Situaciones inesperadas

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Capítulo 25. Situaciones inesperadas.

Él la estaba observando con sorpresa e incredulidad.

—¿Q-qué dijiste? —pregunto Inuyasha, quien creía haber escuchado mal.

Ella sintió que sus orejas ardían, acababa de comprender que accidentalmente había dejado escapar aquel profundo pensamiento en voz alta.

—Y-yo, yo... —tartamudeó totalmente colorada.

¿Debía confesarse? Sería lo mejor, pero entonces, aquella conversación con Kikyo vino a su mente.

"El deberá decírtelo a su debido tiempo.", escucho la voz de aquella chica en su cabeza.

¿Qué era lo que debía decirle? ¿Acaso Kikyo había logrado que Inuyasha regresara con ella?

¡No, no! Seguramente se refería a otra cosa...

"Yo ya lo he superado y cuando todo esto de ama y mascota termine, me gustaría que me aceptaras como un amigo", escucho la voz de Inuyasha ahora.

Un gran terror la invadió al pensar que era demasiado tarde para ellos.

"Solo causarás que abandone la oportunidad que le están ofreciendo.", escuchó la voz de Kikyo torturándola en su mente. "Deja el camino libre para alguien que si lo quiera."

—¿Kagome? —la llamo Inuyasha, quien tenía la mirada fija en ella.

La azabache abrió su boca, pero entonces el timbre de la entrada resonó por todo el departamento.

—¡La puerta! —chillo Kagome, escapando de la situación y corriendo a la entrada.

Una parte de ella sentía alivio de ser interrumpida en esa situación, ya que su cabeza era un desastre y no era el momento para confesar algo que acaba de descubrir, pero la otra parte en su cabeza le suplicaba que le dijera todo a Inuyasha de una buena vez.

Mientras intentaba calmar a su corazón y despejar su mente de esos molestos comentarios hechos por Kikyo, decidió abrir la puerta y...

—¡Sorpresa! —gritaron tres personas, en cuanto la puerta se abrió.

Kagome palideció.

¡¿Qué demonios hacía su familia en la entrada?!

-o-

Lo único que Koga había dejado la noche anterior en la sala fue una nota donde pedía disculpas a Ayame y agradecía su ayuda. Se había marchado después del incidente.

Durante el día él la buscó en las oficinas, quería arreglar las cosas con ella, pero no la encontró. Eso lo lleno de ansiedad, no podía sacar a la pelirroja de su cabeza.

Con quien si se encontró fue con Kagome, al verla supo que tenía que decirle lo confundido que estaba y la decisión que había tomado, una decisión que parecía ser abrupta, pero que tras las palabras de Ayame ahora lograba ver todo con claridad, comprendiendo sus sentimientos.

¿Cómo iniciar esa conversación? ¿Cómo decirle que en realidad amaba a otra mujer y que neciamente había intentado negarlo durante todo este tiempo? ¿Cómo decirle que había descubierto que no la amaba a ella?

Para su sorpresa, ella fue quien inicio la charla, y entonces... descubrió que aquel primo de cabellos plateados era en realidad su mascota. Miles de recuerdos llegaron a su cabeza, y entendió muchas cosas sobre Kagome que había intentado ignorar. Fue como si encontrara la última pieza de un rompecabezas y... ¡Se sintió como un imbécil que fue traicionado!

Eres mi mascotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora