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Milenka

Mis vacaciones habituales en Las Maldivas no eran nada del otro mundo cuando venía con mis padres y mi hermano.  Los señores  se pasaban el día cogiendo y nosotros en la piscina, pero esta vez es muy diferente.

Los Miller y los Linguini nunca nos habían acompañado pero sus locuras prenden el ambiente, Patrick no ha dejado de hablar de lo pendejo que ha sido al no darse cuenta de que su pequeña estaba en algo con Owen, Simón es un flojo que no aguanta una gota más de alcohol y no para de hacerme reír con sus estupideces. Mamá no se ha despegado de mi cuñada ni de su consuegra y me gusta verla tan feliz con la felicidad de mi hermano. Y, para terminar, las señoras amargadas no han parado de criticar juntas. Seguramente a mi ´´novio´´ y a mi, pero ni al caso. Sus opiniones no me importan.

Axer no ha caído en mis provocaciones y eso me tiene más mojada que las playas de aquí.  Ese toque de control que tiene en su mirada cada que lo tiento me hace querer descontrolarlo y montarlo en el balcón de mi habitación. Pero la noche es joven y de aquí no nos vamos hasta que no pruebe a ese bombón ruso.

Se me hace extraño que los tres chicos se hayan desaparecido hace como veinte minutos y al parecer soy la única que lo nota. Todos siguen en sus asuntos y me doy un recorrido por la casa para ver en qué los agarro.

Reviso en la cocina, en el cuarto de juegos, en el jardín y por último me dirijo al jacuzzi, y los jadeos masculinos que captan mis oídos son una magistral melodía. La puerta tiene seguro y debo recurrir al típico clip de cabello para poder abrirla. Mis ojos se explayan y mi excitación crece al ver a Hugo atado a una silla y a mi próxima víctima golpeándolo con la frecuente toalla húmeda. No es su sadismo en todo su esplendor pero las circunstancias no están como para dejar rastros de que alguien está siendo torturado con tantos ancianos amargados en la casa.

-bueno, bueno, bueno- me adentro poniendo seguro a la puerta- estoy a punto de tener un orgasmo visual con semejante espectáculo

Owen sonríe de medio lado y levanta una botella de cerveza en mi dirección brindando. Axer me observa de pies a cabeza y me siento poderosa cuando se queda un poco más en mis tetas, las cuales se acentúan por el escote pronunciado que llevo. Es un Dios erótico en todo su esplendor con toda la oscuridad que lo envuelve.

-no pensábamos hacer un show público- me contesta y el cabello se le pega a la frente sudorosa. Demasiado calor hace aquí.

-ella no respeta la privacidad amigo- le dice Owen – es mejor que te acostumbres.

-y menos en una situación como esta – me le acerco a ´´mi chico´´ y lo rodeo moviéndome con sensualidad – que me viene como anillo al dedo para lo que deseo hacer.

Me planto detrás del español y me agacho quedando a la altura de su oreja. Poso mis manos en sus hombros y siento cómo sus músculos se tensan. El agua corre por su pecho y abdomen y su respiración es un asco.

-verás cariño- le hablo bien cerca y siento la mirada de Axer en mi escote, lo miro y me muerdo el labio inferior enderezando la espalda para caminar junto a él y mirar a mi capitán de frente- estos días en los que te ausentaste, me quedé ocupando tu puesto, no sabes lo caliente que me veía dando órdenes y acabando con todo el que a ti te faltó huevos para capturar.

Me acerco más a Axer y recorro su antebrazo con mi uña. Su mirada no se despega de la mía y sé que se está conteniendo porque el contacto físico sin permiso es algo que un dominante no soporta.

-así que pensé en quedarme con tu puesto una vez volvieras porque me gustó mucho estar al mando

Su risa no demora en aparecer y despego mi vista del ruso para posarla en él.

Mellizos Morgan: Fanfic Pecados Placenteros. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora