Importante leer la nota del final
Víctor
—Y dime, ¿cómo están mis otros nietos?
Su voz entusiasta borra por un segundo la pesadez por lo que dijo anteriormente. Es como si sufriera cambios de humor repentinos, pasando del enojo al encanto en un parpadeo.
Dialogo con mi madre por video-llamada. De vez en cuando nos comunicamos, la contacto o viceversa. En esta ocasión le avisé que estuviera disponible hoy domingo para hablar y aquí estamos, adelantando todas las cosas que han ocurrido a lo largo del mes. Minutos antes le comenté sobre el embarazo de Torrance, que, aunque se alegró, después malhumoró porque permitiera que mantuviera el embarazo en secreto del padre de mi nieto. Le expliqué que es algo que no me compete intervenir, que ya es una adulta y que está en ella cuándo revelarlo al padre, a lo que duró un buen rato regañándome porque fuera tan alcahueta. Ahora los ánimos se serenaron y agradezco que pregunte por mis otros hijos.
—Con Dominic hablé la semana pasada —informo, repasando la conversación que tuve con mi hijo—. Acordaron con Cynthia concebir. —La noticia la sorprende; sus ojos mieles se abren de par en par al igual que su boca, cuyas líneas de expresión se marcan más a su alrededor.
Sale de su letargo dando un par de aplausos para después sonreír a gusto.
—¡Tendré dos bisnietos más! —exclama orgullosa. Sus ojos brillan debido a las lágrimas de alegría que le cuesta contener. No resisto e igual la sigo, sonriendo por tan buenas noticias—. Aunque —interrumpe, mostrándose alarmada—, a él le quedará un poco complicado, digo, por su condición. —Apunta con un dedo hacia abajo, refiriéndose a la invalidez de mi hijo.
—Según, se hizo un conteo de espermas y está bien. Con su esposa está intentándolo a la manera antigua, así que no creo que tenga problema con eso —comento de lo más normal. Sin embargo, Agnes se muestra entre asombrada, poniendo esa cara de mamá perpleja por lo que le están contando, en este caso, de su nieto.
—O sea que aún... ¿aún siente de ahí abajo? —pregunta, señalando de vuelta. Parece una niña curiosa.
—Gracias a las terapias con su esposa siente solo un poco, aunque necesita estímulo en otra parte de su cuerpo para conseguir... ya sabes —explico, ladeando la cabeza al costado, en un ademán de que entienda a que me refiero.
—Oh —murmura, desviando la vista a un lado.
Me apena un poco la situación de Dominic, su condición, no porque le tenga lástima, sino porque por ello su vida se limitó bastante. Antes del accidente tenía mucha energía, metas por cumplir aún, era muy joven y de un momento a otro ese entusiasmo, esas ganas por llevarme la contraria incluso, se esfumaron.
Durante su recuperación, aunque no lo demostraba, estaba deprimido. Cuando lo visitaba en su cuarto se enojaba por las cosas más sencillas, como desplazarse por su habitación o incluso por quedarse quieto viendo al techo, ¿y quién no? Sabiendo que está bloqueado por su incapacidad para realizar más actividades.
Sin embargo lo admiro porque a pesar de afrontar la depresión, salió adelante solo, luchando con sus limitaciones, con su mente porque esa fue la que más lo afectó en ese proceso de aceptar su nueva condición.
Sé que no estuvo bien, que cuando decidió irse a Londres, me enemistara con él, que por culpa de ello, en otro país tuvo bastantes problemas para adaptarse con su condición, sin el apoyo moral de quienes debían estar siempre con él para que no decayera. Me culpé bastante por eso, después, cuando ya no estaba enceguecido por mis pensamientos retrógrados de infundirles a mis hijos lo que para mí era lo mejor. Ahora me queda reparar el daño de la distancia que yo impuse entre nosotros ocasionó. Por eso cada que puedo le mando mensajes preguntando cómo está, dialogando por video-llamada una vez por semana para que nos contemos sobre nuestras vidas como hombres casados.
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He aquí una pequeña cuestión [Secuela] ©
Roman d'amourSECUELA DE LA SAGA CUESTIONES CONTENIDO +18 Una abogada y una noticia por ocultar Un enamorado con una propuesta difícil de rechazar Una extraña relación que nació en un bar Y una familia que tiene mucho que contar Así pues, en esta conclusión, Ver...