Amor inocente

Sentimientos confesados

Bakugo caminaba rápido, tenía prisa de encontrarse con Kirishima pero a la vez el miedo lo carcomía por dentro, así que ahí estaba, caminando hacia la habitación del pelirrojo, con el corazón a mil por hora, los nervios a flor de piel, su cuerpo totalmente tenso y su mirada cada vez más preocupada, no sabía si Kirishima estuviera realmente en su cuarto, no sabía como iba a reaccionar el chico, no sabía qué podía pasar y lo ponía cada vez más nervioso, cada paso que daba aumentaba los pensamientos negativos del rubio, cada latir de su corazón aumentaba las ganas de ver a su querido pelirrojo, cada nerviosa respiración le decía que avanzara y cuando más se acercaba más era su necesidad de salir corriendo.

Al momento de salir del elevador no le importó nada, sabía que si no corría en algún punto se rendiría, en ese momento el único pensamiento que recurría por su cabeza no era el recuperarlo y ni siquiera el disculparse, lo único que quería era verlo, sólo eso, ni si quiera el mismo rubio sabía porqué, pero dios que lo necesitaba tanto.

Al llegar a la puerta se detuvo unos segundos, se quedó pensando que, aún si no lo recuperaba como amigo, sólo quería disculparse, no era necesario que terminaran en buenos términos, sólo quería intentar arreglar el error que haya cometido y darle paz su amigo, aún sin importar que ya no vuelva a ver su hermosa sonrisa afilada, y sus ojos grandes y rojos, aún si ya nunca vuelve a compartir esos momentos hermosos y perfectos, sólo importaba la felicidad del pelirrojo.

Las lágrimas salían constantemente de sus ojos mientras que con una mano temblorosa tocaba la puerta del pelirrojo, quedó esperando uno... dos... tres segundos.

y no había respuesta de su amigo.

Bakugo sintió alivio al que Kirishima no saliera, estaría mintiendo si dijera que no quiere empeorar las cosas más de lo que ya están además de que dar ese paso le estaba causando mucho terror, ''soy un completo cobarde'' pensó.

Se dirigió a su habitación a esperar a que el pelirrojo llegara, era lo más prudente que podía hacer en esos instantes, se acostó en su cama desganado y se hizo bolita mientras abrazaba una almohada intentado adivinar en dónde podría estar, habían muchas posibilidades.

_ *-* MIENTRAS TANTO CON KIRISHIMA *-* _

Kirishima emprendió caminata hacia el cuarto de Bakugo mientras se planteaba escenarios distintos de cómo reaccionaría el rubio, la verdad no tenía ninguna idea sobre qué decir o cómo empezar, de lo único que estaba seguro era de que tenía que disculparse sí o sí.

Llegó a la habitación del rubio y se detuvo, quería averiguar si el chico se encontraba ahí, aunque en realidad eso sonaba muy estúpido, si realmente quería averiguarlo era tan fácil como tocar la puerta, y justamente al pelirrojo le aterraba eso, el tocar la puerta, dar un paso y decidirlo todo, dejar de ser un cobarde de una vez por todas y entrar a la habitación con la cabeza en alto.

Tocó la puerta con todo el temor del miedo y esperó a que el rubio abriera, el temor se fue cuando sus ojos se conectaron esos orbes que tanto adoraba, pero en lugar de sentirse feliz de verlos sintió una preocupación inmensa al verlo, en lugar de sentir calor en su pecho sintió una daga en su corazón, una daga enterrada a profundidad, esos lindos ojos llenos de seguridad y determinación estaban llenos de tristeza y fatiga.

Kirishima quiso convencerse de que eso que estaba viendo era una pequeña alucinación suya pero a pesar de que Bakugo intentaba tener la misma expresión estoica de siempre se lograba ver a través de su rostro que momentos atrás había llorado.

-Puedo pasar? -Eijiro había hablado de lo más normal a pesar de no saber exactamente que decir o cómo reaccionar, entró al momento que Bakugo se hizo a un lado.