Un gusano deambula por mi calavera,
gusano, ¿de donde saliste?
"Entre fruta mala y buena, de una comiste,
y de la otra comerás"-me dice-.
"Una, el fruto que te condena,
la otra manjar de la Cena,
fruta que has de aprovechar,
para sufrir, y después resucitar".El gusano roe mis entrañas
con golosa glotonería,
inmunda alimaña.
Cadenas me atan,
a tierra cenagosa y ponzoñosa,
mientras ángeles centelleantes
orquestan en el cielo su sonata.¿Qué fuerzas me quedan para esperar?
¿Qué fin me anima a seguir con mi afán?
¿Tengo acaso la fuerza de las rocas
o un cuerpo de bronce?La única esperanza es post-mortem,
punto en boca,
cicatriz de la herida de mi alma rota,
rogando que mis días se acorten,
pero se alargan, el Señor los trastroca,
no existe en la Tierra quien esto soporte.¡Me mata! ¡Me despedaza!
Una angustia existencial me masacra,
en el vacío me pregunto quien soy yo.
"Tú de la experiencia no eres voz" - me digo. -
"No has encontrado tu identidad,
pues no estás sujeto, ni has predicado,
pobre adulador de lo que atrás ha quedado".Con suerte la consorte Constrictora consigue
el consenso del Altiricón Señor,
para consumar con su consejo,
el consagrarlos a la constelación,
-como Constantino-
a la consternación.
Sin consuelo lo consigue y se consiente
lo ya consabido,
como es consuetud.El silencio es demoledor,
pero no sepulcral,
ya que el sepulcro
es lugar para reir,
por haber dejado este mundo infernal.Soledad,
sol, edad tienes ya,
para esconderte por la noche,
aprovecha tú que yo ya no puedo,
vivo al amparo de Dios,
y para mi Señor, las tinieblas son luz,
amo mi credo,
pura sangre, pasión de cruz.Soy almadén de oro y plata,
de dura testuz,
aunque mi Dios como Rey, vista satén,
yo solo le amo a Él
entiendo que sufro por mi propio bien,
como contaba don Juan Manuel,
me queda la cáscara del altramuz.Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
Soy escarnio del gentío,
apenas tengo amigos,
me has colmado y a la vez maldecido,
con una crónica enfermedad,
prueba o castigo,
y aún sin saberlo,
entono el Miserere,
y así te halago,
masticando el pan mío de cada día,
un pan con punzantes alfileres y clavos.¿Cuándo me moriré, Señor?
¿Cuándo me moriré?
En la fosa más profunda descansaré,
la Fosa de las Marianas,
la tumba de los que han amado
a la Reina Cristiana.Quiero un humilde epitafio,
que haga sangrar los labios
cuando se pronuncie,
y que la confusión
en la mente de los impíos afiucie:"Aquí yace tu hermano, tu amado,
tu primo, tu nieto, tu compañero,
tu hijo,
no estoy muerto,
resucitaré cuando venga
el Rey de la Gloria,
no llores,
aquí hay paz,
pero no como el mundo la da,
Aquí hay luz, y allí abajo oscuridad,
al cielo solo marchan las almas adeptas,
a tus plegarias esa es la respuesta,
no estoy muerto,
¿por qué eres así, e insistes en tu desacierto?
Y si todo fuera una farsa y nadie resucita,
¿no me traes tú a la vida,
cada vez que a tu memoria me invitas?"Esta es mi tara:
sufrir hasta el hastío.
Y ordenar ese hastío para la hostia,
entre trasnochadoras angustias,
mi Ecclesia.
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CoseVenas (Poemario Gótico-Católico) (COMPLETADA)
PoetryUn poemario de 50 composiciones que retrata depresión, muerte, dolor y soledad. Todo enmarcado en la cosmovisión cristiana.