29. Futuro

413 15 0
                                    

Cuento de hadas / Andrómeda y Ted

F*ck, definitivamente tienen que leerlo con la canción.

0

Andrómeda siempre se había descrito como una chica difícil, o al menos eso pensó los primeros años de su juventud.

Siempre deseando mas allá, queriendo rebasar los límites, las barreras. ¿Por qué tener que seguir las normas impuestas por los demás? ¿Por qué tener que cumplir con el estatus social?

Porquerías.

Ella nunca se había visto estando enamorada, todos los chicos que conoció siempre eran iguales, pendientes más en los bolsillos de sus padres de si prefería tomar café o te por las mañanas.

¿Sus hermanas? Bella estaba retorcida por la sangre Black que corría por sus venas, tal vez ella tenía un poco de eso después de todo. ¿Cissy? Demasiado ingenua y enamorada de ese Malfoy como para poder pensar si quiera en si es lo que ella realmente quiere.

Pero ella estaba segura, estaba decidida a concentrarse en sus estudios, ser la mejor Astrónoma en los últimos quinientos años, poderle demostrar a su familia que podía estar sin un hombre en su vida.

Luego... luego llegó Ted Tonks a mover todos sus cimientos y barreras que ella misma se había impuesto.

Decir que jamás había conocido a alguien como ese chico risueño y lleno de sueños sería demasiado cursi en voz alta, pero era la realidad, el cómo había podido tener la persistencia para acercarse a ella y ganarse su confianza desde el cuarto año era algo que aun pasaba en su mente como fragmentos de memorias que se quedarían en su mente por toda su vida y aun así, le seguían siendo confusas y utópicas, el castaño era un completo y autentico Hufflepuff.

El punto de todo esto era que ella quería verse hermosa.

Verse hermosa para él.

Por qué iría a su primer baile de navidad con un chico que la hacía sentir que navegaba por calmadas olas. Que aliviaba sus dias malos; donde todo se ponía un poco más difícil, él estaba ahí para contarle historias de amor y fantasía con finales felices.

Por esa razón ella se había puesto ese hermoso vestido verde que había comprado en el pasado con la idea de que solo lo ocuparía para una ocasión muy especial, había recogido su cabello; siempre libre, siempre rebelde, en un hermoso tocado que, esperaba, resaltara un poco sus pómulos.

Oh, también se había maquillado, ella nunca se maquillaba.

Cuando el momento de subir las grandes y largas escaleras para dejar las mazmorras por una noche y llegar al gran comedor, sentía que sus piernas fallarían, por que como su chico le había prometido, la estaría esperando ahí, el tiempo que fuera necesario.

Y se veia tan hermoso que Andrómeda sentía que también le faltaba la respiración.

Estaba portando nada más que un simple traje de noche, tal vez todos los malditos chicos de su generación estarían ocupando uno igual, pero ella no podía quitarle la mirada de encima, aunque lo intentara; no llevaba capa, siendo que sus padres eran muggles, en más de una ocasión le había comentado lo incomodo que se sentía con ellas.

Realmente no le importaba.

Cuando estuvieron a solo un paso de que sus rostros quedaran pegados, ella vio como tomaba su mano con esa delicadeza que lo caracterizaba, y beso sus nudillos. Temía que él pudiera escuchar los fuertes latidos de su corazón.

Caminaron hasta el comedor perfectamente adornado, el cielo se mostraba despejado y solo unos copos de nieve caían por todo la extensión del salón, la música sonaba acompañando las conversaciones que se alzaban desde todos lados, pudo notar como más de uno la mirada, y aunque ella podía pensar que solo era por que iba acompañada de un hijo de muggles o porque este se veia realmente atractivo, la realidad era que muchos estaban quedando prendados del encanto Black que emanaba de ella y ni siquiera era consciente de eso.

Pero no podía importarle menos todas esas miradas, porque la única que le interesaba estaba a su lado, aun tomando su mano y dejando algunas caricias en ella. 

Y entre los muchos defectos que sus padres podían encontrar en ella, era que jamás aceptaba bailar con cualquiera que se le pusiera enfrente, pero hoy no sería así.

Estaba decidida cuando él la invito a bailar la primera pieza, cuando pudo ver desde el otro extremo del salón la decepción y el asco en su hermana mayor, pudo alzar la barbilla en un gesto de valentía y demostrarle que estaba segura, y que no importaría que luego ella se lo contara a sus padres, eso no existía en ese momento.

Tal vez fue una irónica coincidencia, pero encontraron lugar casi en el centro de la pista, donde fácilmente podían ser vistos por la mayoría de los estudiantes, dejo su mano descansar en su hombro, mientras Ted ahora le hacia ese gesto con los ojos cuando pedía su aprobación sin palabras, ella afirmo con la cabeza.

Tomándola con gentileza por la cintura, Ted comenzó a guiarla en sintonía con la música, en lo que sería su primer baile, y aunque ella no lo pudiera ver, estaba aterrado.

Aterrado de que ese momento no fueran más que simples fantasías como las que había tenido al principio de todo cuando poso sus ojos en esa Slytherin altanera que se había robado sus suspiros, que lo hacía sentir que jamás volvería a amar de esa manera.

Él no quería volver a amar de esa manera, a nadie.

—Hoy te ves realmente hermosa.

Tardó un poco en darse cuenta de que era la primera vez que decían palabra en la noche.

Y es que no podía evitarlo, quedarse viendo ensimismada la forma en que unos casi inexistentes hoyuelos se formaban en su amplia sonrisa que te ofrecía calidez, en esa mandíbula definida que le hacia sus piernas temblar.

En sus ojos.

Ese color avellano fundido con miel que jamás había encontrado en alguna otra persona, que la miraban como si fuera a ser joven y hermosa por siempre. Y en su cabello, que inconscientemente siempre intentaba tocar hasta enredar sus dedos ahí, y dejar caricias suaves que sabía, serian recompensados con pequeños ronroneos.

—Me gustas muchísimo Ted.

Lo dijo casi sin aliento, porque se sentía encerrada en una atmosfera creada para ellos que, se temía, se podría romper y dejarla sin nada.

El castaño abrió un poco los ojos en un gesto de sorpresa, pues Andrómeda jamás había sido muy buena expresándose con palabras, pero pronto supo recomponerse con una amplia sonrisa que solo reflejaba orgullo.

Cuando Ted soltó su mano para posarla en su cuello y acercarla a él, pudo sonreír también, probando otra vez ese sabor dulce de sus labios que la tomaron sin prisas, mezclando sus alientos, sus lenguas encontrándose gustosas nuevamente.

Ella jamás había creído todos esos cuentos de hadas que Ted le contaba en las noches que no podía dormir, pero en ese momento, a su lado, ella solo esperaba que al terminar esa noche que simulaba el nirvana, ella pudiera aun tener a su chico a su lado.


0


Sentí que estaba poseída escribiendo esto JAJAJAJ

Mi inspiración llego en un tiktok y no puedo creer la facilidad con la que estaba reflejando todo lo que estaba imaginándome, estoy orgullosa de mí.

Y esta pareja, dios mío, yo muero por estos dos, su historia me parece tan romántica y caótica que me deja en el piso. Creo que acabo de reflejar la escena de mis sueños.

FlufftoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora