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Milenka

Estado actual: golpeada hasta el cansancio.

Despierto luego de quedar inconsciente. Me encuentro el el frío suelo de la habitación en donde me tienen, tirada en el piso con una misera bata que apenas me cubre del frío y la humedad del lugar. Se nota que es una construcción antigua, decadente. Las muñecas me duelen de tanto intentar librarme de las cadenas, y la espalda, pues digamos que es un tipo de dolor que jamás había experimentado.

El látigo abrió mi piel. La sangre seca me llega hasta detrás de los muslos. Me arde la zona, y para colmo limita toda mi capacidad de movimientos, ya que hasta el respirar me duele.

La jaqueca no se me quita y me duele el estomago a causa del hambre.

Como puedo me siento en el suelo con las piernas cruzadas. Estoy en la esquina de la habitación. Busco calor con mi cuerpo pero al parecer, debo tener fiebre, porque a todo lo que siento, se le suman algunos escalofríos.

La puerta de hierro se abre, dándole paso al maldito infeliz que me mantiene en estas condiciones. Me sonríe, con aires de superioridad, y detrás de él entra su maldita sabandija.

- te sienta muy bien estar callada- me habla, y piensa que voy a temblar de miedo con el tonito que usa - ya lo tengo anotado, que el látigo es lo que mejor le sienta a tu lengua

Lo miro de pies a cabeza, con lentitud, detallando todo su cuerpo.

Me he cruzado con varios criminales en mi corta vida, y he de decir, que a Héctor,  le falta algo para ser de los grandes.

-¿qué te hace pensar que me has callado?- le pregunto, y noto con satisfacción como se tensa enseguida- ¿no has pensado en la idea de que solo estaba recargando las pilas?- lo reto con la mirada. Sé que en mis condiciones más que miedo, debo dar pena, pero no me importa, ya que sobre mí, la luna y el sol, y se esconden todos los días.

- parece que necesitas tu dósis diaria de violencia- se me acerca, quedando a unos pasos de mi

-¿eso es todo lo que tienes para ofrecer?¿tantos años jodiendo para solo encerrarme y darme algunos golpes de mierda?- le grito, y aun con dolor me pongo de pie, presa de la rabia

- simplemente lo estoy disfrutando- toma mi rostro entre sus manos y me roba el aliento porque aprieta zonas sensibles. Al parecer se esta volviendo una costumbre que se tome tales libertades conmigo, el muy pendejo- estoy debilitando tu cuerpo, mente y alma para cuando llegue lo bueno

Saco fuerzas de donde no las tengo y hago que se doble de dolor con el rodillazo que le propinó, y que por supuesto, no se esperaba.

Su Ratón lo aparta de mi y con un empujón me envía al suelo. Caigo sobre mi espalda y se me humedecen los ojos al sentir la sensación de que me taladran el alma. Respiro con profundidad y de nuevo logro ponerme en pie.

- puedes debilitar mi cuerpo, pero jamás mi alma- lo reto con la mirada, me le acerco amenazante solo hasta donde las cadenas me lo permiten- y mucho menos lograrás que me arrepienra por lo que le hice a la invento pedofila de tu hermana

Me voltea el rostro de una cachetada y me toma por el cabello para hablarme muy cerca.

- precisamente esto lo hago para mi hermana, para que cuando decida acabar con tu asquerosa existencia, pueda regocijarse en verte destruida.

Me le río en la cara. Se ve patético intentando ser un malote.

- te la quito un año de encima y mira como me pagas- niego con la cabeza y logro safarme de su agarre - solo espero que el coma le haya mejorado su sentido de la moda.

Mellizos Morgan: Fanfic Pecados Placenteros. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora