Capítulo 9 (parte 2)

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Él abrió los ojos y luego los bajó ligeramente
antes de hablar con esa suavidad que hacía que
todo el cuerpo de Liss se pusiera alerta.

-A ti también, princesa.

De pronto todo cambió. Ella se olvidó de la
fiesta, del trabajo y sólo pudo pensar en lo que
estaba sucediendo en ese momento..., en él y en ella misma.

-¿Cómo vas a enfrentarte a este desafío?

-¿Te refieres a ti?

Lis asintió ligeramente. Estaba prácticamente paralizada por la intensidad del momento, por
la fuerza de su presencia; cerca pero no lo suficiente. Estaba harta de esa distancia.

-Como me gusta enfrentarme a todos los desafíos -por fin acabó con la distancia. Él volvió a ponerle las manos sobre los hombros, pero de un modo muy distinto-. Controlando la situación.

-No creo que vayas a poder controlarla -respondió ella, invitándolo, desafiándolo.

-¿Quién va a hacerlo entonces?

-Nadie -susurró ella.

Emoción. Reconocimiento. Impaciencia.

Y, a juzgar por la expresión de su rostro, él
también lo sentía.

-Así estaremos iguales -comenzó a recorrer
su clavícula con los dedos-. Pero sigue habiendo un problema.

-¿De qué se trata? -Liss no quería más retrasos. No quería más conversación.

Sólo quería acción.

En los labios de James apareció una sonrisa
pícara.

-Aún no hemos decidido quién va estar por
encima.

Liss sonrió del mismo modo.

-La princesa siempre está por encima.

-¿Ah, sí? Si quieres podemos empezar así y
ya veremos qué pasa luego.

En el momento en que se imaginó desnuda
encima de James, la realidad la golpeó en la cara. Lo más probable era que aquella aventura acabara en desastre. Claro que su trabajo ya era un desastre de todos modos, así que mejor vivir la experiencia con la que llevaba soñando y deseando más que nada en el mundo más de tres semanas. Seguramente sólo sería una noche. Él no quería nada más.

¿Por qué no ser un poco egoísta, como todo el
mundo pensaba que era, y pensar en lo que «ella» quería? Lo que quería era estar con él. Lo deseaba con todas sus tuerzas.

Y él lo sabía. No había más que ver la seguridad con la que la acariciaba. No le pedía permiso porque sabía que no necesitaba hacerlo. Ya había empezado. Le rozó la mejilla con los labios suavemente antes de que Liss hiciera un ligero movimiento para que sus bocas se encontraran por fin.

La besó como sólo él sabía y Liss respondió a
su beso del mismo modo. Quería hacerlo arderde deseo, como ardía ella... completamente fuera de control. Tan fuera de control que ni siquiera había podido seguir sujetando la copa y se le cayó de entre los dedos.

No podía pensar en nada, sólo sentir el tacto
de sus labios, el movimiento de su lengua, que
buscaba una respuesta que ella estuvo encantada de darle.

Levantó las manos para acariciarle la espalda y
apretarlo contra sí. El enterró una mano en su cabello mientras con la otra la estrechaba con fuerza, dejándola que sintiera su erección. Liss tenía los ojos cerrados y no los abrió cuando James comenzó a andar, pues sabía que la llevaba al dormitorio... a la cama. Estaba tan excitada que lo habría hecho allí mismo, en el suelo, sobre la mesa... no le importaba dónde, sólo quería.

La princesa y su jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora