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Mitchels, familias y victorias.
Rachel
Me mantengo en la orilla de la cama con el brazo lesionado contra el pecho. Cuando me fui al exilio lo hice porque quería una vida medio tranquila y fueron a buscarme para joderme. Volví, quise evitar los problemas y ellos decidieron perseguirme.
Cuando supe lo del embarazo anhele lo mismo, «Paz lejos de todo» y tampoco me lo permitieron. No solo me jodieron a mí, también fueron por los míos y entendí que esto nunca se acabará si no le doy de baja a mis enemigos y creo mi propia fortaleza donde pueda escudarme junto a los que quiero.
No me siento bien, pero todavia tengo la sensación de calor que me dio el tener los brazos de mis hijos rodeándome el cuello, «No soporto este distanciamiento».
Todavía siento la mejilla de Owen en mi hombro y la voz de Milenka sigue en mi cabeza. Me miro el brazo y siento que valió la pena, todo lo que ha pasado y pasará valdrá la pena por ellos y solo espero que papá sea fuerte, que resista, que ya nos llegará esa etapa donde todo esté bien para nosotros.
El estado de Owen me mueve a arreglarme, la ducha se me dificulta con la herida, Antoni salió y Angela se está recuperando en su casa. Mamá y Sam están en su alcoba, evito tener contacto con ellas, ya que no puedo salirme del papel. Ellas no están acostumbradas a esto y el miedo se les nota a leguas.
Termino y con disimulo reviso el despacho revisando los pocos apuntes improvisados que Antoni tiene por ahí, pero sus fórmulas están cifradas, solo las entiende él. «Owen no se veía bien», la imagen de mi hijo me desespera y...
—¿Qué buscas? —la voz de Damon me hace cerrar los cajones antes de sentarme en la silla.
—Mi inhalador, no sé dónde lo dejé —contesto—. Hace mucho que no lo uso, pero hace unas noches tuve que ponerme oxígeno.
Se acerca a tocarme el brazo antes de acariciarme la cara.
—Stai Bene?
—Si, no le digas nada a tu padre —le pido—. Me puse así por el exceso de entrenamiento.
Mi asma está curada hace mucho y para no levantar sospecha salgo del despacho encontrándome con Greta en la sala.
—El señor pidió a Lucca —le indica a la empleada que lo recibe.
Me da igual lo que haga Antoni», sin embargo, la miro mal para que se largue. Tengo mis propios problemas ahora como para ocuparme de la amante que tiene embarazada.
Se termina topando con Antoni en la puerta y me encierro para no verle la cara. «Tengo que pensar», Uda no está siendo suficiente y en las dos noches siguientes no pego el ojo pensando en eso, necesito que el brazo se me cure rápido y como si no fuera poco tengo que bancarme al nuevo miembro de la familia, al cual Antoni decidió traer.
—Haré una casa para tu madre y hermana, les pondré antonegras que las respalden —Antoni deja una rosa en mi tocador—. Fallé, pero trato de arreglarlo amore.
—Trayendo a tu hijo —lo dejo.
—Como bien lo dices, es mi hijo y tú mi esposa. Lo primero no altera lo segundo.
Insisto en que me da igual, Owen es lo único que me importa ahora y cada vez que recuerdo que anda con ese tanque de oxígeno se me nubla la mirada. Me recompongo antes de entrar a la habitación de Damon y él me está esperando de pie.
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DESEO, (BORRADOR)
RomanceHubo Lascivia, hubo Lujuria y ahora todo se define en medio de un ardiente deseo. El mundo está en llamas y Rachel James camina de la mano del que se alzó como ganador, pero el campo de batalla clama revancha, sangre y pelea en una guerra de todos...