Juego, sake y fiesta

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Capítulo 17. Juego, sake y fiesta.

—Buenos días, señor Sesshomaru. —dijo una sonriente jovencita.

—Buenos días. —contesto con seriedad, pero al instante detuvo su caminar.

En la mesa lo estaba esperando un gran desayuno.

—Rin, quedamos en que esto no era necesario.

La chica se encogió de hombros. —Se supone que solo estaré por un pequeño periodo. —empezó a excusarse. —Así que pensé que al menos podía agradecerle de esta forma lo que ha hecho por mí.

Sesshomaru no era un hombre de mucha consideración, pero era muy difícil ignorar y pasar todo por alto cuando ella se esmeraba tan tercamente. Así que, resignado, el peliplata tomo asiento.

Rin sonrió alegremente, pero antes de que ella se sentara, el timbre se escuchó e inmediatamente se encamino a la puerta.

—¡Señor Jaken, buenos días!

—Buenos días, Rin. —contesto el pequeño hombre.

—Llega justo a tiempo. —dijo la chica tomándolo por el brazo y arrastrándolo al comedor.

Jaken no opuso resistencia. Desde hace algunos días la chica había tomado por costumbre hacer aquello, y como el señor Sesshomaru no pareció negarse, Jaken acepto de igual forma.

Ya era costumbre que Jaken y ella parlotearan a mas no poder, mientras el peliplata se limitaba a tomar su café y leer el periódico con su particularidad serenidad.

Aquel día, ella iba vestida con una falda verde con pliegues, una blusa blanca de mangas largas y un pequeño listón rojo adornándolo. El uniforme del instituto.

—¿Has acabado los exámenes? —pregunto Jaken.

—Hoy es el último. —dijo Rin. —Me alegra tanto que mis profesores me hayan permitido darlos tarde, ahora podre graduarme junto a Kohaku.

—Ohhh... —dijo Jaken asintiendo con aprobación. —Muy bien, la educación es la base de todo...

"¿Kohaku?", pensó Sesshomaru frunciendo el ceño. ¿Quién demonios era Kohaku?

-o-

—¿Dónde diablos esta tu hija? —pregunto con ira un hombre de piel morena, cabello café muy oscuro y ojos carmesíes.

—No lo sé, la maldita mocosa no ha regresado desde hace un mes, ni su perro aparece. —respondió con tono indiferente una mujer de cabellos negros y ojos rojizos.

—¡Por culpa de tu estúpida hija es que mis lacayos fueron apresados! —gritó el hombre. —Además, esa maldita se marchó con algo muy importante en sus manos. —murmuro el sujeto.

—¡Ya lo sé, Hiten! ¡No tienes por qué gritarme! —gritó la mujer.

—No la encontré en el hospital, hermano. —hablo un hombre obeso de ojos rasgados, dientes pequeños, calvo en la coronilla, pero con una pequeña y ridícula trenza que ataba al final de su cabeza.

—Esto no puede quedar así, no perderé una gran oportunidad por tu estúpida hija, Abi.

—¡Haz lo que se te venga en gana! —dijo Abi. —Esa chiquilla no me interesa.

—Bien. —respondió, y miro a su hermano —Manten, necesito que localices a Rin.

La mujer de nombre Abi frunció el ceño, su maldita hija siempre le causaba problemas... En su juventud se lió con un tipo adinerado de apellido Harada y termino embarazada de él. ¡Maldito descuido de ella! En esa época no tenía dinero para practicarse un aborto y el embarazo progresaba con rapidez, creyó que él podría ayudarla con eso, pero cuando se lo comentó, vio con horror que él reacciono con felicidad y le prohibió abortar, lo que la lleno de ira. Él tipo empezó a cuidarla y no la dejaba sola nunca, a ella empezó a agradarle la idea y usó su embarazo para conseguir joyas y lujos (incluso se fue a vivir a la lujosa casa de él), pero, en cuanto nació la maldita mocosa las cosas cambiaron, ahora él se centraba en esa horrenda niña. Durante años continuo con la farsa de ser una linda madre y compañera sentimental en frente de él, pero a solas maltrataba a Rin y la amenazaba para que no hablara de aquello con su padre.

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