas — Quiero tenerte así para siempre, siempre mío. — Enfatizó posesivo.

—Siempre lo he sido — Declaró bajito, todas sus energías cayendo en picada y el sueño apoderándose poco a poco de él, sonriendo con somnolencia a causa de los besos que su esposo repartía desde su torso hasta llegar a su rostro.

—Descansa un poco, te tengo una sorpresa más tarde — Cuando Teddy se había dado cuenta, James ya estaba completamente dormido sin soltar su abrazo de él.

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La cuidad a la que habían llegado por traslador hacia apenas pocos dias era preciosa, llena de turistas por los alrededores que, como ellos, admiraban las calles, llenas de vida aun cuando empezaba a oscurecer, la gente parecia siempre estar despierta, lista para brindar y celebrar por la única razón de que eran felices y tenían la dicha de estar vivos, Jamie pensó que tal vez, la zona y el clima de la cuidad eran causa de eso, aquí los dias eran calurosos, la costa se veia siempre maravillosa invitando a nadar en sus aguas cristalinas, a penas habían llegado Teddy no lo había dejado salir mucho de la habitación, así que solo había visto poco durante el día.

—¿Que se te antoja comer amor? — Sus pensamientos regresaron al presente, y en ese momento se dio cuenta de la enorme cantidad de puestos que había con comida, su estómago casi gruño por inercia.

—Merlín, no me hagas decidir, todo me huele delicioso desde aquí.

La risa de Teddy y el agarre haciéndose más fuerte en su cintura le hicieron sentir mariposas.

—Tendremos suficiente tiempo para probar todo lo que quieras bonito — Y sabiendo que en realidad James tardaría años en poder escoger uno, lo arrastro con él a uno donde servían antojitos que nada mas de verlos en la carta que estaba colgada en la parte de hasta arriba le hacían agua la boca.

Con un James demasiado contento por la comida -casi cena- comenzaron a andar hasta el malecón, donde estaba la sorpresa que tenía preparada desde algunas horas previas, era realmente algo simple, pero cuando su esposo por fin vio la fogata y las colchonetas rodeadas de velas en la orilla de la playa, salto a sus brazos, rodeándolo por la cintura con sus piernas.

—Me encanta — Comentó emocionado cuando por fin se acercaron más a la orilla, y cuando estuvo a punto de reclamarle a Teddy por no haberle dicho que llevara traje de baño, volteo la mirada a donde el más alto le había señalado con la barbilla, donde había una canasta con mudas de ropa, toallas y dos trajes de baño.

No lo pensó dos veces y se cambió, sin miedo a ser visto pues por lo que entendió, la zona estaba reservada para ellos, junto con un hechizo protector que habían puesto en caso de que alguien anduviera merodeando por ahí sin permiso.

James no quería mostrar lo emocionado que estaba por primera vez estar nadando en una playa, pero fue imposible, no con toda la felicidad que salía en risas y gritos de emoción, que solo dejaban a Teddy sonriendo y viéndolo con ojos brillantes.

Las olas eran amables con ellos, dejándolos jugar y envolviéndolos con suavidad, los últimos rayos de sol ya habían terminado de caer y la luna estaba casi en lo alto, haciendo todo aún más privado, le fue algo imposible el no llegar hasta Teddy y besarlo, dejando descansar sus brazos en sus hombros, tomando algunos mechones azules de cabello, probando otra vez ese sabor que lo hacía sentir como si estuviera en la gloria.

—Te amo — Era algo que quería decirle una y otra vez, hasta que se le quedara grabado en el alma —Soy la persona más feliz cuando estoy contigo.

El chico frente a él parecia un poco perdido por el beso, por las caricias que aun James dejaba en su cabello, y por su aroma combinado con la sal del mar.

—Me encargare de que eso siempre sea así — Juntó sus labios de nuevo, pasando sus manos por la piel desnuda, dejando que su esposo volviera a abrazarlo por la cintura, pegando aún más sus cuerpos, haciéndole soltar ronroneos en aprobación.

Estuvieron así por un tiempo prolongado, gozando de la cercanía del otro, dejando que la noche los envolviera en su manto de intimidad, dejándose caricias en cualquier espacio de piel posible, dándose palabras de solo amor y deseo, hasta que James vio como luz parecia emerger en las aguas, dejándolo sin palabras.

Teddy no parecia sorprendido, y entonces entendió por qué decidió llevarlo ahí sin preguntarle o planearlo con él, podría describir el momento de tantas formas, pero la única que se podría acercar era mágico.

La noche le pareció dulcemente eterna, entre besos, bailes en el medio de la fogata y una infinita vista que les daba espacio a poder ser solo ellos dos, brillando en el medio de la oscuridad. 

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Para este momento tengo dos "dias" por así decirlo, menos el que tengo que subir que es el 26 lol, tengo un borrador que aún no me convence, pero obviamente si están leyendo esto es porque ya lo leyeron, espero que le quede bien a mi yo del futuro.

Nos vemos en los siguientes en unos dias! xx

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