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MOGLIE.
Antoni.
Los hijos suelen superar a los padres, Braulio sobrepasó a mi abuelo y yo lo sobrepasé a él, así como mi descendencia me sobrepasará a mí. El gen malicioso que nos rige se va dañando con cada generación y por mis hijos no puedo permitir que el legado de otro sobreviva.
El mundo no está preparado para algo más malo que los Morgan que ya se conocieron o para algo más sádico que los Romanov y por eso le quité un peso a la humanidad matando al Underboss, ya que bastante hay con Damon. Eso ya es motivo suficiente para temer.
A su edad ya tiene a su conejillo de indias en decadencia con la fórmula que lo tiene agonizando, «Yo logré mi primera creación a los once». Damon tiene siete y ya logró el sufrimiento constante que lo tiene chillando de dolor.
Me adentro en la casa que mandé a construir en uno de los barrios de Florencia observando el interior espacioso e iluminado, está como la pedí y me vuelvo hacia la mujer que tengo atrás posando las manos en su vientre.
— ¿Te gusta, bella? —pregunto.
—Sí, mil gracias.
Dejo un beso en su mejilla antes de quitarle al niño que tiene en brazos. Tiene un año, pero conoce a su padre y por ello me abraza. «Lucca» es mi hijo menor hasta el momento, ya que el otro viene en camino y lo porta Greta Klein, mi amante desde hace casi dos años.
No hay sentimientos, adoración o importancia y obviamente es poca cosa ante mi esposa quien es la mujer más importante de la mafia, pero esto cumple un fin y es extender el legado de mi apellido hasta que Rachel pueda volver a concebir.
Todo criminal debe asegurar la perseverancia de su legado, era algo que me recalcaba Braulio. La inteligencia de nuestros genes es algo demasiado importante para dejarnos extinguir.
Lo evalúo, le doy sus vitaminas y paso tiempo con él en la habitación llena de juguetes lúdicos analizando su perfil. Le dedico las tres horas diarias que le doy desde que nació y recalco su cuidado antes de entregarlo.
—No quiero problemas con este tampoco —le advierto a Greta—. Sigue todas las instrucciones del médico.
—Usted esté tranquilo —asegura la madre de Angela—. Lo único que nos preocupa es la señora Mascherano.
—De ella me ocupo yo —dejo claro antes de marcharme.
Salgo a abordar la limusina que me mueve. Rachel está por volver, esa engañosa que me sedujo hace unos años en los bares de Moscú y ahora es mi esposa. Tengo un mal sabor desde hace meses, dudas que no me dejan dormir.
Poso los ojos en el anillo que le quité a Phillippe antes de felicitarlo por la única buena cosa que ha hecho en la vida y es matar a Christopher Morgan. Mi hermano lo tenía cuando lo maté, sin embargo, acabar con su vida no hizo que lo dejara vivir, había irrespetado al líder y eso no podía dejarlo pasar.
El sol está en furor y apunto la chaqueta de mi traje apreciando el edificio cristalizado, el cual alberga más de sesenta y siete pisos en pleno centro de Florencia. Es el laboratorio de creación más grande que tengo, el corazón de mi negocio y el que cuenta con los equipos más avanzados.
La mafia tiene un solo líder, un solo rey, un solo ser supremo; ese sujeto se llama Antoni Mascherano y mi mejor arma no es una de fuego, es una por la que mueren todos denominada HACOC, la droga de la esclavitud que nadie puede imitar, pero que actualmente todos necesitan.
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DESEO, (BORRADOR)
RomanceHubo Lascivia, hubo Lujuria y ahora todo se define en medio de un ardiente deseo. El mundo está en llamas y Rachel James camina de la mano del que se alzó como ganador, pero el campo de batalla clama revancha, sangre y pelea en una guerra de todos...