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Vox.

No había nadie más que pudiera brindarle el apoyo que necesitaba en aquel momento que la persona más cercana que existía en su vida luego de la muerte de su mejor amigo.

La extrovertida pelirroja que había compartido tantos buenos recuerdos junto a él y a Valentino, la única que había sido consciente desde el inicio de sus sentimientos por el mayor y que había guardado el secreto hasta que fue muy tarde. Solo ella podría ser su apoyo, y quizá darle alguna que otra pista.

Desde la muerte de su amor platónico había cortado relación con cualquier cosa que le recordara este trágico hecho, incluida la joven que no había tenido la culpa de lo sucedido. Ahora, era momento de retomar contacto con ella si deseaba hacer algo en contra del asesino.

—Luego de tanto tiempo escondido lamentando la muerte de Valentino, apareces y lo único que quieres es averiguar quién lo asesinó. Creí que te habías resignado a aceptar las cosas como son —la más joven se encontraba recostada en aquel sillón que contrastaba con el color de su cabello, mirando a su amigo con incredulidad— ¿ahora quieres jugar a ser policía?

—Escúchame Velvet, necesito tu ayuda. Solías hablar con Valentino mucho más que yo, debe haber algo que hayas sabido antes de su muerte —insistió el pelinegro con seriedad.

—No estás entendiendo, ya tuve esta charla con varios detectives ¡no sé absolutamente nada! ¡Ya ríndete con eso y acepta que no verás a Valentino hasta que estemos en el infierno con él!

Aquel comentario dejó helado a Vox, quería darle un buen golpe a la chica para que entrara en razón, pero conociendo su temperamento eso solo empeoraría todo.

—¿Acaso no quieres lo mismo que yo? ¿Saber quién asesinó a nuestro mejor amigo? Solo necesito una pista, algo debió haberte dicho Valentino —el mayor se negaba a decir algún nombre que pudiese entorpecer los recuerdos de la más joven, pero era su última alternativa— ¿Valentino alguna vez te mencionó algo sobre un hombre llamado Alastor?

En ese instante la mirada grisácea de la chica mostró una sorpresa poco típica de ella, dejando claro que el nombre se le hacía familiar y muy posiblemente había desbloqueado un recuerdo en ella.

—El famoso conductor de radio, recuerdo que las últimas veces que hablé con Valentino parecía completamente iracundo con respecto a ese nombre a pesar de no conocerlo en persona —comenzó a relatar, haciendo memoria de dichos hechos— lo pasé por alto, es decir, él solía enojarse con un montón de personas y según lo que me contó solo fue debido a que alguno de sus amantes fantaseó con ese famoso conductor hasta confundirlo en la cama y llamarlo por ese nombre ¿humillante, no?

La sonrisa burlesca en sus labios era muy propio de ella, a pesar de estar hablando de la memoria de un muerto parecía que Valentino seguía vivo en sus recuerdo, y por ende no le incomodaba burlarse del pobre.

—¿Un amante? —preguntó Vox con la voz quebrada.

En ese instante la pelirrojocomenzó a arrepentirse de lo que había dicho, a pesar de que el pelinegro bien sabía de lo promiscuo que era su amigo, seguía manteniendo sentimientos por él. Había sido desconsiderado de su parte.

—Sabes que tenía muchos amantes, no tengo idea de cuál de todos era pero eso lastimó su orgullo y lo sacó de sus casillas —mencionó en un tono más sereno y respetuoso— ya sabes como era, Vox, no es nada nuevo para nosotros.

No quedaba ninguna duda en su cabeza, esa amante de la cual hablaban sin duda alguna era Roxanne, el amorío de Alastor.

Las piezas comenzaban a tener sentido, las dudas comenzaban a despejarse y cada hilo empezaba a conectarse. Durante años observando a aquel hombre en silencio había aprendido su actuar, lo conocía como la palma de su mano, y sin duda alguna habría cobrado venganza de cualquier prostituta que osara a llamarlo por otro nombre en la cama.

Roxanne | RadioDust AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora