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Zadirex: en busca de lo perdido

Inicio de la insoñación

Capitulo 4


La profundidad de tus ojos....

¿Dicen más que tus palabras?


-Nunca había estado, aquí- dijo la niña con enérgica voz, mientras se deleitaba con el gran paisaje de Lake -¿Y tú Zas?- la niña contemplaba con mirada curiosa a la alta peli roja a su lado.

Por otro lado Zadirex ignoró a la niña mientras parecía estar pérdida en sus pensamientos contemplando el paisaje.

Si una máscara blanca de hueso no obstaculizará el rostro del demonio se podría observar como fruncia el ceño con algo de preocupación en su mirada.

-Alguienya estuvo aquí- dijo en un tono de voz poco audible, sin esperar a nadie dirigió su caballo muy rápido en dirección al pueblo.

-Zas... ¡espérame!- por otro lado Miray no se quejaría pues ya estaba acostumbrada a esta actitud de la peli roja.

[ ... ]

Llegando al pueblo de Lake que fue hace mucho tiempo conocido por su abundancia en sus exportaciones mineras, grandes campos y su licor que no se comparaba con ningún otro en todo el continente de Misfermia, claro sin dejar de lado las hermosas mujeres del lugar. Pero eso fue hace mucho tiempo, antes que las plagas y enfermedades, sin contar la guerra por territorios y robo, entre otras cosas que convirtieron un lugar lleno de prosperidad y abundancia para el comercio en un lugar de mala muerte que todos evitarían con seguridad.

-Zas, Zas, Zas

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-Zas, Zas, Zas. ¿Qué hacemos en este lugar?- preguntó por décima vez la niña con expresión agraviada mientras se removía inquieta en su caballo.

Zadirex comenzaba a impacientarse y la vena en su frente tal como si tuviera vida comenzó a moverse.

Las preguntas de la niña siguieron hasta que se detuvieron en frente de una posada, el demonio se detuvo y bajando de su caballo, Miray la imitó.

-Encuentra información que nos sea útil- dijo la alta peli roja mientras extendía una pequeña bolsa con dinero.

-¿A dónde irás?- preguntó curiosa Miray.

La alta peli roja evadió la pregunta de la niña y cortante le recordó.

-Debes entrar, tómalo como parte de tu entrenamiento- una sonrisa maliciosa se extendió bajo la máscara blanca de hueso.

La pequeña carita de Miray hizo una mueca de disgusto mientras su rostro se oscurecía, no pudo evitar pensar que cruel quería llorar pero no tenía lagrimas.

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