27. Tenerlo todo

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Torrance

¡Estoy muy ansiosa!

En clase no paraba de mirar el reloj, contando las horas, minutos y hasta segundos que faltaban para la cita de hoy.

Ethan verá a nuestro bebé por primera vez, y sumándole más emoción, conoceremos su sexo. La doctora con la que voy a los controles me avisó semanas atrás que podía conocer ese dato, al que me negué saber ya que quería que fuera sorpresa tanto para Ethan como para mí.

Cuando la profesora finaliza la sesión empaco mis cosas con premura para irme del salón. No quiero que me detengan a la salida preguntándome sobre mi embarazo. Desde que mi vientre se hizo más evidente, las chicas y algunos compañeros se acercan para saber cómo estoy o si necesito algo. No es que no me lleve con ellos, de hecho, tengo varios amigos con los que departo.

El ambiente universitario, estar de fiesta e ir a un bar después de clases lo dejé de lado porque quise dedicarme al cien a mis estudios, además de que esa etapa la quemé en mi adolescencia, tanto que no me sentía la de antes, aquella loca que disfrutaba de armar alborotos, beber hasta desfallecer y cantar a todo pulmón canciones de rock. A veces me daba esos gustos, al inicio de la carrera, ahora no tengo ánimo para ello; me conformo con estar en casa deleitándome de la compañía de mi novio.

Mientras salgo del bloque reviso el celular, hallando un mensaje de Ethan informándome que me espera en la cafetería que suelo frecuentar. Es inevitable que una sonrisa se me escape, a su vez de que los nervios me invadan. Es una mezcla de emociones que no sé cómo es que las mantengo a raya; ansiedad porque al fin conocerá a nuestro bebé, felicidad porque sé que, como yo, esperaba este momento, y nervios como es obvio, por cómo actuará ante esto tan nuevo de ser padre. Sé que está contento, solo que es la primera vez que hacemos esto juntos, ir a un control prenatal para que conozca más de cerca a nuestro bebé. ¿Cuál será su reacción cuando lo vea a través de la ecografía?, ¿se pondrá nervioso, confundido, ansioso? Lo importante es que, al ser un día memorable para ambos, ayudará a que cierto asunto que lo agobia pase a segundo plano.

Desde que supo que su madre sigue con vida, que es aquella profesora con la que compartió la ponencia, estuvo distraído a lo largo de la semana. Se tomará un tiempo para reflexionar qué hacer, más que nada asimilar el que ella, la que se supone, debió estar desde su infancia, no tuvo la motivación de buscarlo durante los treinta años que tiene de vida. Lo entiendo a la perfección, tanto que me molesté con esa señora. ¿Cómo es que le dijo que lo quería sin siquiera tener la voluntad de luchar por él cuando era un niño? ¿Por qué no se dignó al menos de contactarlo a sus dieciocho años, cuando ya era adulto, consciente de su realidad y capaz de comprender su situación? ¿Por qué solo se motivó hasta ese momento en que lo vio en persona para decirle quién era? Son tantas las preguntas que a veces me irrito. Amo tanto a Ethan que me pongo en sus zapatos; cuando lo noto distraído siento tristeza pues no me imagino cómo será llevar ese pensamiento recurrente de saber que la que creíste, era tu madre, no lo es, y la que si lo es, no tuvo la decencia de buscarlo sino hasta que lo vio. ¿Y si nunca lo hubiese conocido seguiría desaparecida de su vida? Creo que esa es la cuestión que más le duele.

Por esa razón es que aproveché todo lo referente a Junior para entretenerlo, logrando mi cometido. Aparte, gracias a ello le conocí una faceta que desde que se develó, puedo jurar, es la más tierna.

Con mi bolso al hombro, sonrío al cruzar las puertas de la cafetería. Ethan está sentado en una mesa frente a la entrada. Al conectar sus ojos de tormenta con los míos, esboza una hermosa sonrisa que revela su dentadura. Acto seguido, baja la mirada, sonriendo aún más al detallar mi vientre; desde que supo que espero un bebé, cada día ejecuta las mismas acciones; primero me sonríe, luego baja la mirada y, por último, cuando estamos cerca, me besa mientras con ambas manos acaricia mi pronunciado abdomen. Hoy no es la excepción.

He aquí una pequeña cuestión [Secuela] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora