18. Toalla

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Percy Weasley x Oliver Wood

Todo mundo sabía que Percy era de las personas que prefería quedarse en su habitación tranquilo mientras disfrutaba de un café y un libro, a estar en un lugar lleno de gritos y empujones, pero aún así desde que Oliver Wood había sido seleccionado para pertenecer al equipo de quidditch de gryffindor, no se había perdido ni un solo partido.

Por otro lado, Oliver era todo lo contrario, entre más gente estuviera al su alrededor mejor, era una persona sumamente social y energética, le gustaba la lectura pero era más apasionado por todo lo que tenía que ver con el deporte, no se perdía ningún puntaje de ninguno de los equipos en toda la temporada, pero aún así, si Percy le pedía que le ayudara en algo o que lo acompañara a la biblioteca, este nunca se negaba, decía que al día siguiente revisaría las reseñas en el profeta a primera hora, que el partido podía esperar un poco por él.

Todo había empezado porque la escuela había organizado un baile para los alumnos de 4 año en adelante, ninguno de los dos sabía a quién invitar, puesto que ninguna persona en el castillos les atraía para tener una cita, así que ambos habían decidido ir como amigos y divertirse, principalmente porque Oliver deseaba ir a la fiesta y le había perdido a Percy que no lo dejara ir solo.

Marcus Flint había llevado de contrabando un whisky de fuego, y tanto Percy como Oliver se habían pasado un poco de copas al ingerir 6 vasos cuando nunca antes se habían tomado ni una cerveza de mantequilla.

Al principio habían argumentado que tomar un copa no era nada, sin embargo conforme pasaban de una en una se sentían invencibles, pero cuando tuvieron que luchar contra las escaleras mágicas todo se vino abajo, empezaron a marearse y sentirse más valientes de lo normal, y en cuanto estuvieron en la habitación de Percy la cual era individual porque era prefecto, se besaron.

Entre besos torpes y saliva de más por la inexperiencia y el alcohol, ambos confesaron que la única razón por la que no habían llevado a otras personas al baile era porque querían la compañía del otro.

El pelirrojo había propuesto conversar sobre ello al día siguiente cuando la habitación no diera vueltas alrededor de ellos, Wood aceptó y ambos terminaron dormidos y acurrucados en las sabanas color rojo bajo una cobija con una enorme P bordada en el centro, a Oliver siempre le había gustado esa cobija de Percy, nunca le dijo, pero era porque tenía un olor a él.

Las consecuencias de aquel momento de ebriedad empezaban a tomar factura, ninguno de los dos había querido tocar el tema anterior por miedo de que él otro hubiera dicho algo que en su momento no sentía y solo lo hubiera dicho por culpa del whisky de fuego. Se limitaba a coquetear de lejos y pretender que ese día jamás había pasado, aunque ambos sueñan con volver a tocar los labios del otro.

En la cena de Navidad de la familia Weasley, Percy le había dicho a su hermano Bill todo lo que le había sucedido con Oliver y las dudas que tenía al respecto de hablar sobre el tema, cuando el mayor le dijo que no perdía nada aclarando las dudas, el miedo de que no funcionara y su amistad se perdiera le cayó como un balde de agua fría.

Cuando volvió a tener a Oliver frente a él después de dos semanas sin verlo, ni mandarse cartas, supo que en verdad necesitaba arreglar la situación, no quería perder a su amigo. Pero primero quería saber qué era lo que en verdad sentía antes de que esa amistad tomara un rumbo del que no habría vuelta atrás. Pero en el lapso de toda esa tensión que se sentía había desembocado en una serie de eventos sorpresivos para el chico Weasley.

Ambos amigos estaban en un punto en donde su amistad se había sobrepasado, pero tampoco alcanzaban el título de novios, se gustaban y lo sabían pero ambos tenían miedo de que su amistad se arruinara por no saber cómo sobrellevar un noviazgo.

"Percy, pásame la toalla", era el momento más esperado de todo el día para el pelirrojo, siempre que Oliver terminaba un entrenamiento de quidditch se dirigía inmediatamente al baño y casualmente siempre olvidaba meter al baño una toalla para cuando terminara de ducharse, Percy no sabía si de verdad su amigo se olvidaba de meter el objeto al baño o lo hacía con toda la intención, pero cualquiera que fuera el motivo por el cual lo hacía estaba agradecido. Por el contrario Percy sabía lo mucho que le gustaba a Oliver el hecho de morderse el labio inferior cuando intentaba concentrarse para hacer algo, leer, tarea o jugar ajedrez mágico, y lo utilizaba a su favor.

Pero más temprano que tarde ambos se cansaron del juego del coqueteo.

-Oliver, creo que debemos hablar...

Oliver rápidamente supo cual era el tema, y antes de que el otro hablara él tomó la palabra -Percy, yo no quiero perderte, si piensas que el beso de aquella ocasión, fue un error yo..

-¿Tu crees que fue un error?- le interrumpió

-Claro que no, de hecho, tu me gustas, todo lo que dije ese día era verdad, pero tengo miedo de perder nuestra amistad, eres una persona muy importante para mi, nunca había conocido a alguien como tu, firmemente creo que eres mi complemento, contigo puedo ser yo mismo sin miedo a que me juzgues de ninguna manera, pero mi amistad contigo es para siempre, y vale muchísimo más, que unos cuantos besos y unos acostones, no quiero poner en riesgo algo tan valioso e importante para arruinarlo por algo que no sabemos si va a funcionar- las lágrimas en los ojos de Oliver estaban a nada de desprenderse de sus ojos

-Y en caso de que no funcione nos condenaríamos a perder todo lo que hemos construido por años, pero piensa en lo que podemos ganar si funciona, yo también me muero de miedo de que las cosas no vayan a salir bien, pero no hay nadie más con quien deseara vivir estas experiencias que contigo-

-¿Estarías dispuesto a hacer un juramento inquebrantable para conservar nuestra amistad?- propuso el pelirrojo como una opción para prevenir que las cosas no funcionaran.

Dos días después Bill Weasley se encontraba con su hermano y su reciente cuñado mientras los dos se encontraban el uno frente al otro y una luz roja en forma de lengua salía de su varita enroscándose entre ambas manos para sellar el pacto de que su amistad duraría para siempre. 

Escribir o morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora