11;Pensamientos

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Charlie.

Intentaba conciliar el sueño poco a poco, su mente divagaba en pensamientos nublosos y desordenados mientras la melodía del violín continuaba.

En su mente apareció la imagen de la chica del bar, sonriéndole amablemente. Aquella imagen llenó de una agradable calidez su corazón, y le permitió relajarse hasta finalmente conciliar el sueño.

Al menos, hasta que las horas de la madrugada llegaron. Sus ojos se abrieron de par en par al ya no escuchar la melodía, ni la lluvia, ni ninguna voz alrededor. Se levantó con cuidado de no hacer ruido y salió de la habitación, casi conteniendo la respiración para evitar cualquier sonido que pudiese alarmar a alguno de los dos presentes en la casa. Caminó descalza, deslizando su pies con tanta delicadeza que incluso le dolía, las manos le temblaban un poco cada vez que avanzaba por los oscuros pasillos.

¿A dónde podría ir? ¿Dónde habría alguna pista?

Primero decidió ir hacia el lugar que Alastor había visitado la noche anterior, subió las escaleras con sumo cuidado, encontrándose a oscuras con pasillos que parecían no tener fin. La habitación del fondo tenía una puerta más elegante que las demás, esa debía ser la habitación de Alastor. Por el otro lado, la puerta más cercana parecía ser un elegante baño.

Recorrió el pasillo hacia la izquierda, hasta toparse con una puerta a medio abrir. De inmediato entró al lugar, observando con la poca luz que se colaba por la ventana lo que parecía ser un estudio. Había libros por todas partes, una radio, un escritorio, un atril y un violín apoyado en este. A la pequeña rubia le llamó la atención un montón de papeles desordenados en el escritorio, con cuidado tomó uno y comenzó a leerlo entrecerrado los ojos para mejorar la poca visibilidad que tenía.

" Angel, mi querido y dulce ángel

Has puesto mi mundo de cabeza, no hay nada que desee más que tenerte entre mis brazos por el resto de nuestras vidas. Tus labios, tu cuerpo, tu voz, tus caricias, tu sonrisa, tu actitud atrevida y tu bromas sucias. Quiero todo eso, lo deseo más que nada.

Pero tú vives una vida tan diferente a la mía, quiero sacarte de allí, quiero alejarte de los demás hombres y guardarte para mí. Darte la vida que en verdad mereces, donde no tengas que satisfacer los asquerosos deseos de nadie más para sobrevivir.

Pero aún hay algo que no sabes de mí, y quiero que lo sepas.

Yo... "


Al final de la hoja habían un montón de tachones, era imposible leer las letras que se encontraban debajo de la tinta negra que parecía estar llena de ira e inseguridad. Alrededor habían más cartas, algunas románticas, otras algo tristes, y muchas estaban sin terminar.

El corazón de Charlie se encogió al leer algunas más, al parecer Alastor hablaba de Roxanne, la prostituta del bar al que frecuentaba, quien no era lo que realmente parecía ser. Era un chico cariñoso y travieso según las palabras del castaño, y con un corazón quebrado en pedazos. Los oscuros ojos de la chica de llenaron de lágrimas, y tuvo que limpiarlas rápidamente para poner todo en su lugar y seguir buscando. Unas cartas de amor no eran prueba de nada más que un profundo romance entre esos dos.

Salió del estudio y bajó las escaleras, en busca de alguna otra prueba. Intentó bajar hacia lo que parecía ser un sótano, pero estaba cerrado con llave. Regresó a la primera planta para ir hacia la cocina, estaba sedienta luego de haber llorado y pasado por tanta presión en su búsqueda.

Fue hasta el refrigerador en busca de algo de beber, pero la imagen ante sus ojos la hizo olvidarse por completo de su sed.

Carne, demasiada carne. Roja, ensangrentada, recortada a la perfección junto con algunas otras piezas vitales de algún animal.

Roxanne | RadioDust AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora