14. Velas

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Sorpresa de media noche / Charlie y Harry

Au: No mágico / 40s -Según-

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Harry termino de atender a los de la sala oeste.

Ese día había estado ajetreado, el hospital se sobrepasaba por un diez por ciento la capacidad para una buena atención a los pacientes, ¿pero que podían esperar? Estaban comenzando una guerra. Ciertamente cuando empezó la universidad para ser enfermero jamás pensó que algo así sucedería, pero ahí se encontraban ya, limpiando heridas, sacando balas de pechos o piernas, suturando y aseando los soldados llenos de barro y sangre.

Había sido un golpe duro, apenas llevaba ocho meses desde que empezaron a salir los comerciales en la televisión de que Gran Bretaña y Francia se encontraban en guerra, para en ese entonces apenas llevaba dos meses desde que consiguió un puesto en el Hospital de Stoke Mandeville, era increíble, el Hospital era maravilloso, podría obtener experiencia pues era su primer trabajo, y quedaba cerca de su departamento.

Vivía una vida tranquila, sus padre se encontraban viviendo solo a unas cuadras de su casa, el en cambio de había mudado con su novio, con el cual andaba desde hace casi cuatro años; por una suerte que el morocho no podía creer, su familia tanto como la de Charlie se habían enterado de su relacion secreta y los habían aceptado, ambas familias se conocían desde que Harry había estudiado en la misma secundaria y preparatoria que Ron, y se habían vuelto como uña y mugre, al punto de que para los Weasley él ya era uno más, se había llevado con todos sus hermanos muy bien desde un inicio, pero siempre tuvo esta fijación con Charlie, hasta que a los dieciséis Harry se había encontrado perdidamente enamorado de él, y no solo eso, correspondido.

Todo había sido para sus amigos algo más como "seremos compañeros de cuarto en lo que Harry se acostumbra a independizarse" Pero ellos sabían que era otra cosa, que sería una nueva etapa para ellos.

No era tan malo, para nada. Charlie siempre lo despertaba con besos y mimos, le preparaba el desayuno o cuando no, lo hacían juntos, para luego encontrarse al cuarto para las ocho de la mañana en la puerta camino al Stoke Mandeville.

Luego su novio se enlisto para la guerra.

Tenía sentido, Charlie podía verse como un militar del gobierno con las manos en la cintura, su complexión era grande y estaba en completa forma, él en cambio siendo más pequeño y delgado, jamás se le pasaría por la cabeza intentarlo, sabía que era más productivo en la sala de urgencias.

Y aunque Harry confiara en su chico, tenía miedo de voltear y ver una melena pelirroja y una cara pecosa en la camilla un día de esos, solo pensarlo hacia que la piel se le pusiera de gallina.

Al parecer se irían todos los seleccionados para un entrenamiento arduo de algunos meses y si en su momento necesitaba pelear, deberían estar más que listos, para entonces empezaron las primeras batallas y Harry no pudo despedirse de su novio.

Realmente lo extrañaba, el departamento ahora parecia más grande y solitario, y él tenía que aferrarse al poco olor de él que quedaban en las almohadas.

Comenzó a limpiarse y quitarse los guantes, al fin había terminado su turno de la mañana - tarde, y él solo quería pasar por un poco de comida a la cafería que le quedaba de paso y llegar a su cuarto a ver un rato la tele y dormir.

Ahora no solo llegaba más cansado, si no también solo, ya no había una voz recibiéndolo desde la cocina, ahora todo era penumbras hasta que decidiera prender el foco, tenía que comprar un gato.

Prendió la tele y dejo la comida en la mesa, en lo que iba por un plato y un tenedor para ponerla allí, encontró una buena película y se acostó en el sillón.

Para lo que Harry había sido un rato habían sido casi tres horas pegado a la televisión, y aunque apenas eran diez y media, el morocho se decidió por irse a la cama, casi cayendo dormido al instante.

Al veinte para las doce, alguien entraba al departamento, sin querer hacer mucho ruido, lo primero que encontró fue un plato vacío en la mesa de centro, y las luces de la cocina prendida.

Charlie sintió mariposas en el estómago cuando encontró al chico profundamente dormido en su cama, él aún tenía su traje puesto, y maldición, él amaba como se le veia.

Se tentó con acercarse y besarlo pero sabía que podía hacer algo un poco más romántico que eso, se tardó un poco, pero todas las velas estaban listas, las llamas en una pequeña danza que generaba confort e intimidad. Se acerco un poquito, solo quitándose las botas, y se acurruco de poco a poco, sabía que el azabache tenía el sueño pesado, solo había podido conseguir un balbuceo de él.

Se acerco para enterrar su nariz en su cabello, bosque y melaza, ahora se sentía un poco más mareado con el calor de sus cuerpos y el olor de su pequeño. Pronto se encontró dejando pequeños besos en el espacio de su cuello.

—Mhm...

— Hola mi amor — Susurro bajito, ahora Harry se removía un poco —Necesito su atención y cuidados de inmediato, enfermero — Pidió más meloso de lo que pretendía.

—¿Charlie...? — El chico se giró hasta que ahora estaban cara de cara, y para su desgracia, le rompió el tímpano —¡CHARLIE! — Él se había enredado con una rapidez increíble a su cuerpo, sintió las piernas rodearlo al igual de los brazos del chico que ahora se encontraba llenándolo de besos por todo el rostro, rio feliz, abrazando a su novio.

—Te extrañe bebé — Exclamó Harry cuando llego a sus labios, para comenzar a besarlo como había querido desde hace meses, no era agresivo, pero si necesitado y desenfrenado, se bebía sus labios y dejaba que Charlie entrara en su boca, sus lenguas reencontrándose, y su cabello, dios mío, él realmente había extrañado su cabello.

Cuando por fin pudo dejar de besarlo, se sorprendió un poco al ver las velas llenando de un olor dulce y alumbrando sus rostros, el de hecho podía ver las pecas salpicando el rostro del chico y el con uniforme aun puesto como él, con la diferencia de que a Harry se le había hecho agua a la boca, lo tomo por la mandíbula para acariciarla, él no sabía cuándo tiempo tenía para estar con su novio, pero estaba seguro de que lo aprovecharía al máximo.

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Aquí andamos otra vez, tarde, pero al menos es viernes.

Estos dos de arriba se me hacen de lo mas hogareño que puede existir en la faz de la tierra, y un Charlie soldado... yo quede enamoradísima.

Se supone que ahorita escribiré el del quince, pero no voy a mentir que ya tengo sueño.

Asi que tal vez quede mañana temprano xx

FlufftoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora