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Milenka

No hay nada mejor que asesinar por placer. Acabar con la vida de alguien con tus propias manos, que tu voz sea la última que escuche y tu rostro sea el recuerdo con el que pase a otra vida. Es una adrenalina exquisita. Y se puede igualar con el rugir de los motores.

Las curvas pueden ser las puertas de la muerte, por eso me abren paso y me permiten transitarlas como si de una autopista de tratara, porque yo soy la jodida muerte.

La adrenalina me invade cada poro y la velocidad me tiene pisando el acelerador como loca desquiciada. El español que hice fuera mi oponente me mira por la ventana y le guiño un ojo antes de salir disparada con toda la potencia y esperarlo en la meta sentada en el capó.

Mis botas de cuero me cubren hasta encima de las rodillas y el vestido de tiras se aferra a mi cuerpo todo lo que puede. El aire mueve mi cabello y le sonrío al sujeto que sale furioso azotando la puerta de su Audi como si este tuviera la culpa de que haya perdido miles de libras contra una mujer.

- hiciste trampa, zorra maldita- bufa furioso y bajo con sensualidad del auto llegando a él con una pose amenazante.

A mí nadie me habla con superioridad porque nadie es más que yo. Y el que este jodido machista de mierda sea de uno de los clanes españoles conectados con Héctor lo hizo un blanco más que fácil.

- vuelve a ofenderme y la lengua te la tragas- saco mi daga de la liga de mi muslo y juego con ella, ganando una risa horrible por parte del sujeto con barba frente a mi

- pagame tramposa del demonio- me toma por el codo y me mueve con violencia.

Un grito sale de su garganta cuando sin pensarlo le entierro la daga dorada en el muslo, pinchando el hueso. Me sostiene con más fuerza y remueve el arma en su muslo.

Me exita provocar dolor y a la vez me enfada que no me den el respeto que me merezco. Con un ágil movimiento me suelto de su agarre y lo tomo del cabello. Vuelve a gritar cuando saco la daga con furia desgarrando ligamentos y piel de más y poso el filo en su cuello.

- tan machito y no aguantas nada- le susurro y un círculo de personas nos rodean.

Aquí hay varios españoles que le irán con el chisme a Héctor y hará que me devuelva el gesto, pero es lo que quiero, que salga de su maldito escondite para mutilar cada parte de su cuerpo.

- escucha con atención hijo de puta- con una simple maniobra lo tengo de rodillas gritando y yo a su espalda, rozando su piel con un tanto de fuerza para que una línea de sangre se deslice por su cuello- porque solo lo diré una vez, Milenka Morgan nunca hace trampas- todos me determinan y me reconocen ya que me estuve moviendo por lo oscuro para cuando llegara este momento- porque no necesito hacerlas para ganar nada, ya que yo brillo valla a donde valla. Y si en cinco minutos no tengo mi maletín de dinero en mis manos tu precioso Audi se va conmigo esta noche.

Lo suelto y este de revuelca en el suelo sosteniendo su pierna sangrante. Limpio la hoja de la daga con el escote de mi vestido blanco para que todos vean que a mi la sangre ajena no me importa, ya que no es la mía.

Axer y Samira me esperan junto a mi Ferrari con unas sonrisas de personas para nada normales. El rubio fija sus intensos ojos azules en la sangre que adorna mis pechos y se relame sus apetitosos labios, y con ese simple hecho se me empapan las bragas.

- después la dramática soy yo- Samira rueda los ojos y yo levanto mi vestido para dejar la daga otra vez en la liga y siento los ojos de hielo sobre mi, erizando cada vello de mi cuerpo

-sin drama no hay resultado- le digo lo obvio y me recuesto en el auto dejando mis tetas casi a la vista

- ¡hay por Dios!- exclama la americana y tanto el ruso como yo fijamos la vista en ella- si se van a seguir follando con la mirada mejor le hacen compañía a Owen y a Abby en lo oscuro

Mellizos Morgan: Fanfic Pecados Placenteros. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora