ADVERTENCIA: Habrá situaciones limpias que obviamente no están recomendadas para leer por menores.
Jajajaja esto me dio vergüenza de escribir, pero también me hizo reír.
Anteriormente...
—¿Sabes? He encontrado una forma con la cual será menos incómodo con Kagome al hablar. —murmuro el pelinegro.
—¿En serio?
-Diez. —su amigo le tendió una bolsa de papel. —Lo compre para ustedes —dijo, y con una sonrisa pervertida agregó—: Pueden usar siempre que quieran.
Aquello desconcertó a Inuyasha. ¿Qué demonios acababa de obsequiarle Miroku?
—¡Es el plan perfecto! —exclamó su amigo satisfecho, y siguió caminando hasta salir del lugar.
—Oye Miroku, ¡espera! —dijo Inuyasha, tratando de seguirlo, desconfiando del obsequio.
Capítulo 29 . Juegos.
Kagome suspiró por enésima vez mientras preparaba la cena.
—¿Me dices que te pasa? — preguntó Inuyasha, entre fastidiado y preocupó de escucharla suspirar.
—Pues... —balbuceó. —Ha tenido algunas dificultades en mi trabajo. —explicó. —Hay alguien muy importante a quien quiero entrevistar y no he logrado concretar una cita, es casi imposible.
—¿Quién es ese alguien importante?
—Kagewaki Hitomi.
—¿El caritativo y bondadoso heredero de la familia Hitomi? — sorprendido.
Ella asintió.
—¡Feh! Eso no es complicado.
Kagome frunció el ceño. —Llevo una semana intentando que su asistente personal...
—Él pobre diablo sufre de una extraña enfermedad. —dijo Inuyasha. —Es obvio que no permitirán que la prensa se acerque tanto.
—¿Lo conoces?
Inuyasha sonrió. —Resulta que ese bastardo es amigo del imbécil de Sesshomaru. —explicó. —Así que la respuesta es sí, lo conozco, y puedo ayudarte a persuadirlo.
Kagome dudó. —¿Está seguro?
—¡Feh! —bufo el peliplata. —No me subestimes, mujer. —y entonces sonrió de forma enigmática. —Pero este favor no será gratis.
Kagome lo miró con sorpresa. —¿Estas cantando a tu novia?
—Estoy haciendo un trato. —volvió a bufar.
—Bien. —suspiró Kagome. —¿Qué quieres cambiar?
Inuyasha sonrió nuevamente. —Lo sabrás después. —Fue todo lo que dijo.
Habían comenzado a salir hace unos días, pero inesperadamente aquello cambió totalmente la dinámica entre ellos. Ambos eran más directos con sus palabras al momento de comunicarse, e inconscientemente realizaban las cosas juntos, como si encajaran perfectamente, con tanta naturalidad que parecían una pareja que llevaba años conociéndose.
El timbre del departamento los interrumpió, e Inuyasha se levantó y abrió la puerta.
—¡Hola perro! —vociferó Shippo con intenciones de molestarlo.
—Hola enano. —respondió Inuyasha de forma pacífica, sonriendo y alborotando levemente el cabello pelirrojo del niño.
Shippo estaba petrificado. ¿Qué demonios estaba pasando?
ESTÁS LEYENDO
Eres mi mascota
RomanceKagome Higurashi, es una obstinada pero talentosa periodista que se ve obligada a compartir su departamento con Inuyasha, un muchacho despreocupado de cabellos plateados y ojos dorados. Para deshacerse de él, ella decide ponerle de condición convert...