LAS GEMAS DEL INFINITO, entidades sumamente poderosas que rigen un aspecto diferente del universo, piezas tan poderosas por su propia cuenta y tan destructivas una vez juntas.
Únicamente siendo portadas por seres superiores conocidos como los celest...
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Capítulo 33:
Diferentes caminos.
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Complejo de los vengadores Norte de Nueva York
El ascensor del complejo de los vengadores abrió sus puertas dejando ver a Genevieve y Dante, eran las diez de la noche cuando finalmente arribaron en la gran manzana, podían haber llegado un poco antes, pero Genevieve debía primeramente dejar de llorar y moquear.
Cuando por fin pudo establecerse en su cordura la armadura de la inquebrantable Genevieve MacLeod se instalaba nuevamente sin ninguna grieta, Dante casi no reconoció a la pelinegra que tenía a su lado, segundos antes parecía que rompería en llanto y ahora al entrar a la sala común de los vengadores y dejar la espada negra caer sobre la barra de la cocina, era nuevamente la guerrera que conocía.
Iónica bajo lentamente su taza de té observando con dudas la espada frente a ella.
Pietro dejo su tostada de crema de maní en su plato, asombrado por el nuevo artefacto de la pelinegra.
Tony bajo su taza de café alzando una ceja.
Y el único que vio a Genevieve fue Visión, el androide se acercó desde la esquina de la habitación bajando la mirada hacia la espada— Señorita MacLeod, ¿Dónde obtuvo eso?
—Del infierno —respondió sin más la pelinegra quitándose el arnés del arma y tirándolo en el sillón, rodeo el mueble acolchonado para sentarse en él y retirar sus botas de tacón.
—¿Desde cuándo va al infierno?
Genevieve suspiro recostándose en el sofá y apareciendo un vaso de whisky en su mano —Tuvimos un duelo —respondió tomando un trago — Tres desafíos por la corona.
—¿Esto es el premio de consolación o es la muestra de que ganaste? —cuestiono Iónica preocupada.
La pelinegra mayor miró su vaso vacío y lo relleno con magia observando el color ámbar oscuro del líquido —El 97% de las brujas y hechiceros están muertos, soy la reina del mundo mágico por decreto natural como vencedora del duelo de liderazgo —se levantó dejándoles de dar la espalda —Soy la reina aun.
