Angel.El peliblanco se encontraba en aquella pequeña habitación que compartía con otras mujeres para arreglarse.
Sí, un hombre entre un monton de chicas.
Su rostro delicado y de rasgos finos, sus largas pestañas y labios carnosos, su delgado cuerpo y sus curvas definidas lo hacían tener una apariencia más deseable que muchas otras mujeres, era el favorito del lugar. Algunos creían que era mujer, otros con lo que había estado sabían su secreto pero no les importaba en absoluto, y otros estaban tan borrachos que aún después de acostarse con él creían que era mujer.
Su trabajo se basaba en eso, verse atractivo, provocar hombres, bailar, servirles sus cervezas y luego, si quería un poco más de dinero para sobrevivir un día más, darle sus "servicios especiales" a algún hombre que estuviese dispuesto a pagar bien.
El sexo le gustaba bastante, al igual que el alcohol y algunas drogas, pero siempre terminaba en lo mismo. Un sentimiento asqueroso, de soledad y tristeza que lo perseguía todo el tiempo, un vacío en su pecho que solo crecía.
— ¡Roxanne, es tu turno! -habló Vaggie, una de las chicas que trabajaba en el lugar.
— En un segundo salgo...
Se arregló la peluca un poco más y se retocó el rojizo labial para salir a escena.
Una noche más.
Alastor.
Llegó al lugar estando a la expectativa, era su primera vez en un lugar así. Sus compañeros lo guiaron a un lugar cercano a lo que parecía ser una escenario que estaba por presentar algo.
Todos pidieron unas cervezas y se sentaron a beber entre todo ese ruido, risas, voces fuertes y música de una pequeña banda a un lado del lugar.
— ¡Ya va a salir! Esto va a encantarte, Alastor —le exclamó uno de sus compañeros con la jarra de cerveza en su mano.
El pelirrojo acomodó sus lentes con una mirada arrogante, no creía que una mujerzuela vestida de forma provocativa lograra mover algo en él, nunca había tenido esa clase de sentimientos por nada ni por nadie en realidad.
Las luces rojas se prendieron, los hombres borrachos gritaban y silvaban con sus ojos pegados al escenario.
— ¿Y bien...? —se preguntó Alastor para sí mismo en un susurro.
Entonces, se quedó sin palabras al ver a una chica salir al escenario.
Parecía un ángel, un verdadero ángel.
Su cabello era bastante largo y claro, traía un vestido rojo ajustado a la cintura, con varios adornos que le daban un toque femenino, y una de sus piernas descubierta por este dejando ver unas provocativas medias de malla.
Pero eso era lo de menos ¿alguien se había fijado en sus ojos? Tenían un extraño color rosado, que combinaba a la perfección con sus labios.
Los gritos a su alrededor desaparecieron, al igual que la música, en ese momento solo existían los ojos de esa chica y su propio corazón acelerado.
Estaba tan hipnotizado, que no notó como sus demás compañeros le gritaban cosas a la chica hasta que ésta, luego de su encantador y sensual baile, habia vuelto a ocultarse desapareciendo del escenario.
— ¡Te lo dije hermano! Esa mujer trae loco a cualquiera que la vea —exclamó uno golpeándole el hombro— y tú no pareces ser la excepción, tus ojos no se despegaron ni una sola vez del escenario
— ¿Cuál es su nombre? —preguntó aún abrumado por la oleada de nuevos sentimientos que le bombardeaban.
— Le dicen Roxanne, es la mejor de por aquí... Si quieres pasar una noche con ella, no es nada barato, pero puedes hablar con el dueño del lugar.
Alastor sabía que ese no era su nombre real, incluso su identidad era una mentira. Con solo haber detallado bien sus movimientos, sus ojos, y todo lo demás había notado que no era una mujer, bajo todo ese maquillaje y esa peluca se encontraba un chico.
"Va a ser mío. Su cuerpo, luego su corazón... absolutamente todo será mío" pensó Alastor con una amplia sonrisa, cuando se proponía algo, lo lograba. No importa sobre quien tuviese que pasar, lo conseguiría.
Angel.
Regresó a aquella pequeña habitación sudando, tomó un vaso de agua de un solo sorbo y jadeó, quitándose la peluca y lanzándola lejos.
— Vaya, parece que lograste encantar a un pez gordo —habló la chica de largo cabello grisáceo con el ceño levemente fruncido.
— ¿De que hablas? —preguntó curioso, muy pocas veces se fijaba en su público, las miradas de esos hombres le causaban repugnancia.
— ¿Has escuchado hablar de Alastor? —preguntó sentándose al lado de él.
— No, ¿quién es ese?
— ¿Es en serio? ¿En qué mundo vives? —la chica se agarró la frente algo irritada— es el conductor de radio más famoso de estos tiempos, es un hombre poderoso con una voz profunda y encantadora, algunos dicen que ese hombre tiene un pacto con una fuerza sobrenatural... Pasó de ser un don nadie a tener una increíble influencia social gracias a su programa de radio.
— ¿Estaba hoy aquí? —preguntó sin prestarle mucha atención a la chica, quitandose los ajustados tacones que traía.
— Sí, y hace poco lo vi hablar con el dueño... ¡Seguro pedirá una noche contigo!
— Dime por favor que por lo menos es atractivo ¡estoy cansado de hombres viejos y gordos! Se emborrachan hasta perder la cabeza, es asqueroso
— ¿Por qué no lo miras por ti mismo? —dijo con algo de desagrado en la voz, levantándose para caminar hasta la salida.
Angel la siguió, donde se asomaron por uno se los pasillos que daban hacia el bar.
— El de cabello rojizo, que tiene lentes
Los ojos rosados del chico lo buscaron de un lado a otro hasta dar con él.
— Joder... —susurró sin creer lo que veía.
Era un hombre bastante alto, de hombros anchos y sonrisa encantadora, incluso llamaba la atención de las demás personas del bar.
— Parece que esta noche no estará nada mal —dijo divertido, alejándose del lugar para regresar y arreglarse para la agradable velada que tendría.
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Roxanne | RadioDust AU
FanfictionRoxanne, no tienes que ponerte bajo esa luz roja. Roxanne, no tienes que vender tu cuerpo a la noche. Créeme cuando te digo que te amo... •----------------|•°🌙°•|----------------• 1913, Estados Unidos, Nueva Orleans. Alastor es un exitoso conducto...