CAPITULO 24

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Negativo.

Rachel.

La nieve espesa se ve desde lo alto de la avioneta aumentando la ansiedad al percatarme del enorme bosque que se ve a lo lejos, el frío tiene el panorama gris y me preparo con Laila afanada, queriendo devolverme lo antes posible. «Tengo muchas cosas que hacer»; Antoni está suelto, ¡Suelto! Bratt ardido con el ojo sobre la Élite y sobre mí, como cosa rara. Divido las balas que trajeron preparando las armas, mientras papá hace lo mismo alegando con Sam que quiere ir.

—El...Bo... La persona que va adelante, la cual abordó el helicóptero en el comando —explica Patrick— tiene la ubicación exacta.

—Trabajan con tus dispositivos, la debes tener, así que dánosla —le alega Laila.

—No.

—No estamos para trabas —lo regaña papá—. Mi hija y mi nieta están en peligro en manos de un desequilibrado ambicioso que tiene una seria aversión hacia las mujeres de mi familia.

—No, no son trabas, solo que no la tengo y ya —se defiende—. Descendemos en dos minutos. El perímetro es seguro, Salamaro tiene hombres de confianza que rondarán y sellaré la avioneta acorazada para que nadie entre en lo que volvemos.

Me termino de preparar cuando la aeronave empieza a descender, papá se distribuye las balas por todo el cuerpo, no se ha sentado desde que partimos y me siento igual que él.

—Sé que están alterados, pero lo mejor es manejar la calma —me pide Alexandra—. Patrick y Christopher se han esmerado por ganarse la confianza y el respeto, todos los miembros de esta organización saben de la enemistad Romanov James y es entendible el desespero, sin embargo, tengan en cuenta de que si llega a pasar algo con los Romanov en sus tierras, a Patrick y al coronel se les acusará de traer al enemigo. Conocen a Abby y a los mellizos, con Antoni y Bratt sueltos, es mejor que quieran proteger a los niños y no irse contra ellos si se rompen los pactos.

—Solo vinimos por Emma —me toma papá—. No vamos a dañar su perfecta alianza.

—Si, pero...

Me agacho a darle un beso a mis hijos dándole instrucciones a Gauna que se queda con Luisa, Cayetana e Ivan. Me altera dejarlos, pero tengo que ir y recuerdo una y otra vez que no tardaré. Sam insiste en ir y estoy tan desesperada que me toca acceder, ya que no estamos para entrar en discusiones, sigue con el chaleco puesto y Patrick es uno de los que baja primero junto al coronel. El helicóptero ya aterrizó y el maldito de Ilenko Romanov va afanado más adelante.

—Solo síganme —pide Patrick antes de enfocarse en el coronel —. Thomas está adentro, anoche le comentó a Salamaro que quiere verte con urgencia.

Asiente poniéndose la ametralladora sin decir nada y no quiero pensar mal, pero lo mínimo que podría hacer es decir que no quiere saber nada de él, ya que es una completa porquería, sin embargo, no lo hace y ha de ser porque no lo piensa.

Las puertas de la avioneta se sellan y nadie mira mapas, simplemente me apresuro a seguir a Patrick adentrándome en el espeso bosque que me absorbe junto con los demás. «Me enoja tanto que no voy a decir ni el nombre», pero quien tiene el localizador se mueve rápido tomando camino el cual no es para nada fácil.

La nieve dificulta el trote con subidas y bajadas que provocan caídas, raspones y tropiezos. Sam trata de mantener el ritmo mientras que papá trata de que no se lesione en el intento.

—Thomas le pidió a los Vory v Zakone que entraran—avisa Patrick agitado con el auricular en el oído y el coronel sigue actuando como si nada— ¿Me oíste?

DESEO,  (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora