El Martirio De San Lorenzo

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San Lorenzo,
diácono y mártir romano
del tiempo de Valeriano,
otro emperador bárbaro, y propenso
a matar cristianos.

Por edicto del tirano,
a matar se acostumbra
a obispos y presbíteros.

Sixto II, de los apóstoles príncipe
cristífero,
es capturado en la catacumbas,
y posteriormente,
el acero mortífero,
hace que sucumba,
sin ningún óbice,
ni de piedad un ápice,
uno más en la tumba.

-¿Adonde vas,
querido padre,
sin tu hijo?
¿Adónde te apresuras,
querido padre,
sin tu diácono,
no es eso, acaso dísono?
Nunca antes montaste
el altar de sacrificios
sin tu sirviente,
y ahora,
en esta situación reciente,
¿no te acompañaré en el oficio,
una vez más,
mi pontífice,
como al principio?

-En tres días me seguirás,
respondió en tono de arúspice, y
con tembloroso rostro, a su novicio.

No será de golpe y porrazo....

El 10 de agosto,
como indica el plazo,
condenaron a Laurentius,
a muerte de parrilla.

El amor y su alto precio,
unirse a la opus
es maravilla y pesadilla,
muerte, y luego vida,
tras recibir el viático:
coronilla y palma en el reino de su Señoría,
adonde van los seres mayestáticos.

Entre quemadura y quemadura,
dijo, sin que nadie lo calle,
«Assum est, inqüit, versa et manduca»
(Asado está, parece, gíralo y coma)
¡Qué fe tan madura,
que aún cuando se chamusca
ni la muerte impide que gaste bromas! 
En el buen ánimo la santidad se epitoma.

La piel va ennegreciéndose,
cual carbón,
entre tizón y tizón,
y cubriéndose de pústulas
y dolorosas costras.

Los santos, 
imitando a Cristo, 
hasta en el Calvario se postran.

Te mostraré el juicio de la Gran Prostituta,
la que está sentado sobre muchas aguas,
con ella han fornicado los Reyes de la Tierra,
y los humanos se han embriagado con el vino de su prostitución,
debajo de sus enaguas,
siguiendo su esquilo y canaula,
cual pupilos del Nuevo Orden que instaura.

Ellos han sido conducidos al precipicio,
jaula de incontables vicios,
allí sufrirán un suplicio
sin pausa.

Vestía de púrpura y escarlata,
y estaba enjoyada con oro y perlas,
se embriagaba con la sangre de los puros,
siete cabezas y diez cuernos
combatirán contra el Cordero,
pero será arrojada al Averno,
su llanto no será lastimero, 
jamás encontrará consuelo.

En su último suspiro,
antes del cielo,  
San Lorenzo 
dio gracias a Dios,
por el Nuevo Comienzo,  
por un martirio que la armadura de Cristo
enriostra.
Y entró invicto  
por el pórtico de los justos,
la puerta angosta.

¡Oh, San Lorenzo,
tú que en vida te dedicaste
con esfuerzo,
a los pobres,
causa noble
en la que estabas inmerso,
te pedimos que ores
por todos los indefensos!

¡Oh, San Lorenzo,
que preferiste la hoguera,
cuyo humo en ascenso,
era incienso,
a los ojos del que Todo Lo Genera,
haz que antes de preferir,
la ofensa,
y el fuego eterno
queramos fuego terreno!
¡La eternidad lo compensa!

¡Oh, San Lorenzo,
que fuiste fuerte ante la purga, 
y que nos enseñaste
que no se necesita estar a expensas
para proclamar lo que por el Señor se piensa!
¡Y si me juzgan,
ya tengo en el Cristo 
mi defensa
taumaturga!

CoseVenas (Poemario Gótico-Católico) (COMPLETADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora