Recuerden que no es obligación leer los extras.
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Christopher.
Estoy en Las Vegas, pasé tres días en una montaña de Haití marchando con la Bratva en una montaña buscando al que quiso imitar una de los planes que manejo. Masacre y ahora mi ejército está tomando más fama.
Me he tomado más de cuatro botellas a lo largo del día y eso repercute en mi sistema acalorandome. Mi cerebro lo pide, ya que los niveles de cansancio y drama lleno de sandeces me lo imploran.
Estuve tres años en una maldita fosa peleando día a día por mi vida, salí y me encontré con un desastre peor. Ahora estoy liderando un ejército de mercenarios. Tengo que lidiar con una hija que nunca se calla, alguien quien no le importo y si no me doy un momento, me voy a joder a mí mismo, ya que hace mucho no sé lo que es tener un maldito momento de gozo.
Me empino el trago que quema mi garganta. Tengo muchas cosas en el aire, pero estos días son de mí para mí.
—No soy de fiestas, pero en ese podrido ejército de paz deseé tanto esto.
Parker se inclina su trago a mi lado mientras que Patrick está como un loco en la pista bailando con la hermana de Rachel dejando que Alexandra los aplauda. El alemán sacude la cabeza y ha de ser porque la hija menor de Rick es una maldita loca que no sé por qué diablos está viva y bailando aquí como si no fuera el canje de una deuda.
Respiro hondo dándole varias caladas a mi cigarro. La discoteca está tomando ambiente y, como en años pasados, me alcoholizo olvidándome de todo y medio ebrio me levanto a bajar la autoestima de los hombres que tengo alrededor.
No es necesario planear nada, simplemente con acercarme a la barra tengo la atención de miles de mujeres. Pido un whisky doble y la primera llega con una amiga fingiendo que no saben qué pedir, «Común».
—Tantas opciones me hacen doler la cabeza —comenta la castaña mirándome—. Tienes cara de experto, ¿Qué recomiendas?
Un mero vistazo las intimida cuando las miro de arriba abajo notando que no están para nada mal.
—Depende —contesto con sequedad— de lo que quieran hacer.
Se sonrojan riendo y con eso basta para que empiecen a soltar un montón de bazofia disfrazada de coquetería dándome a saber lo que no pregunté, como en qué hotel están hospedadas, hasta qué día se quedarán y el hecho de que estén solteras.
Muevo la cabeza de vez en cuando, son conejas de no sé qué mierda y hablan de sus sesiones. Con el trago en la mano me recuesto en la barra sumiéndolas más y la pena que las toma las hace tartamudear.
—¿De dónde eres?
—A nadie le importa —me encojo de hombros.
Se lo toman como broma riendo mientras les ofrecen dos cócteles. La conversación va tomando un tono caliente, pero... La pelirroja se mueve incómoda codeando a su amiga.
—¿Estás con alguien? —me preguntan.
—¿Me ves con alguien?
Bebo mi licor tranquilo y sueltan la risa nerviosa.
—Es que la chica de allá parece incómoda —señala y volteo a ver a Emma James que está en la pista mirándome.
—No tengo idea de quién es —continúo con lo mío dejando que sigan.
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DESEO, (BORRADOR)
RomanceHubo Lascivia, hubo Lujuria y ahora todo se define en medio de un ardiente deseo. El mundo está en llamas y Rachel James camina de la mano del que se alzó como ganador, pero el campo de batalla clama revancha, sangre y pelea en una guerra de todos...