CAPITULOS 6

975K 76.8K 268K
                                    

════ ⋆★⋆ ════

Kraken: Parte 1. 

Christopher.

No hay salidas, no hay opciones, he explorado cada una, pero no hallo más que las cuatro paredes de piedra que me rodean. Odio es lo que me corre por las venas y no hago más que arrojar puños al saco de arena que tengo en la cueva.

Soy demasiado letal para compartir una celda, el que me toca lo mato y a la reja solo la deslizan para dejarme en el ring de la pelea y acabada la contienda se me vienen encima evitando que baje a empaparme con la sangre de los que me observan.

Estoy demasiado perdido, demasiado embriagado con el olor de la muerte. Los recuerdos ya son borrosos de tanto repetirlos, «Los mellizos», «Rachel», los labios de mi mujer contra los míos y la palabra "Mía" que no deja de repetirse en mi cabeza.

He peleado día tras día desde que me trajeron moribundo, los dos tiros me dejaron inconsciente y aún tengo clara las palabras de Phillippe Mascherano antes de quitarme el anillo; "En ocasiones la muerte no es castigo suficiente".

No recuerdo nada más, cuando desperté ya estaba aquí, sin salida, con dos asquerosas comidas al día y una sola demanda: "Matas o te mueres".

Podría dejar que me aniquilen, pero cada que salgo el instinto me gana y desaforo la rabia acabando con la vida de otros solo porque quiero, ya que esto es una manera de quemar lo que llevo dentro.

Pateo la maldita reja de acero, el desespero no me quita el razonamiento y es que de aquí nadie sale, sin embargo, las ganas de ir por lo mío me mantienen vivo.

Las peleas de la última vez me tiene ciego, son dos o tres por día y no hay quien se me compare. Todos son basura, estiércol, imbéciles que acabo en un abrir y cerrar de ojos, más demoran subiendo que yo acabando y he perfeccionando tanto el arte de la pelea que muchos ya se quedan quietos a la espera de que les tuerza el cuello sin pelear.

Las semanas pasan siendo más de lo mismo. El repudio hacia Bratt, Antoni, Angela y Gema aumenta cada día, eso me quita la cordura, no soy más que una criatura asesina y en ocasiones siento que mi vida pierde sentido encerrado en estas cuatro paredes, recordando cómo se adueñaron de lo mío, cómo me dejaron sin nada estando a punto de tenerlo todo.

Hoy no es un buen día, camino como lobo enjaulado a lo largo de la cueva con las ganas de pelear multiplicadas por mil. Quiero que abran la reja rápido, pero algo está pasando afuera y tardan.

—¡¿No hay a quién matar o qué mierda?! —grito enfurecido.

Uno de los mercenarios llega con manos temblorosas abriendo el candado, la reja se desliza y me muevo a la base de piedra, me trueno los dedos listo para que sea rápido y conciso, no quiero ni gastar tiempo mirando a la poca cosa que enfrentaré hoy, pero...

Huele diferente, el ambiente tiene un aura distinta y elevo la vista encontrándome con el hombre que me oscurece los sentidos en segundos y ha de estar demasiado aburrido de la vida como para venir a suicidarse. La altura es algo característico de él, al igual que el porte de bárbaro sádico que ahora trae el cabello mucho más corto que antes y luce mucho más sombrío.

—Legión —el acento ruso me pone peor.

—Boss.

No sé si reirme o darle el pésame mientras me muevo lentamente en el ring.

—¿Lo quieres rápido o tortuoso?—lo amenazo en su idioma natal embriagado por su propio veneno— ¿Te parto el cuello o la cabeza?

—No sé dime, tú —contesta— ¿Qué pieza de tu cuerpo quieres que le lleve a tu padre?

DESEO,  (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora