Capítulo 21

2.9K 431 259
                                    

Siento mi propia respiración volverse superficial, como si quisiera esconderla, y en cierto modo es así. Con el costado de mi rostro pegado a su puerta intento captar movimiento o algún sonido al interior de su habitación, pero sólo sus sollozos llegan a mí. Haciéndome sentir doblemente mal conmigo mismo. Las palabras anteriores regresan con la misma prisa a mi mente, y esta vez no tengo un amortiguador para recibirlas. Siento mis ojos escocer, mi pecho doler y unas ganas intensas de golpearme a mí mismo por imbécil.

Pero no lo hago.

En lugar de golpearme hago algo todavía más tonto y arriesgado.

Mi mano gira el pomo con enorme lentitud, intentando pasar desapercibido. Y cuando termino con eso empiezo a empujar la puerta. Dentro todo está quieto, y sus sollozos llegan a mí con más fuerza esta vez. Él parece no advertir mi presencia en lo absoluto. Boca abajo sobre la cama, abrazando una almohada que probablemente está ahogando sus sollozos. Soy un ser horrible. Lo he hecho llorar.

Un suspiro escapa de mis labios y todavía en mi intento de pasar inadvertido tomo asiento a su lado en la cama. Llevo una mano a acariciar su cabello y su cuerpo se tensa sobre la cama. Lo escucho sorber, pero no dice nada. Se remueve sobre la cama, pero no está echándome de ahí.

Así que abro la boca.

— Yo... lo lamento, Frank.

Boto sonoramente el aliento que he estado conteniendo y espero en silencio unos minutos. Pero al no recibir respuesta verbal decido intentar con una frase más atrevida.

— Simplemente me preocupo demasiado por ti... cuando ese tema sale a colación no puedo evitar pensar en las horribles cosas que te hizo Chad y... no quiero que nadie te haga daño, Frank. Y sé que estás creciendo y que pronto te irás de mi lado y tengo miedo porque te he tenido tan poco conmigo y... sé que tienes que madurar, pero ante mis ojos eres... eres tan preciado para mí Frank y... eres lo único que tengo...

Lo escucho sorber una vez más, pero en lugar de seguir fingiendo que yo no estoy aquí decide girarse y alzar el rostro. Bingo. Una de sus manos frota sus ojos enrojecidos y veo su bonita nariz teñida de aquel sonrojo producto del llanto. Es una imagen tan conmovedora y a la vez adorable que tardo un poco en despegar la mirada de él.

— ¿Qué hay de Jared?

Muerdo mis labios para no sonreír, porque por el tono de su voz y el gesto en su rostro... son celos lo que experimentó al verme con él, pero ¿Qué tipo de celos?

— Jared no significa nada, Frank —sonrío, pero no es suficiente para él así que decido añadir— ¿Quieres saber por qué vino?

— Quiero saber por qué tuvieron sexo.

— Estaba ebrio, y era mi cumpleaños —murmuro, empujándole a un costado para poder acostarme de espaldas sobre su cama. En parte es por comodidad, y en parte porque no quiero verle la cara al decir todo esto—. Yo... él llegó en el momento ideal, ¿Sabes? Para mí no es fácil ver cómo te besuqueas con ese niño a cada rato y entonces llegó Jared y yo me sentía solo y... pasó. No estoy orgulloso de eso, pero pasó. De todos modos antes de irse me dejó en claro que entre él y yo ya no hay nada. Digamos que usó esa noche conmigo para desenmarañar el nudo de sentimientos en su corazón.

— ¿Eso quiere decir que ya no me odia porque te robé? —pregunta Frank, no estoy mirando su rostro, pero puedo advertir una sonrisa en sus rosados labios.

— Supongo que si tú no lo odias él no te odiará a ti.

— Yo no lo odio... sólo me cae mal. Es un idiota y lo sabes.

— Tu novio es un idiota, eso también lo sabes.

— ¿Por qué lo dices?

— Porque es un niño y es un tonto y... no te merece. Nadie te merece... nadie es lo suficientemente bueno para ti. Eres mi hijo, Frank. Sé lo que vales y es muchísimo.

our blood • frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora