Las cosas a veces no salen como deseamos, al menos no para Leyla Oskan, una estudiante de la universidad que desea salir adelante y crear su propio imperio sin depender de nadie, pero eso cambia cuando alguien ofrece ayudarle a crecer: su profesor...
Es una buena mañana para comenzar, pero ya que mi primera clase ha terminado, es momento de esperar a esa talentosa joven acá en la oficina, creo que tengo mucho interés en ella.
Leyla Oskan, es una estudiante demasiado hermosa y talentosa, es de admirar que con esa edad que tiene, posee un gran potencial.
Yo aprendí joven como ella, me sorprende, ya que no todos en esta vida tenemos ese talento.
Quizá sea un poco atrevido con lo que haré, pero quiero que ella me acompañe, solo ella va a entender lo que es este talento y lo poco que la gente lo valora.
Tocan la puerta, justo a tiempo, supongo que es ella. Sí, miro por la cámara de mi oficina y efectivamente es Leyla.
—Pase.
Entra y se ve con timidez y vergüenza, no quiero incomodarla, sin embargo, quizá entienda poco a poco cuáles son mis fines y objetivos con ella cerca de mí, lo sabrá cuando se entere de que soy un stripper que le ha bailado en una despedida de soltera de una amiga.
—Buenos días, Leyla.
—Buen día, señor Yildiz.
—Sin tanto respeto, Halil para ti y únicamente para ti, Leyla.
Guiño uno de mis ojos, espero que vaya captando que desde que la vi, ha acaparado toda mi atención de un modo único.
—Está bien, Halil. ¿Se puede saber para qué me ha citado aquí?
—Claro, quiero que salgamos un momento de la universidad y vayas conmigo a un sitio importante para mí donde hago pinturas, es cerca.
—C-claro, pero, ¿Y la clase que corresponde?
—No te preocupes, te tocaba conmigo y he enviado un suplente, necesito este momento a solas, contigo, ya que solo tú... me vas a comprender.
—Pues, vamos, ya me dio curiosidad.
—Me gustan las personas curiosas.
Estas insinuaciones la harán darse cuenta, a menos que sea tan ingenua, supongo que ella ya ha de haber estado con algún chico en la intimidad, no obstante, yo, aun así, quiero probarla.
Siento algo con ella, que no tengo manera de explicarlo, sí, sé que está mal, que debo mantener una relación de profesor y alumna sin pasar los límites; sin embargo, ¡Mi otra identidad me lo pide a gritos!
Nos disponemos a salir de la oficina, ella me sigue detrás con su libreta de anotaciones y creo que veo un diario en donde anota sus cosas personales, eso me da un poco de interés en leerlo.
Vamos a mi auto, le abro la puerta del asiento de adelante de mi hermoso coche, eso le ha gustado a ella.
—Vaya profesor, que lindo auto. Subiré detrás, considero que ahí debería ir su novia o esposa.
—Tranquila, no tengo ninguna de las dos, puedes ir delante, Leyla.
Su timidez es notoria, por lo que sube ya para no hacerme insistir más, espero que a ella le guste esto que quiero mostrarle.
Arranco el auto de inmediato, no quiero perder ni un minuto, espero que ella no me tenga miedo, porque no le haré nada, que ella no me pida... Haré que cada segundo que respire se acuerde de mi nombre, de una forma u otra.
Esa manera tan peculiar de estar cerca de mí me está afectando, quiero ser su mejor amigo, quiero ayudarla a crecer y que llegue al punto que no pueda estar lejos de mí... tiene que ser ella.
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Un rato después.
Cuarto secreto de Halil Yildiz.
Hemos llegado al establecimiento, luego de haber hablado un poco de nuestras vidas y aspiraciones personales en el auto. Ella sonríe de lado, creo que ya no me tiene tanta vergüenza y está siendo más suelta.
—Vaya Halil, esto es demasiado lindo, ¿todas estas pinturas son sus creaciones?
—Sí, las hice desde joven. Verás... Este amor por la pintura surgió gracias a mi padre, esto lo compré yo para recordarme de él y seguir con mi amor al arte.
—Eso es increíble.
—Después de eso, me di cuenta de que era bueno enseñando, por lo que hice las dos cosas que más amaba, mostrar mis técnicas, lo que amo a jóvenes con el mismo deseo que yo.
—Que lindo, me gusta que sea mi profesor.
—Sí, a mí también me alegra tenerte como estudiante, es por eso que te he traído aquí. Con un solo retrato pude ver tu potencial, es por eso que, varios días a la semana, te mostraré varias técnicas que no usaré en el programa de la universidad.
—¿Por qué no lo puede dar en la universidad?
—Pues, no me lo permiten los superiores, por eso quiero que perfecciones ese talento conmigo más allá de lo que puedo ofrecerte, ahora serás mi primera y única estudiante que traigo aquí.
—Es un honor, profe Halil, gracias.
Me abraza, vamos amigo, no te levantes, no te despiertes con su cercanía.
—A ti, por mostrar tu potencial en tan únicamente dos días. Nada más hay unas condiciones, no le debes decir a nadie, ni a tus amigos que haremos esto, es un secreto entre tú y yo.
—No hay problema, confíe en mí, Halil.
Acaricio su mejilla, como me dan ganas de romperle la ropa, ella no es ya una adolescente, es una adulta como yo y si quiere, lo hará, solo le daré tiempo a que se enamore de mí.
—Bien, después te diré las demás condiciones, ya que estas exclusivamente se aplican con el tiempo, por ahora, vamos a ver hasta qué punto es tu talento y qué más debo enseñarte y ayudarte.
—Perfecto.
Se quita sus zapatos, amarra su pelo con una goma y deja al descubierto su cuello, eso me está comenzando a tentar.
—Lo siento, es que así pinto mejor en casa, tengo un salón algo más pequeño que esté en mi casa.
—¿En serio? —asiente, somos tal para cual.
—Sí, yo lo pinté y diseñé a mi gusto hace unos años.
—Eso es genial, prométeme que me llevarás a tu salón secreto.
—Claro, cuando guste.
—Tú me avisas.
Ella es tan dulce, tiene un alma tan pura, la cual quiero tocar y corromper, es una chica increíble, quiero quebrar esa barrera que ahora mismo tenemos como profesor y alumna, soy apuesto y todo lo demás, sin embargo, conocerla y llegar a su corazón, se puede tomar algo de tiempo.
O quizá... no.
La tendré cerca de mí y le haré unos bailes que jamás va a borrar de su memoria y querrá que los repita una y otra vez.
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