¡Empiezan las vacaciones!

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Anteriormente...

—Por cierto, sabes que este año el zengen será en la ciudad Hakone y coincidentemente tu sección y la mía vacacionaran en las mismas fechas. —insinuó Koga muy animado, pero la azabache no se percató de esto.

—Yo nunca voy a esas reuniones de compañeros de empresa, no me agradan mucho. —dijo Kagome sin darle mucha importancia.

—¿En serio? —dijo Koga sorprendido. —Bueno, supongo que esas vacaciones de empleados suelen ser muy aburridas. —dijo con tristeza.

Kagome se removió incómoda en la banca.

—Sí. ¡Como aburre de solo pensarlo! Balnearios... ¡Que aburrido! —dijo con más tristeza el muchacho.

Kagome por fin entendió que Koga le había estado mandando una indirecta, quería que ambos pasaran juntos las vacaciones y ella lo había rechazado.

—Hacer una barbacoa todos juntos, beber y ver a Kagome usar un lindo yukata. —dijo fantaseando, cabizbajo y tristón.

—¡Pero estaba pensando que este año podría ir! —interrumpió Kagome, que se sentía fatal por haberlo rechazado tan cortantemente.

Capítulo 18. ¡Empiezan las vacaciones!

¿Zengen? —preguntó Inuyasha terminando de comer.

Aquel día ambos estaban libres, sin trabajo o prácticas de danza.

—Son vacaciones para empleados, las adelantaron. —respondió su ama tomando una pastilla para su resaca. —Me iré por dos días y tres noches.

Inuyasha miró hacia el techo, pensativo.

—Ahora que recuerdo, mi grupo ha sido invitado a una excursión estos mismos días. —comentó. —Instructores extranjeros irán, nos explicarán y darán algunas clases.

—Entonces, ¿también te irás?

Inuyasha asintió y un pequeño silencio los envolvió.

—Ya que esta noche cada uno se marcha de viaje, ¿por qué no hacemos algo divertido hoy?

—¿Cómo qué? —pregunto Kagome.

El peliplata sonrió.

Minutos después, ambos caminaban bajo un cielo nublado con dirección al parque que estaba cerca del departamento de Kagome y en el cual Inuyasha solía salir a trotar.

Momo caminaba delante de ella, vestía deportivo y llevaba su característica gorra oscura con visera roja y un frisbee rojo en su mano. Ella también vestía deportiva y había atado su cabello azabache en una coleta alta.

En los alrededores se observaba gente trotar o jugar con sus mascotas.

—Toma. —dijo de pronto Momo. —Vamos a jugar con esto. —le enseño el disco rojo.

Kagome le dio una mirada de confusión, que rápidamente se tornó en una de molestia al comprenderlo todo. Momo quería que jugaran a "lanzarle el disco al perro".

—¿Esta es tu idea de diversión?

—Soy una mascota. —contestó, mostrando su cadena con el pequeño dije plateado que tenía grabado el nombre "Momo" y que él solía llevar en el cuello —¿O quieres que sea algo más que una mascota? —preguntó, mirándola con malicia.

Ella hizo una mueca y desvió la mirada, maldiciéndolo por hacerla sentir incómoda.

—¡Rápido! —la apresuró, entregándole el frisbee.

Eres mi mascotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora