Capítulo 2 (parte 2)

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James sabía que no debería haber hecho ese comentario sobre su comportamiento en la cama. Había estado completamente fuera de lugar. Precisamente por haber cometido la tontería de hacer tal comentario, sentía que le debía una oportunidad. Aunque lo cierto era que no se arrepentía de haberlo dicho; la expresión del rostro de Elissa había hecho que mereciera la pena. Se había quedado helada durante unos segundos, pero luego... luego había sentido la misma atracción que él llevaba sintiendo todo el día.

Después de encontrarla recostada en la silla, con los pies descalzos y mostrando aquel cuerpo perfecto.., qué otra cosa iba aparecer en su mente sino la imagen de Liss tumbada en la cama, sus largas piernas desnudas y el rostro sonrojado, pero de deliciosa satisfacción?

Aquella fantasía había hecho que se viera invadido y atormentado por el deseo. Cómo sería en la cama aquella elegante y sofisticada princesa? Qué aspecto tendría, qué ruidos haría en el momento en que sucumbiera a la sensación? James se moría de curiosidad por saberlo y se había dejado llevar por la necesidad de comprobar que ella sentía el mismo deseo, aunque sólo fuera durante un instante. Pero ella no lo había seguido, no había respondido a su desafío. De hecho parecía no fiarse de él, lo cual era interesante. Por qué? A juzgar por lo que había visto en los periódicos, estaba acostumbrada a coquetear con unos y con otros. Por qué no lo hacía también con él?

No debería importarle. No debería interesarle. No debería perder el tiempo pensando en una mujer que sin duda era tan cambiante como un día de otoño.

Era evidente que no estaba muy contenta, pensó James entonces. Seguramente le daba rabia tener que trabajar por primera vez en su vida.

Bueno, todo aquello había hecho que él se retrasara por lo menos media hora, y tenía que acabar pronto para poder asistir a la inauguración de
un nuevo bar.

Liss salió justo a su hora, como de costumbre, pero James se alegró de que se hubiera ido porque así podría concentrarse en el trabajo y dejar de pensar en ella... y de sentirla. Era una estupidez, especialmente sabiendo que era una mujer poco constante, poco fiable y poco Sincera. El tipo de mujer al que había jurado no acercarse...nunca mas.

Con una novia infiel y aficionada a las fiestas le bastaba. Las heridas aún estaban frescas y la relación disfuncional de sus padres no hacía sino agravar su dolor. Sólo con verlos se reafirmaba en su creencia de que no monogamia no era posible a largo plazo. Quizá durante un tiempo... un tiempo muy corto.

Debía recordar que Liss era su empleada y además era la sensación del momento en la ciudad. Lo más aconsejable era alejarse de ella inmediatamente.

Pero por supuesto allí estaba, en la fiesta de inauguración del bar. La vio nada más entrar, era difícil no fijarse en aquel impresionante vestido negro que se ajustaba a su cuerpo como un guante, marcando sutilmente todas sus curvas hasta abrirse en una falda con aberturas que dejaban entrever sus piernas. El pelo le caía libremente
por la espalda y, una vez más, James sintió el deseo de sumergir los dedos en su melena y sentir su suavidad.

Aun estaba mirándola cuando ella lo vio. Levanto la cabeza, riéndose de lo que acababa de decirle uno de sus admiradores y entonces las miradas de ambos se encontraron de lleno. Dejó de reírse, pero siguió sonriendo y algo cambió en sus ojos. James se dirigió hacia ella, sonriendo también al tiempo que saludaba a los conocidos, pero sin apenas apartar la vista de Elissa, que se separó del grupo con el que estaba cuando él se
acercó. James sonrió para sí, pues sabía que ese movimiento denotaba cierta relación entre ellos ... Claro, era su jefe, pero eso quería decir que los unía algo más que aquella fiesta. Prefirió no pararse a analizar por qué eso le gustaba y se limitó a disfrutar de la sensación.

-No me dijiste que ibas a venir -dijo él, pensando que podría haberla llevado.

-Creo que sólo tengo que informarle de lo que hago en mis horas de trabajo, ¿ no es así? -respondió ella con aparente calma-. Me sorprende verlo aquí, pensé que estaba muy ocupado.

James sonrió. Parecía que seguía molesta por el comentario de esa tarde, pero en lugar de prestar atención a sus palabras, le miró los pies y se preguntó cómo podía sostenerse sobre semejantes tacones.

-¿No eres ya lo bastante alta? -le preguntó.

Una sonrisa que no le había visto nunca antes curvó los labios de Elissa y le iluminó los ojos, unos ojos tan profundos que daban ganas de sumergirse en ellos.

Ella dio un paso al frente, con lo que la distancia que los separaba ya no era la lógica entre dos compañeros de trabajo, sino más bien entre dos personas con una relación personal. Todo el cuerpo de James se había puesto alerta en cuanto la había Visto y ahora estaba completamente alterado. Reclamaba mas proximidad.., mucha más.

Vio que su estatura aumentaba unos milímetros más al ponerse de puntillas. Ella inclinó la cabeza hacia un lado y en su rostro apareció una
expresión traviesa, una promesa de verdadero placer.

James se dio cuenta de que estaba a punto de besarlo. Tenía los labios entreabiertos y muy cerca de los suyos. Le vio los dientes y la punta de
la lengua. Pero ella no llegó a rozarle la boca. El corazón estaba a punto de escapársele del pecho. El sentido común desapareció y se impuso el instinto. Y justo cuando se inclinó para salvar la pequeña distancia que separaba sus bocas, ella se echó hacia atrás.

-Parece que no -dijo ella arrastrando las palabras.

¿Parecía que no qué? Ah, que no era lo bastante alta.

«Maldita sea».

La vio esbozar una sonrisa de indiferencia, pero en sus ojos había satisfacción porque se sabía triunfadora. Claro que también pudo adivinar en su rostro la sombra del deseo, una sombra casi invisible que, sin embargo, él alcanzó a ver antes de que ella apartara la mirada. Había deseado besarlo tanto como el.

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Mood: con ganas de salir ¿y ustedes?

PD: Saludos y besos😘😘😘

La princesa y su jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora