12. Zapatos

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Blaise Zabini x Ron Weasley 

El momento se acercaba, Blaise no podía creer que de verdad se fuera a casar con Ron, habían estado juntos desde el 5 año, se habían empezado a llevar después de que Draco iniciara su relación con Potter, pero todo estaba mal desde el punto de vista del Slytherin italiano, su mejor amigo nunca debió iniciar esa relación con Potter, maldita sea Pansy y sus ideas, Draco no debía fijarse en un insignificante gryffindor.

Cuando decidió andar con el pelirrojo pensó que le daría un poco de celos a su amigo el rubio, que con unos meses sería suficiente para que se diera cuenta de que él era un mejor prospecto, nada funcionó, los meses pasaban y pasaban, pero Draco nunca noto como su mirada cambiaba de ver al chico Weasley y cuando lo veía a él, hasta Theo le había dicho que no fuera tan obvio, que si Draco no se había dado cuenta estando soltero menos lo haría ahora que solo tenía ojos para el azabache, cuando menos lo espero 9 años habían pasado, nunca había tenido el valor para romper con Ron, por más que intentaba que el otro fuera el que terminara la relación, parecía que verdaderamente ponía más empeño en ese noviazgo que en sus clases cuando estaban en Hogwarts.

En el momento en que estaban en aquella cena en el restaurante elegante del mundo muggle y Ron llegó con ese anillo tan lindo con una piedra de su color favorito y narraba sobre lo mucho que lo amaba, todo lo que había sacrificado para estar juntos, que su familia no aceptaba su relación, pero que todo lo que sentía por él lo animaba a luchar por su amor, y su deseo de estar juntos para formar una familia, no tuvo el valor de decirle que no quería casarse, que en realidad estaba enamorado de otro y que había sido un error empezar esa relación.

Ahora estaba sumamente impaciente, el traje que utilizaría para la ceremonia estaba a medio abrochar y los zapatos traídos desde Italia exclusivamente para tal evento estaban escondidos debajo de la cama, tal vez si decía que nos los encontraba y no se podía casar sin ellos, le darían la opción de cancelar el matrimonio.

No sabía que hacer el hecho de verse al espejo en ese traje ya le cortaba la respiración, no sé imaginaba el resto de su vida con el chico Weasley, cómo compartir su magia, estar conectados, sentir la magia del otro recorrer cada rincón del su cuerpo, cómo se supone que aceptaría a otra magia diferente a la rubio en él, automáticamente su magia rechazaría la de Ron al no estar enamorados.

Cuando menos lo espero el amor de su vida entró en la habitación, y en cuanto lo vio recordó el porqué es que se había enamorado de su mejor amigo, era tan bello, su piel, el cabello que le llegaba por debajo de los hombros, y casi siempre con su listón color verde atándolo en una coleta baja, su personalidad toda a la defensiva y un poco altanera, pero cuando lo conocías te dabas cuenta lo noble que era, lo leal, y lo mucho que apreciaba a sus amigos y sus seres queridos.

-Hola Blaise, ¿Listo para casarte?-

-Oh Dragón- Blaise se recostó en su cama, con la mirada perdida en el techo.

-¿Qué pasa?, desde hace días te noto raro, extraño, como si en realidad no estuvieras aquí-

-Ya no puedo más, nunca te lo he dicho, pero siempre he estado enamorado de ti, la forma en la que hablas, tu cabello, tu personalidad, tus ojos, de verdad nunca me he sentido así por nadie, no sabes lo horrible que me sentí en el momento en que iniciaste tu relación, no puedo describir, yo quería hablar con tu padre, pedirle formalmente que iniciamos una relación, con todo lo que implicaba un noviazgo de sangre puras, deseaba hacer las cosas correctamente-

-Blaise-

-No Draco, no digas nada, yo se que estas enamorado de Potter, se te nota en lo ojos, no puedo competir contra eso, de verdad que lo eres todo para mi y si él es tu felicidad yo no puedo contra eso, pero eso no me puede quitar de la cabeza que si Pansy no te hubiera dicho que le gustabas al gryffindor no hubieras puesto tus ojos en él, y si yo hubiera hablado antes probablemente estaríamos juntos, talvez si te hubiera dado señales, si te hubiera comprado esos anillos italianos que deseabas cuando fuimos de vacaciones al matrimonio de mi madre, te hubiera demostrado que haría todo por ti.

Se notaba la desesperación en cada una de las palabras de Blaise, no podía mirar al heredero de los Malfoy, tenía miedo de ver enojo en los ojos de su amigo por confesar tales palabras, aunque sabía que la respuesta a sus sentimientos era negativa, no deseaba escucharla, por lo mismo había callado sus sentimientos desde que tenía doce años.

-¿Y qué pasa con Weasley?

-Ron es un buen muchacho, es guapo y todo, no dudo que le puede gustar a cualquier persona, incluso me llama la atención, pero yo te amo a ti, me es imposible dejar de amarte, no me puedo casar con él, añadiendo el hecho de que mi magia lo va a rechazar.

-¿Como?

-Sabes perfectamente como pasa, somos sangre pura, si nuestra magia no está correctamente conectada con nuestros sentimientos, automáticamente rechazará la magia del otro, y no quiero sentir el rechazo de mi magia siempre, una vez casado lo único que nos va a separar es la muerte, no quiero estar con él hasta el final de mi días.

Zabini tenía demasiadas cosas en la cabeza, pero si ya había abierto la boca para decir lo que sentía mínimo quería saber que sentía poder besar al amor de su vida, tomó la mano de Draco de forma desprevenida, y lo acercó a él, y sin siquiera mirarlo lo beso, pero contrario a todo lo que había imaginado no sintió absolutamente nada, no había magia, ni conexión.

En medio del beso una lágrima se metió entre ellos y cuando separó sus labios para mirar a Draco, el bello cabello rubio era suplantado por un tono naranja y en su cara había unas pecas, y ojos azules.

-Multijugos- susurro Blase incrédulo de que en realidad todas sus palabras habían ido a parar a la persona menos indicada.

Las lágrimas del pelirrojo caían lentamente por sus mejillas, definitivamente nunca se había sentido tan herido como en ese momento, el dolor le nublo la mente, y como todo gryffindor primero sintió después actuó y por último pensó.

- Avada Kedavra- 

Escribir o morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora