09. Marioneta

795 73 31
                                    

Sirius Black x Severus Snape 

El brazo le dolía como el demonio, sentía su piel quemarse con cada trazo que aparecía en su antebrazo, las líneas negras que poco a poco formaban aquel cráneo con la serpiente, nunca pensó que llegaría el día en que Voldemort por fin lo viera como alguien merecedor de la marca tenebrosa.

Le había costado mucho aparentar que su lealtad era sincera, sabía que su señor lo había buscado a él aunque no fuera precisamente por su línea sanguínea, tenía mucho más que ofrecer a la causa con habilidades, inteligencia y talento.

A pesar de que no creía mucho en la supremacía de la sangre, después de todo su mejor amiga era una hija de muggles, y su novio un traidor a la sangre, su deber era estar ahí, nadie sospecharía de él.

¿Quién podría sospechar del pobre y solitario Severus Snape?, no tenia amigos, no tenía familia, pero todo lo contrario a lo que la gente pensaba, el chico de cabellos negros estaba parado frente a Tom Riddle para hacerse pasar por un mortifago para ayudar a la orden.

Sirius le había dicho que era lo correcto, que en sus manos podía estar el que Voldemort no le hiciera más daño a los nacidos de muggles, que Lily podría estar bien, que le ayudará a vigilar a Regulus, que con sus capacidades iba a lograr vencerlo.

Y así lo hizo, no se arrepentía, era lo correcto, aunque su único pensamiento en ese momento era Sirius, no le importaba todo lo que tuviera que hacer o que pasar para que el ex- gryffindor estuviera orgulloso de él. cuando el hechizo terminó y la marca estaba bien formada en su brazo de un color negro intenso,, el primer crucio había llegado, Regulus le había advertido que probablemente después de obtener tan preciado distintivo sería una serie de crucios para tortura, debía soportarlo sin quejase, ni ceder ante el dolor.

Espero a que todo pasará, aún podía conservar las puertas cerradas dentro de su cabeza, pero tenía miedo de que en cualquier momento su mente quebrara y todo quedará en ruinas, pero se mantenía firme con el único pensamiento de que al final su novio estaría más tranquilo al poder estar un paso por delante de este loco, nadie sabía que estaba haciendo esto por la orden, los únicos que sabían eran Sirius, James, Lily y Remus, para actuar y ayudar por si pasaba algo fuera de lo esperado, después de lo que él pensó que eran horas, las torturas por fin cesaron.

-Hay algo muy importante que debes hacer, tienes que ser consciente que eres el primero y el último mestizo que voy a marcar, es un honor tener aquella figura en tu brazo, por lo que debes de mostrar mayor lealtad que los demás, debes de probar que hice una buena elección al hacerte parte de mis mortifgos y para ello debes de darme una recompensa, algo que demuestre que me eres fiel, para ello quiero que me traigas a aquella la sangre sucia con la que un día tuviste la desdichada de relacionarte, es tu oportunidad de demostrarme que en verdad me tienes lealtad, y quitar a ese pequeño error de tu vida, no se puede corregir la sangre, pero esas personas que manchan tu historial, si que las podemos borrar, no te preocupes Severus, quédate tranquilo que tu no tendrás que matarla, ese placer déjamelo a mi.

La cara del mestizo cambió completamente, Lily era su mejor amiga no podía entregarla debía avisarle a Sirius y a James, debía salir de allí, lo más seguro es que todos estaban en Grimmauld Place, por lo que en cuanto pudo salir de la junta se apareció en casa de su novio, lo quería buscar pero unas voces en la cocina lo interrumpieron.

-No creo que sea buena idea que Snape se haga moritifago Sirius...

-¿Por qué? ¿Temes que nos traicione James?

-Claro, ¿Cómo crees que me siento?, en cualquier momento se puede dejar seducir por las palabras de Voldemort...

-No lo hará, Lily es su mejor amiga, a parte está muy enamorado de mi, no creo que haga algo para lastimarme, no quiero sonar egocéntrico, pero literal el besa el suelo por donde camino, no hay cosa que no le pida que no haga, él podría morir por mi, es como mi marioneta, lo controlo a mi placer y conveniencia...

Escribir o morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora