Capítulo 13

3.7K 458 483
                                    

“Quizás era esto lo que nos faltaba para afianzar todavía más los lazos” me sorprendo a mí mismo pensando eso y me obligo a sacudir la cabeza para lanzarlos lejos. Giro mi rostro sólo para encontrar a Frank dormitando con la cabeza contra el cristal y no puedo evitar sonreír ante la imagen. Frank es el hijo perfecto, y realmente me encantaría haber sido yo el encargado de criarlo, pero no nos tocó que fuera así y… estoy bien con eso. Estoy bien con todo, excepto con el motivo de este viaje.

Siento mis manos escocer contra el volante ante la enorme necesidad de golpearle el rostro a ese cerdo, la sola idea de saber que le hizo daño a mí hijo, sangre de mi sangre y único recuerdo en vida de quien fuera mi mejor amiga en todo el maldito mundo… me hace querer vomitar. Me enferma, y es todavía más enfermante el hilo de mis pensamientos.

¿Qué pasaría si hubiesen sido mis manos las que tocaron su cuerpo con lujuria? ¿Qué pasaría si el producto de sus pesadillas fuera mi cuerpo? ¿Qué pasaría si en lugar de ese hombre hubiese sido yo el abusador de Frank?

¿Estaría él tan psicológicamente herido? ¿Le… gustaría?

— Basta.

Me digo a mí mismo, parpadeando pesadamente y obligatoriamente me orillo en el camino. De la guantera saco una caja de cigarrillos y con el encendedor residente en mi bolsillo lo enciendo, afirmado a un lado de mi auto, con el bosque rodeando la carretera y a nosotros mismos, como una boca gigantesca.

Mis pensamientos viajan por los escasos recuerdos que tengo junto a Frank, jamás ha demostrado algo que no sea gratitud y cariño fraternal, Frank me quiere… pero de una forma sana, una forma correcta. Frank me quiere más de lo que merezco, después de todo fui un padre ausente y sólo ahora llego a su vida, y ya tengo su cariño incondicional.

Así como también tengo pensamientos impuros hacia él.

Es mi hijo, por el amor de Dios.

La última calada del cigarrillo antes de lanzarlo al suelo me hace lagrimear por culpa del humo, dejó ir un abatido suspiro y regreso al vehículo. Según el GPS faltan tres horas para llegar a Camden, y siendo las cinco con algunos minutos decido que en el siguiente pueblo por el que pasemos, nos bajaremos a comer algo.

 Mientras conduzco en silencio miro una vez más a Frank, ahora con la cabeza mucho más despejada. Él duerme tranquilo, a diferencia de anoche cuando… sufría entre sueños. Y el solo recuerdo me hace estremecer nuevamente. Frank, ¿Cómo es que alguien pequeño puede albergar tanto dolor por sí solo?

Cuando unas vagas casas comienzan a aparecer a ambos lados de la carretera descubro que estamos llegando a una ciudad pequeña, las casas empiezan a aparecer en grupos cada vez más grandes hasta que es evidente que estoy recorriendo la calle principal de un poblado. Mi mano viaja al hombro de Frank y con especial cuidado empiezo a sacudirlo para traerlo de regreso al mundo real.

— Frank… despierta —murmuro en voz suficientemente  fuerte, todo el tiempo con la vista puesta en la calle frente a mí—. Vamos… es hora de comer.

Perezosamente empezó a removerse sobre sí mismo, una de sus manos viajó a tallar su ojo y un largo bostezo escapó de sus labios antes de que por fin se alzara para sentarse correctamente, mirando de forma idiota el paisaje que nos rodeaba. La interrogante se clavó en su rostro, yo sonreí.

— No sé dónde demonios estamos, pero tengo hambre —digo, soltando una mano del volante para desordenar mi cabello y cuando la enorme ‘M’ de un McDonald aparece ante mis ojos me dirijo por una calle lateral hacia la misma.

— ¿Me comprarás un happy meal? —pregunta Frank en cuanto descubre hacia donde nos dirigimos y no puedo evitar reír, meneando la cabeza como si estuviera pensando en la idea— A veces siento que me miras como a un niño.

our blood • frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora