Capítulo Cinco

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Tuvo que esperar a que Edith dejara de cantar dos canciones más y se enjugara el sudor de la frente con un pañuelo que le dejó el otro componente trajeado del grupo, para que ella reparase en su presencia

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Tuvo que esperar a que Edith dejara de cantar dos canciones más y se enjugara el sudor de la frente con un pañuelo que le dejó el otro componente trajeado del grupo, para que ella reparase en su presencia.

Una vez le devolvió el pañuelo a aquel joven de pelo castaño claro, saltó de la tarima pidiendo un descanso a la audiencia y se reunió con Renard y con Bran. Este se percató de que ella ya no se tambaleaba tanto y parecía haber recuperado algo la funcionalidad de su cuerpo.

-¿Y este quién es? -dijo ella mirando de arriba abajo al inglés con recelo. La joven no pudo evitar pensar que aquel desconocido era un presuntuoso con aquel sombrero de gánster.

Renard soltó una carcajada y le hizo un gesto con la mano a Edith para que se tranquilizara.

-Es un amigo, mi nuevo amigo, de hecho. -Empujó al violinista por la espalda para que se adelantara y se pusiera frente a Edith-. Se llama Bran y viene de Londres.

-Encantado -dijo Bran, tímido. Edith abrió los ojos con sorpresa-. Renard me ha hablado de ti.

-¿Cómo es que sabes francés?

-Mi madre es belga -explicó Bran con fastidio, ya que no le gustaba dar muchos detalles, ni de su vida ni de su condición, y mucho menos con el auge de cierta corriente política en ciernes-. Emigró a Gran Bretaña muy joven, pero conservó el idioma y nos lo transmitió a mí y a mi hermano pequeño.

-¿Tu hermano pequeño está aquí también? -dijo ella arqueando una ceja, incisiva.

-No, no -negó Bran sacudiendo la cabeza-. Está en América, probando suerte con conciertos y componiendo para musicales. Se llama Gregory Ashdown.

Al escuchar aquel nombre, Edith se volvió hacia el pianista con alborozo mientras le sonreía.

-¡Ven, Johnny! ¡No vas a creer quién está aquí! -exclamó la joven palmeándole la pierna al músico.

Él bajó con un ágil salto y se situó junto a Edith, risueño.

-¿Y bien? ¿Qué pasa?

-¡Es Bran Ashdown, el hermano de Gregory Ashdown, el autor de The White Rhapsody!

En cuanto escuchó el nombre de su nuevo músico favorito, Johnny se adelantó, agarró una mano de Bran y se la estrechó con efusividad.

-¡No me lo puedo creer! ¡Es un auténtico honor tener aquí al hermano del músico más grande del siglo! -dijo el pianista en inglés para, a continuación, volver al francés y llamar a su compañero-. ¡Charles, ven! ¡Mira quién está aquí! ¡El hermano de Gregory Ashdown!

Bran no quería reconocerlo, pero en su fuero interno le escocía un poco que en ese momento su hermano menor fuera más famoso que él y sintió que un estremecimiento de envidia le recorría todo el cuerpo. Por supuesto que Gregory siempre fue un prodigio al piano y destacó desde el principio, pero él también había trabajado muy duro por hacerse un hueco en el mundo de la música. ¿Por qué no se le reconocía el esfuerzo?

La Romance de ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora