Las cosas a veces no salen como deseamos, al menos no para Leyla Oskan, una estudiante de la universidad que desea salir adelante y crear su propio imperio sin depender de nadie, pero eso cambia cuando alguien ofrece ayudarle a crecer: su profesor...
"Como quisiera seguir en lo que estábamos, pero tienes miedo".
HALIL YILDIZ
Esos idiotas me dañaron mi momento con Leyla, no sé por qué vinieron con tanta urgencia.
—¿Quién era ella? —me pregunta Berker cuando la vio salir a toda prisa como salió hace un momento.
—Pues es una estudiante estrella que tengo en las clases de arquitectura y pintura, fue justo la que le bailé esa noche.
—La pobre salió asustada —menciona Faruk.
—Sí, es que iba a algo con ella.
—¿Te gusta?, ¿la ibas a besar? —pues me dice Burak, espero que no se lo tomen a mal.
—¿Qué tiene de malo que eso suceda?
—Pues, que es tu estudiante —dice Berker, yo ruedo los ojos.
—Pero ya es una mujer, hecha y derecha, tiene la edad suficiente para cuando esté fuera de su vida de estudiante, tener algo con un profesor que es un stripper, pero gracias a Dios no se les salió nada del baile.
—No somos locos para decirlo si no estás solo, sabemos que es algo secreto —los miro asombrados.
—Lo de locos, si son ambos, el único cuerdo es Berker, no obstante, de todos modos, Burak y Faruk, no tienen nada de normales.
—Respétame, pendejo —menciona Burak, idiota.
—Bueno, a ver, ¿A qué vinieron a interrumpirme?
—¿No lo recuerdas?, nos solicitaron ir a un cumpleaños de una chica.
Si tan solo supiera que ella asistiera a ese cumpleaños, le bailo hasta que se acabe sin ser la cumpleañera.
—¿Quién es la cumpleañera? —les pregunto con sinceridad.
—Sevda Cahn —en cuanto Faruk me dice ese nombre me parece conocido, pero no le llego a quién pueda ser.
—Bien, ¿A qué hora es?, tengo que ir a buscar algo a la universidad para después ir a almorzar y ensayar el último baile.
—Pues es a las ocho de la noche, pero debemos estar a las ocho quince para ir programando donde haremos todo —me dice Burak.
—Perfecto, pues los veo a eso de las tres y treinta.
Se despiden de mí y salimos todo, sin embargo, yo me llevo mi hermoso cuadro, quedará perfecto en mi habitación.
—¿Y ese cuadro tan genial?, ¿tan egocéntrico estás que te pintas a ti mismo?—. Ese Berker tan malvado y burlón.
—Lo hizo la chica que salió corriendo.
Los tres se giran y se asombran ante lo que acaban de ver y escuchar, no se lo estaban esperando.
—La chica es buena en eso que hace, es increíble. Con razón dijiste que es tu alumna estrella, poco a poco nos la debes presentar—río ante los deseos de Burak.
—Sí, pero no la van a tocar.
Cada quien se va a sus respectivos autos y salimos del lugar, realmente no iré a buscar nada a la universidad, pero es mi técnica para escabullirme un momento.
Busco entre mis carpetas el número de Leyla, quiero ofrecerle una disculpa.
Me detengo hasta que lo encuentro.
—¡Bingo!
Esto es una maravilla, espero que ella acepte mis disculpas.
—Hola, Leyla, bueno, es Halil tu profesor, quiero pedirte una disculpa por escrito, aunque te mereces una personal porque hayan llegado mis amigos y te sintieras incómoda. ¿Qué puedo hacer para recompensar esto?
Espero que me responda, no obstante, sigo a un restaurante a comer. Miro que en mi celular no hay mensajes aún, sigo mirando si llega alguno en un modo ansioso.
Salgo de mi auto y entro al establecimiento. Quiero comer comida rica, ya que no pude comerme los labios de mi estudiante estrella.
Me acomodo en una mesa de esas que hay en este establecimiento. Observo mi celular y veo que Leyla me llama, lo tomo de inmediato.
—Hola, profesor.
Escucho su voz pícara.
—H-hola, Leyla. ¿Leíste mi mensaje?
—Sí, claro, es por eso que lo llamo, venga a la mesa de enfrente suyo en el restaurante a almorzar conmigo.
Miro al frente y efectivamente, ella está frente a mí, por lo que, yo decido acercarme con una sonrisa, al menos me está tomando un poco de confianza.
—Hola, Leyla, me alegra verte de nuevo.
—No más que a mí, profesor.
Vaya, está siendo coqueta conmigo, creo que se le va a aplicar su técnica a la inversa.
—Tenía mucho más deseo de verte de nuevo, disculpa porque te tuviste que ir hace un rato, sin embargo, debiste quedarte para presentarte a mis mejores amigos que, como les hablé bien de ti, se quedaron con las ganas de conocerte.
—Será en otra ocasión, no se preocupe, no me molesté, solo quise darles su espacio.
—O quizá evadiste otra cosa.
Sus mejillas se sonrojan cuando digo eso, es como si se hubiese puesto a recordar lo que pasó.
—No, no evadí nada, no es mi tipo evitar las cosas.
—Eso es mucho mejor saberlo, así te conoceré mejor.
Miramos el menú y comenzamos a ordenar, esto es mejor de lo que pensé.
—¿Y qué buscas por aquí?, creí que cuando salieras te irías a casa.
—Pues, me paré a comprar más materiales de pintura y otros de arquitectura, para la clase, así que vi la hora, me dio hambre y me detuve a almorzar, ya que las horas se me fueron con usted.
—Entiendo, yo tampoco me doy cuenta cuanto tiempo se me fue contigo.
Supongo que ella comienza a entender que me encanta pasarla a su lado, sin duda es lo mejor que he vivido en estos últimos días.
—Gracias, es un lindo gesto de su parte, señor Halil.
—Solo Halil, solo te llevo unos seis años, casi siete realmente.
—Es más por respeto.
—Considérame algo más que eso, Leyla.
—¿Cómo qué?
—Eso está a tu consideración.
Se sonroja, ella es excelente y como que va comprendiendo mejor el asunto.
Quisiera solo besarte y bailarte como yo sé... pero como dije, eso está a tu consideración.
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