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Zadirex: en busca de lo perdido

Bosque de las bestias oscuras

Capitulo 8

!Emilia¡ querida Emilia ¿de verdad debería llamarte general?- quien más usaría ese tono, si no Jack lleno de burla al ver el estado de ebriedad de la mujer mientras la encaminaba a sus aposentos.

- la maestra aveces es algo cruel... Pero justa...- soltó de repente Emilia mientras se tambaleaba y tarareaba.

El rostro de Jack se tenso al escuchar mencionar a la demonio -¿Qué quieres decir Emi?- La curiosidad de Jack se despertó .

¿Ese vil demonio estuvo aquí? ¿Qué dijo?- el pelo rojo la mira expectante esperando una respuesta.

-La... Hip... está sola...la desbraciala acompaña, La guerra...guerra. La Berstria desperta... La sangre...quieren...- Emilia balbucea sin sentido palabras al azar.

-¿La qué?...¿Emilia a qué te refieres?- la cara de confusión no pudo haber sido más clara.

En respuesta la alta morena solo propinó unos fuertes ronquidos

El joven al ver esto solo supiro- carajo, ahora tendré que esperar que despierte-

....

Ya se había vuelto una rutina en la pequeña cabaña, la obstinada pelinegra se iba de caza desde el amanecer hasta el ocaso del atardecer. Mientras Ryan se negaba a ingerir alimentos, tanto así que comenzó a adelgazando hasta parecer un cadáver viviente, las costillas empezaban a marcarse en su torso.

-¡Ya! me rindo...- Fue lo que pensó la pobre Li Yue la cuál prefería mil veces más enfrentar ejércitos y estar al borde de la muerte junto a su señora antes de cuidar de un par de niñatos macriados sin control. Li Yue quería llorar pero no tenía una sola lágrima la cuál derramar.

-Joven elegido, entiendo su disgusto y que se siente tan abandonado con sigo mismo, al ser traicionado- estás palabras de alguna forma atrajeron la atención de Ryan a la realidad.

- Dime ¿te han dañado antes?- preguntó a Li Yue con una mirada vacía, y es que no solo era su mirada la que estaba vacía, había adelgazado tanto que comenzaba a parecer un muerto. Viéndose ojeroso y delgado casi hasta los huesos, además sumando a lo enfermiso que se estaba volviendo. Ya era poco lo que quedaba de los hermosos rasgos varoniles que poseía el joven. No quedaba más que una cara demacrada.

- Jóven, no es de su incumbencia mis asuntos, lo único que debe saber es que usted sigue vivo y yo no.

- viendo en la condición en la que se encuentra. Talvez, lo mejor que puedo hacer por usted es hacerle morir de una vez- esto lo dijo con una sonrisa tranquilizadora, dando a ver qué era la única salida para este sufrimiento.

-¿Es eso lo que desea?- la mujer con el kimono espero una respuesta, nada más simple que éso.

-Sí - soltó el pecoso bajando la mirada.

-Bien- dejando caer unas palabras Li Yue estiró una de sus vendas hasta el fogón de dónde trajo un cuchillo.

Se subió a arcadas sobre el joven y apartó su largo fleco que cubría sus ojos, acto que atrajo la mirada del pecoso a su rostro, al fijarse en su vacía mirada trajo gran desesperación, impresión y miedo.

-Tal como usted lo pidió señor le daré un final dignó- Li Yue posó el cuchillo sobre la mejilla del joven y comenzó a hacer cortes finos sobre ella. Sentia claramente el frío toque del metal que lo rebanaba como si nada, con delicadeza atrallendo cantidad horrible de dolor.

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