O6;Creer

3.5K 530 651
                                    

Angel.

Los ruidos fuera de la habitación le aturdían, la cabeza le dolía como el mismo infierno al igual que todo su cuerpo.

¿Qué estaba pasando?

Abrió sus ojos lentamente, intentando levantarse de donde quiera que estuviese. No podía, al sentarse una fuerte punzada de dolor en las costillas hizo que soltara un quejido.

Examinó detenidamente el escenario que lo rodeaba, estaba en una cama desordenada, sus ropas en el suelo y por la ventana se colaban algunos rayos de luz.

Logró recordar el haber estado con Valentino ¿pero qué pasó luego de eso?

Bajó la mirada, viendo su piel desnuda llena de moretones, incluso tenía pequeñas manchas de sangre.

— Gemí el nombre de Alastor en medio de mi encuentro con Valentino, y él me golpeó... —se dijo a sí mismo en voz alta, para que al escuchar sus palabras su cerebro lograra procesarlas— maldito pedazo de mierda...

Susurró lo último, levantándose para caminar hacia el pequeño baño de la habitación. Al ver su figura en el espejo le fue difícil reconocerse, tenía un ojo hinchado y rodeado por un enorme moretón, sin hablar de que su labio estaba roto y de su nariz caían rastros de sangre seca. Valentino le había golpeado hasta dejarlo inconsciente, y luego abandonó el lugar como si fuera simplemente una noche más.

Se lavó el rostro, aún así se veía terrible. Decidió ponerse su ropa y salir de allí, solo quería llegar a su cómoda y pequeña habitación en el bar, y quedarse allí para siempre.

— Roxanne, llegas tar... —saludó Husk, pero abrió sus ojos con sorpresa al ver el estado del menor— ¿qué demonios te pasó?

— No fue mi mejor noche —dijo sin interés, pasándole por el lado y encerrándose luego en su habitación.

¿Que le diría a Vaggie? ¿Sería suficiente el maquillaje para cubrir sus heridas? ¿Qué pasaría si Valentino regresaba? Y aún más importante ¿volvería a ver a Alastor?

La cabeza le dolía, y pensar sólo empeoraba las cosas. Se recostó sobre el colchón de su habitación, aferrándose a las sábanas mientras sus manos temblaban a causa de la ira, pero sobre todo, de un sentimiento de impotencia y dolor que le inundaba.

Antes de que comenzara a caer en el sueño, o más bien en lo que seguro se convertiría en una pesadilla, alguien tocó la puerta.

— ¿Puedo pasar? —dijo la femenina voz de su compañera.

— No —respondió Angel sin más.

— No me importa, de todas formas entraré —dijo algo enojada, abriendo la puerta y entrando— Husk me dijo que regresaste en un estado terrible, y veo que así es.

La de cabellos grises traía una taza humeante de té, y en su otra mano un pañuelo que rodeaba lo que parecía ser hielo. Se acercó a Angel, dejó la taza entre sus manos y le puso el hielo en sobre la zona del ojo, el albino agradeció el frío contacto con un suspiro de alivio.

— Ese cliente es un maldito bastardo

— Si vuelve de seguro Husk lo enfrentará, puede que parezca que te detesta, pero en realidad le importas mucho...

Aquello hizo que el albino sonriera débilmente, tomando un sorbo del té caliente que le ayudaba a calmar su dolor.

— Vaggie... ¿crees que todo esto es justo? Hablo de ti, y de mi, ¿hicimos algo mal para terminar aquí, siendo considerados la basura de la sociedad?

Esa pregunta la dejo algo fría, no solían hablar tan profundamente, pero solo se tenían el uno al otro después de todo.

— Nadie elije su propia vida, las cosas solo pasan —le respondió con tranquilidad.

Roxanne | RadioDust AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora