Vaggie.
El molesto cliente de los abrigos extravagantes y los lentes ridículos jamás volvió, pero en su lugar había regresado ese locutor que tanto la fastidiaba.
Su compañero solía escaparse con él de vez en cuando, y no volvía hasta el día siguiente. Al verlo tan encegecido por su propio amor, Vaggie se había rendido en advertirle que ese hombre solo le traería problemas.
— Escúchame, sé lo que digo, estoy trabajando duro para ello y tú debes saber dónde...
— Solo conozco un lugar, y no es muy agradable —respondió la peligris.
— Quizá solo sea un capricho, pero estoy dispuesto a lo que sea por conseguirlo —respondió Angel completamente decidido.
Genial, ahora arriesgaría su vida y dignidad por complacer su infantil necesidad de Alastor. Estaba bien si lo mataban por ella, había dejado de importarle hace un tiempo.
— Te daré la dirección, lo mejor será que tomes un taxi para llegar, aunque no muchos conductores están dispuestos a ir —la chica tomó una servilleta junto con una pluma y empezó a escribir— aquí está, si le resultas "encantadora" al hombre de ese lugar, te dará un buen descuento a cambio de algo de sexo, es un viejo asqueroso.
— ¡Gracias Vaggie! —exclamó, sin darle importancia a la advertencia— dile a Husk que volveré en la noche, antes de show.
Tomó el papel, para luego besar la mejilla de su compañera, la cual le gruño como un animal salvaje mientras lo veía alejarse. No le gustaban esas innecesarias muestras de afecto de parte del contrario, a pesar de los años que llevaban juntos seguía detestándolo en ciertos aspectos, pero no podía negar que era inevitable tenerle cierto aprecio.
Cuando había perdido todo, cuando creía que ya no podría seguir existiendo en esta tierra, apareció ese idiota vestido de mujer y le extendió la mano. Le enseñó que quizá una vida en la que vendía su cuerpo y trabajaba sirviendo a borrachos no era tan mala, simplemente se debía sobrellevar. Y al verla tan incómoda, accedió a incluso seducir a sus clientes mas frecuentes para que encontrara algo de paz.
Y ahora, ese mismo idiota corría en busca de un absurdo capricho, una radio.
Vaggie ni siquiera tuvo que preguntar la razón, sabia que algo tenía que ver con Alastor.
Como de costumbre, se encargó de ayudar a Husk en el bar acomodando las distintas botellas de licores, intentando evitar que el pelinegro bebiera de más. También limpió algunas mesas hasta que los clientes comenzaron a llegar cuando el sol se ocultaba.
— Roxanne todavía no llega ¿dónde demonios está? —preguntó Husk bastante enojado.
— Dijo que vendría en la noche, pero ya era hora de que hubiese llegado —respondió.
El arrogante hombre de cabello rojizo incluso ya había llegado, esta vez tenía compañía, parecía haber accedido a venir con sus compañeros de trabajo aquella noche.
La preocupación de Vaggie aumentaba de a poco, quizá no había sido buena idea mandarlo allá solo. Intentaba confiar en él, puede que fuese algo idiota para algunas cosas, pero podría defenderse. O eso esperaba.
Mientras servía un par de cervezas al grupo de Alastor, pudo notar una silueta agitada que corría en la parte de atrás. Suspiro con alivio, al entender que sus sospechas no eran ciertas.
Luego de un rato, Roxanne salió, tan atractiva y coqueta como siempre, moviendo sus largas piernas por el escenario, encantando a cada mirada que captaba. Vaggie a veces envidiaba la confianza que tenía sobre sí mismo, dominaba por completo todo a su alrededor con un simple movimiento de caderas, y soportaba las asquerosas miradas de los hombres.
A la vista de ella, Angel era un chico fuerte.
Un nuevo cliente entró, jamás lo había visto antes, pero algo le llamó la atención. Su falso bigote de color oscuro desentonaba con su cabello rubio, el cual estaba cubierto por un sombrero tambien de color opaco. Al ver sus ojos, y su delgada figura escabulléndose entre las personas con dificultad hasta alcanzar una mesa, supo que no era precisamente un hombre borracho como los demás.
Era una chica.
— ¿Qué puedo traerle? —preguntó al acercarse a ella.
— Traigame... uhmm... ¡una cerveza! —exclamó con una voz gruesa, que se escuchaba más falsa que los pechos de Roxanne.
— Claro, una cerveza —respondió sin poder evitar sonreír— en seguida.
Al alejarse, ambas soltaron un suspiro, ¿acaso era el destino? Nunca habían visto nada como eso. Sus miradas habían encajado como un rompecabezas, y a pesar de la extraña situación en la que se encontraban, parecía haber un extraño "click" entre ellas.
Una mesera, y una mujer escondida tras un bigote falso y un sombrero.
— Aquí tiene, señorita —mencionó poniendo la jarra llena de cerveza frente a sus manos.
— Gracias... —respondió con algo de dificultad, cubriendo su rostro avergonzada al ser llamada "señorita".
Vaggie continuó atendiendo a los demás, dándole rápidas miradas de reojo a aquella particular chica que había llamado su atención. La rubia jugaba con la jarra entre sus manos, sin darle ni un sorbo, su mirada bailaba entre Roxanne, y curiosamente Alastor. No dejaba de verlo por más de cinco minutos ¿que tendría que ver esa adorable mujer con aquel escalofriante hombre?
— Disculpe... —llamo su atención la peligris, acercándose a ella para hablarle en voz baja— ¿Quiere que mejor le traiga un jugo? No ha probado la cerveza, no se la cobraré, y le traeré algo que disfrute beber.
Las pálidas mejillas de la rubia se pusieron completamente rojas, no esperaba que la mesera notara aquello. Sin decir nada más asintió, dejando que se llevara la jarra de cerveza.
Charlie.
Intentaba despejar su mente, no podía pensar en la sonrisa de la mesera en medio de una misión, una misión que consideraba tan importante como acechar a un asesino.
Había logrado decifrar el horario básico de Alastor, y finalmente había logrado seguirlo hacia uno de los lugares que mas frecuentaba: el famoso bar de Husker.
Al parecer, según sus observaciones, el hombre tenía alguna relación cercana con la chica del escenario, a quienes todos llamaban Roxanne.
— Aquí tiene —volvió a decir la chica peligris, dejando un vaso de jugo de manzana sobre la mesa— ¿estará bien con esto?
— Por supuesto, muchas gracias —respondió dándole un sorbo al jugo, estaba delicioso.
Una sonrisa de la contraria fue suficiente para hacer que su corazón se acelerara mientras la veía alejándose.
Si metía la pata todo se echaría a perder, necesitaba concentrarse. Quería hacer de esta ciudad un lugar mejor, quería ayudar a las personas con problemas a ser mejores y redimirse. Alastor era un pez gordo, y no lo dejaría escapar.
Su trabajo como detective iba mas allá de una simple labor, era su pasión, había sido su más grande aspiración desde pequeña. Y allí estaba, observando como Alastor se levantaba y se alejaba de sus compañeros para caminar hacia la parte trasera del establecimiento.
¿Que tramabas, asesino?
¿Acaso iba a matar a la pobre Roxanne, o a hacerla su cómplice?
Capítulo corto, pero que intenta explicar un importante giro de la historia.
¿Qué opinan de la adorable detective Charlie?
El próximo capítulo vendrá con RadioDust de nuevo, solo quería introducir a Charlie, y de paso comentar el inicio de su relacion con Vaggie.
Danny Black.
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Roxanne | RadioDust AU
FanfictionRoxanne, no tienes que ponerte bajo esa luz roja. Roxanne, no tienes que vender tu cuerpo a la noche. Créeme cuando te digo que te amo... •----------------|•°🌙°•|----------------• 1913, Estados Unidos, Nueva Orleans. Alastor es un exitoso conducto...