17. Pelo

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*Advertencia, contenido adulto*

......

Draco Malfoy se encontraba en su habitación dentro de las mazmorras de slytherin, no sabía porque había decidido cuidado de criaturas mágicas como materia optativa, ni siquiera le llamaba tanto la atención, pero después de pensarlo dos segundo recordó que en ese momento el rumor era que una persona en especifico iba a ingresar a esa asignatura, y ahora se encontraba estudiando para lo único que lo separaba de su sueño de seguir los pasos de su padrino y dedicarse a ser pocionista.

El año había sido un poco duro, el rubio sentía mucha presión porque su padre le exigía las mejores notas del curso, si quería estudiar lo que deseara y no ir a trabajar con Lucius, Draco debía ser el mejor promedio de la generación, por lo que superar a Granger le había costados unas que otras relaciones personales.

A diferencia de sus amigos que le dedicaban más horas a sus parejas o a salir y distraerse un rato, él se pasaba todo su tiempo libre encerrado en su recamara estudiando, repasar los temas antes de clases, tomar notas adicionales, realizar trabajos extras que en realidad no necesitaba y practicar cada hechizo mil veces todos los días, incluso estaba estudiando los métodos y los pasos para volverse animago para presentarlo durante el examen de transformaciones, todo aquello hacía que su tiempo libre se redujera a comer y dormir, incluso el poco tiempo que pasaba con sus amigos era para ayudarles a ellos con sus deberes o explicarles algo de las clases, eso al final del día también le servía como repaso.

Un ruido en la puerta lo hizo despegar sus ojos del libro que tenía entre las piernas, un Theo Nott un poco agitado había entrado en la habitación, el de ojos grises se sorprendió por como había llegado su amigo, usualmente era una persona sumamente calmada.

-¿Estás bien?- preguntó Draco mientras se ponía de pie y dejaba el libro en el buro.

El chico ignoró completamente a su rubio amigo, caminaba directamente hacia él sin apartar la mirada de su rostro, cuando llegó a su lado la respiración se volvió un poco más agitada, Draco lo miraba de forma dudosa, no sabía qué era lo que tenía su amigo, se notaba bastante extraño, pero antes de que pudiera volver a preguntar si le ocurría algo, el de ojos verdes lo besó.

El joven pasó sus manos por la espalda de Draco para acercarlo más a él, el beso comenzó algo desesperado e impaciente, sin saber que hacer el dueño de la habitación aún no correspondía el beso, por lo que unos segundos después se separó de él, tenía una mirada consternada, ¿Qué se supone que estaba haciendo?, trató de buscar en la mirada de su amigo algún indicador que pudiera responder la pregunta que se cruzaba por su mente, y como si se presentara una profecía ante sus ojos, se le ocurrió una cosa para cerciorarse de que sus sospechas eran ciertas, acercó la mano a su rostro en una muestra de afecto, al ver que el otro correspondió al tacto de una forma íntima y cariñosa, todo se veía claro en su mente.

Con un hechizo no verbal le aplicó un hechizo insonorizante a la habitación y se acercó a su compañero para ahora sí corresponder ese beso, Draco comenzó de manera lenta y calmada, quería disfrutar por primera vez de la cercanía que tenía con él, pero parecía que el de pelo negro deseaba todo lo contrario, ya que tan rápido como pudo, intensifico el acto pegándolo a su cuerpo.

El contacto entre ambos era muy energético, las manos de Draco permanecían en la nuca del chico acariciando su cabello, mientras las de su amigo recorrían su cuerpo como si deseara que las prendas desaparecieran para poder acariciar su piel.

Poco a poco el pelinegro iba empujando el cuerpo del rubio hasta toparlo contra la cama, donde lo hizo sentarse para poder ponerse a horcajadas sobre él, Draco seguía tratando de seguir el ritmo salvaje del beso, no estaba acostumbrado a que las cosas fueran de una manera brusca y pasional, pero definitivamente la idea no le disgustaba si no todo lo contrario.

Escribir o morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora