Nota: Ejemm... Hay una pequeña, recalco -PEQUEÑA- escena que escribí que es "un poco" adulta, así que si eres menor de edad te aconsejo no leer esto (los padres dirán que intento pervertir a sus adorables retoños), listo ya los advertí.
Anteriormente...
—Kagome, ¿qué sucede? —preguntó el peliplata.
Kagome no respondió y volvió a llamar.
—Kagome, ¿eres tú, verdad? —dijo una voz femenina con tono cantarín al contestar. —Soy Ayame.
Capítulo 11. Aquella llamada telefónica.
—Eras tú quien llamó y colgó hace un momento... ¿Hola? ¿Kagome?
—¿Por qué...? —pregunto Kagome más pálida. —¿Por qué estás en el departamento de Koga?
—Él me dejo pasar aquí la noche.
Kagome enmudeció y sintió que la sangre de su cuerpo se congelaba.
—Escucha, te explicare mejor las cosas. —dijo Ayame con tono dulzón, pero Kagome inmediatamente colgó y lanzo el teléfono inalámbrico lejos, al mismo tiempo que, rápidamente, fue a la cocina, tomo algunas latas de cervezas y camino de regreso a su habitación, cerrando de un portazo, con lo que el peliplata reaccionó.
—¡Kagome! —gritó Inuyasha tocando la puerta.
Al otro lado, Kagome se encontraba sentada con la espalda pegada a la puerta de su habitación, había empezado a beber una cerveza. Le aterrorizaba conocer la verdad, aun escuchaba la cantarina voz de Ayame como un eco decir en su cabeza: "Él me dejo pasar aquí la noche".
—Kagome... —llamo Shippo con amargura detrás de la puerta.
A lo lejos, encima de su cama, Kagome vio brillar su celular.
"Una llamada", pensó la chica, y se acercó temerosa.
Era Momo.
—¿Qué sucede? —escucho su voz preocupada al contestar.
—Yo... —ella balbuceó.
—Kagome, ¿estás bien? ¿Qué tienes? —pregunto Shippo asustado a través del celular.
—Solo necesito unos minutos a solas. —respondió con amargura y colgó rápidamente.
-o-
En ese mismo instante, unas cuantas calles atrás del edificio de Kagome, una pareja caminaba... o más bien, la chica caminaba delante dando grandes zancadas y atrás de ella iba un joven con la mejilla roja producto de una bofetada.
—Sango, mi amor... te juro que no tengo nada con esa jovencita.
—Guarde silencio. —le espetó furiosa.
Miroku suspiró.
Habían decidido salir esa noche, pero una chica en estado de embriaguez a la que Miroku no recordaba se le había lanzado encima gritando su nombre, cuando Sango le pregunto con molestia quién era, ella respondió entre suspiros y mirando a Miroku, "soy Koharu, el amor de su vida", y procedió a explicar que Miroku le había propuesto tener un hijo juntos hace un año atrás. Sango encolerizó, le dio una bofetada al pelinegro y salió del lugar hecha una fiera mientras Miroku intentaba inútilmente salir de los brazos de aquella mujer llamada Koharu.
—Sango... —dijo Miroku sujetando el brazo de la chica para detenerla.
—¡¿Por qué no regresa con Koharu?! El amor de su vida. —vociferó con sarcasmo. —¡Después de todo es la chica a la que usted le prometió que tendrían un hijo!
ESTÁS LEYENDO
Eres mi mascota
Roman d'amourKagome Higurashi, es una obstinada pero talentosa periodista que se ve obligada a compartir su departamento con Inuyasha, un muchacho despreocupado de cabellos plateados y ojos dorados. Para deshacerse de él, ella decide ponerle de condición convert...