Final

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Para Donghyuck se siguió sintiendo como un sueño el poder besar a Mark cuando quisiera. Cuando juntaron sus labios por primera vez sintió ese indescriptible alivio en el pecho, mentiría si dijera que antes de eso no se sentía mal por anhelar tener cercanía con Mark. El asco y la vergüenza eran emociones primarias en él, principalmente cuando Mark lo evitaba. Entonces el sentir que no era algo que sólo él quería, le significó un gran cambio. El ver como una (o la única) persona de la cual le importaba tanto su opinión, le correspondía en un aspecto tan íntimo de su vida, le ayudó a bajar ese constante estado de alarma en el cual vivía a diario, sentía que iba a mil por hora, y viendo a Mark a los ojos antes de besarlo, le hacía ver como todo iba lentamente. Escuchar el "no nos van a ver" no lo podía calmar más, y el deseo de tener a Mark como Mark lo tenía a él, le estaba colapsando la cabeza. Desde que probó imponerse sobre él después de que cerrara las cortinas, le costó volver a su actitud de niño inseguro que no se podía valer por sí mismo. Y el hecho de que Mark cediera tanto, sólo le daba más seguridad.

A Mark le gustaba (más de lo que le gustaría admitir) ver a Donghyuck así, mirándolo fijamente a los ojos y asomando una que otra traviesa sonrisa, se notaba como le acomplejaba menos aquello que en algún momento fue un gran problema.

A Donghyuck todo lo que hacía Mark le parecía lindo, y sería exagerado decir todo si no se le hubiera quedado mirando mientras ordenaba el patio trasero de su casa. El señor Lee había estado podando las plantas y limpiándolas de una que otra plaga, pero eso no significaba que hubiera dejado ordenado. Mark organizó todo lo que estuviera fuera de lugar y limpió el espacio. Donghyuck no pudo dejar de mirarlo en todo momento. En especial no podía dejar de ver sus manos, las cuales estaban en constante movimiento, perfilando sus dedos cada vez que agarraba algo. Esas manos blancas y delgadas, características de Mark Lee, y esos lentes que se puso antes de bajar al primer piso, que tan bien le quedaban. Agradecía que Mark hubiera entrado en paz consigo mismo en ese aspecto, no sabía qué era lo que lo detenía de usarlo, pero joder qué bien se veía con aquel marco metálico delgado.

-Taeyong hyung dice que el viernes tiene la casa sola y que podría ir contigo, van a ir algunos de sus amigos y de los amigos de Sicheng.

-¿Yo? ¿En la casa de Taeyong sunbaenim?

-¿Qué tiene que seas tú?

-Mark, ¿sabes de quién eres amigo? Del chico probablemente más popular de todos los institutos de la ciudad.

-Y bueno, soy amigo de él y te conozco a ti y él también y dice que puedes ir.

-¿De verdad?

-¿Te he mentido alguna vez? -se acercó a Donghyuck, quien se encontraba en la puerta de la cocina-. Nunca lo he hecho, ni pienso hacerlo -asomó una sonrisa-. Taeyong hyung te quiere conocer, todo lo que sabe de ti fue por Jeno y Jaemin, supongo que entiendes a lo que voy.

-Sí -suspiró, sabía que lo que decía Mark era verdad, él era consciente a lo que se refería; pero una cosa era saberlo y otra cosa era que alguien más te lo dijera-. Sí entiendo.

-Hyuck... -dejó su mano sobre el hombro del menor-, afrontar las cosas es mejor que evitarlas. Estoy seguro que... dejaron de pensar en ti de la forma que la hacían antes pero... no te conocen como yo, no saben cómo eres y necesitan conocerte, al final, siempre ando con ellos y no planeo estar sin ti.

-Sí entiendo hyung.

-¿Y entiendes que me gustas? -Donghyuck se quedó callado, escuchó eso desprevenido y no supo cómo reaccionar. Mark se acercó aún más a él y lo tomó del mentón-. Supongo que puedo besarte, ¿no? -y en su vida Donghyuck hubiera pensado que alguien preguntando por su consentimiento iba a derretirlo tanto.

「✁」FobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora