Miércoles De Ceniza

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En el Miércoles de Ceniza
se estigmatiza
con un suave polvo de estrellas
-de las manos cae como llovizna-,
a la prole plebeya
del Rey de la más bella epopeya,
¡Melopeya!

Se queman los retoños del olivo,
y se entrega al hombre al olvido,
y la ignominia post-mortem
de no ser más que hombres,
labradores de la viña,
a los que la Estrella de la Mañana
conduce por el norte,
esparciendo gavillas
con el clamor del Hosanna,
su soporte, su maravilla,
conducidas por sotanas.

Tiemblen los cimientos,
carne impúdica,
¡Putrefacción!
Que por sus culpas,
han de cubrirse desde la grupa,
hasta el talón.

¡El pecado de los padres!
¡Y de que manera, la Ley evades!
¡Cúbrete de hojas de higuera,
eso nos librará del Hades!

Tiemble el orbe y sus cimientos.
¡Oh, Dios, que no quieres la muerte del pecador,
pero sí que su culpa le zozobre
sino su arrepentimiento,
no somos más que pobres,
paja que arrebata el viento!

Escucha con bondad nuestras súplicas
y dígnate bendecir esta ceniza
que vamos a imponer sobre nuestra cabeza.

La ceniza es arena de desierto,
yermo y muerto,
nuestro corazón,
en el que llueve ascuas y fuego,
el amor de Dios

Es lo que queda, la pavesa,
después de asar el barro,
con el que Dios nos forma
con destreza.

En él queda una mancha gris
del día en que se pecó
día bizarro,
y los venideros
en los que el alma cayó.

Nacemos así por norma,
- solo en un par de casos 
se cambió la coma-
en todo rincón o país,
imperfección hay acá,
pero Vos la redimís.

Y, porque sabemos que somos polvo y al polvo hemos de volver,
-estorbo y pueblo vilordo,
desde tiempos inmemoriales-
concédenos, por medio de las prácticas cuaresmales,
alcanzar el perdón de los pecados
y emprender una nueva vida
a imagen de tu Hijo resucitado.

Recorre Jerusalén,
Ezequiel,
y marca con una cruz
en la frente,
a los que gimen y lloran
en su mansuetud
por los crímenes,
de esta generación,
hombres y mujeres vírgenes,
libres de la contaminación.

Me retracto y me arrepiento,
en polvo y ceniza,
animi cruciatus,
compuctio cordis.
No importa el estatus,
sic transit gloria mundi

¡Ay, Tiro y Sidón,
si en ti se hubieran hecho,
los milagros que en Sodoma y Gomorra,
Mazmorras
de Prometeo
hace ya hubieran hecho empleo,
de ropas ásperas y ceniza,
y no hubieran sucumbido,
por un fuego que graniza!

Convertíos y creed en el Evangelio,
dijo el clérigo.
Polvo eres, irás al sepelio,
aunque te cause vértigo.

Y al final del sacrificio,
te pedimos,
a ti, Señor de infinita nobleza:

Oh, Dios, infunde propicio,
un espíritu de contrición
sobre los que se inclinan ante tu grandeza,
y merezcan conseguir
 misericordiosamente la recompensa
prometida a los que se arrepienten,
Te pedimos que lo hagas,
por tu benevolencia inmensa,
por tu piedad excelsa entre las gentes.

Este es el principio
de la Cuaresma,
la fiesta que nos impregna,
-ante nuestro cirio,
y el merecer de la Gehena-
de un sólido alivio,
pues Él no nos delezna.

Preparativos
para el recordatorio de su Pasión,
desde el Lavatorio,
hasta la Crucifixión,
por él Vivo.

¡Señor,
tú que soportaste cuarentena
en tierra árida y cálida,
siendo tentado
por el que a la Humanidad condena,
concédeme una penitencia 
que deje mis carnes escuálidas,
y para soportarla,
una fortaleza sólida!

¡Todo sea por mi bien!
Amén

CoseVenas (Poemario Gótico-Católico) (COMPLETADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora