Flufftober

30. Suéter

Beso esquimal / Hermione y Theo

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Había muchísimo frio.

Theo no podía quejarse, teniendo en cuenta que era mejor estar en cualquier lugar que abajo en las mazmorras, donde sufriría de una gripe que ni siquiera Madame Pomfrey podría curar.

Podía recordarlo muy bien, Draco había sido convencido de tener un partido amistoso de quidditch con Blaise, aun con el terrible tiempo que había afuera, así que pensó que sería buena idea adelantar su tarea de Alquimia, cuando se paró por tercera vez de la mesa que estaba ocupando su brazo fue ligeramente golpeado por un cuerpo que paso a su lado, casi imperceptible, de no ser por la larga y despeinada cabellera que noto alejarse con rapidez hacia la salida.

No tenía que verla de frente para saber de quien se trataba, estaba seguro de haberla visto minutos antes en una mesa cercana a la suya con algunos pergaminos esparcidos por toda el área casi igual a como él estaba trabajando, cuando regreso su mirada hacia el lugar antes ocupado, lo encontró ya vacío, sin ni un solo libro, pero, en su lugar, acercándose un poco más, pudo notar una bufanda roja con amarillo en uno de los asientos.

No tenía por qué tomarla, de hecho, lo más seguro es que la chica se daría cuenta en un par de horas, si no es que en minutos, tomando en cuenta que se trataba de la mejor alumna de la generación.

De verdad no tenía que tomarla, pero aun así, después de terminar sus deberes y decidir que podría buscar a Pansy para la siguiente clase, la bufanda de Hermione descansaba en el interior de su bolso.

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Habían pasado dos dias en los que había pensado en qué momento podría ser el correcto para dársela, claro, no es como si fuera la gran cosa devolver una bufanda, pero sinceramente, Theo no era alguien que disfrutara de estar cerca de personas que no eran de su círculo, ni siquiera entre los propios Slytherins, ni hablar de los leones.

Y por eso el hecho de que los Gryffindors siempre tenían que andar juntos figuraba un ligero problema.

Pero no podía quedarse eternamente con ella, el simple recordatorio de que seguía teniéndola lo hacía sentir incomodo, y siendo honesto, no volvería a tener una buena oportunidad en unos cuantos dias, por eso cuando vio como la chica que hasta hace unos minutos se encontraba en unos de los jardines leyendo se paraba en dirección a cualquier otro lugar, con un ligero nerviosismo, decidió acercarse.

—Hey — La castaña no pudo evitar fruncir el ceño en un gesto de desconfianza, aun cuando intento disimularlo al segundo.

—¿Sí?

—Yo... — Pudo notar el vaho salir de su boca cuando se encontró sintiéndose innecesariamente nervioso, lo cual era completamente estúpido, así que sacudiendo su rostro en un intento por concentrarse, comenzó a buscar entre sus cosas hasta dar con la prenda, que al verse descubierta a los ojos de la chica, soltó un pequeño jadeo —. Olvidaste esto la otra vez, en la biblioteca.

Se la extendió mientras notaba con algo de molestia, como la chica tomaba la bufanda con cautela, casi con enojo, para luego quedarse completamente callada.

Y aunque pensó que se iría en ese momento, no lo hizo.

Lo miraba, como esperando algo más, un insulto, un mal gesto seguramente.

Vaya mierda, eso era lo que se tenía ganado por intentar ser amable, bien. No espero más para darse la vuelta y empezar a andar.

Pero no había caminado ni dos metros cuando la voz de la chica lo llamo de vuelta.