¿Un chantaje?

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Capítulo 12. ¿Un chantaje?

Kagome y Koga yacían dormidos en el sofá de la sala, ambos envueltos con la misma manta, ella reposaba su cabeza en el hombro de él, la televisión continuaba encendida, se habían dormido viendo una película.

En la mesa de la sala yacía una cámara instantánea junto a un puñado de fotografías, en algunas se visualizaba a Kagome sirviendo la cena, en otra avergonzada e intentando no dejarse fotografiar y en varias, la pareja junta a modo de selfie.

El sonido de llamada del celular de Koga los despertó a ambos.

—¿Ginta? ¿Qué sucede? —contesto Koga adormilado. —Esas son unas noticias importantes... —dijo después de escuchar a su compañero.

Kagome bostezaba y se desperezaba a su lado.

—¿Y el señor Naraku lo aprueba? De acuerdo, iré enseguida. —cerro la llamada, luego se volteó y saludo con un beso en la frente a Kagome.

—¿Qué ha sucedido? —preguntó.

—Hay una entrevista muy importante con políticos extranjeros y el señor Naraku quiere que yo emita la información. —explicó Koga un poco triste. —Lo siento Kagome, yo quería pasar más tiempo aquí... Se suponía que tenía el día libre.

—Entiendo, no te preocupes, es tu trabajo. —dijo comprensiva. —Haré el desayuno, tal vez puedas llevártelo y comerlo en la oficina.

Kagome rápidamente preparo un delicioso desayuno mientras el muchacho se duchaba y preparaba para salir. Ella envolvió delicadamente el bento para que fuese llevado por Koga.

—Aquí esta. —le entrego la azabache un paquete color amarillo.

—Gracias. —dijo Koga muy sonriente.

Se miraron unos segundos, sonriendo torpemente en la entrada del departamento.

—Me voy a trabajar. —dijo él.

—Que tengas un buen día. —ella contestó.

Koga se acercó y besó la mejilla de Kagome, para salir con una sonrisa.

Kagome no pudo evitar pensar en que así debería ser el vivir como recién casada.

-o-

Miroku se levantaba y caminaba perezosamente hacia la cocina. Al pasar por la sala visualizó al peliplata acostado en el sofá, y acurrucado en su pecho estaba Shippo. Ambos lucían demasiado pacíficos.

Miroku sonrió de forma maléfica y tomo su celular, capturando ese momento para la posteridad.

—Esto deben verlo las chicas. —murmuro enviando la foto.

Con movimientos suaves se sirvió un poco de café, sus oscuros ojos volvieron a ver de forma divertida a su amigo y el pequeño pelirrojo que dormían en la sala.

Sango se había marchado poco después de que los chicos llegaran a su departamento, dejando a los muchachos solos. Al principio Inuyasha parecía deprimido y él estaba molesto porque interrumpieron un "asunto" de mucha importancia con su novia. Ninguno de los dos adultos hablaba, simplemente se limitaban a ver en silencio las noticias que advertían que los próximos meses serian lluviosos. Entonces, Shippo no lo había soportado más y se había puesto a hacer pucheros, logrando convencerlos de hacer algo "productivo".

Jugar videojuegos de luchas durante toda la noche y hastiarse de comida chatarra.

—Este movimiento se llama Agujero Negro, y es mucho mejor que las Garras de Acero del inútil avatar que Inuyasha usa en el videojuego. —había dicho Miroku a Shippo mientras explicaba cómo jugar.

Eres mi mascotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora